Los abusos de Harvey Weinstein que desataron el #MeToo en Estados Unidos, la violación grupal de La Manada que dio luz al “hermana, yo sí te creo” en España o la agresión sexual de Juan Darthés contra Thelma Fardin que masificó el hashtag #MiráCómoNosPonemos en Argentina son fenómenos emblemáticos en tanto, gracias al impulso de los feminismos, sacaron del clóset la violencia sexual que vivimos las mujeres a diario, alentaron denuncias, expusieron los sesgos patriarcales de los sistemas de justicia e inspiraron otros movimientos en distintas partes del mundo. Todo indica que, de ahora en más, a esa lista se sumará el caso Pélicot, que está haciendo tambalear varios cimientos en Francia.
El sábado miles de personas se movilizaron en distintas ciudades francesas para denunciar las violencias sexuales y mostrar su apoyo a Gisèle, la mujer que durante nueve años fue drogada y violada por su esposo, Dominique Pélicot, quien a la vez la sometía a los abusos sexuales de otros hombres a los que él contactaba por internet. La investigación llevada adelante por las autoridades desde 2020 logró diferenciar a 83 abusadores, aunque sólo se pudo identificar a 51, incluido el marido, que son los que están imputados y enfrentan desde el 2 de setiembre el mayor juicio por sumisión química en la historia del país.
La idea de manifestarse surgió de manera espontánea en redes sociales y a medida que fue ganando visibilidad sumó el respaldo de #NousToutes y la Fondation des Femmes, dos de las principales organizaciones feministas francesas, que terminaron de cerrar la convocatoria. La consigna que lideró las marchas –que se organizaron en ciudades como Marsella, Rennes, Bordeaux, Estrasburgo y París– fue “la vergüenza debe cambiar de bando”, la frase que pronunció la propia Gisèle al pedir que el juicio sea público para que se conozcan los nombres y las caras de sus violadores.
“Nuestros cuerpos no son objetos”, “hartas de las violaciones”, “no todos los hombres, pero siempre un hombre”, “dormir no es consentir”, “todas somos Gisèle” y “nosotras te creemos” fueron otras de las consignas que se veían en las pancartas en alto.
En París, unas 3.500 personas se concentraron en la Plaza de la República, según consignó Le Monde. Allí, Anne-Cécile Mailfert, presidenta de la Fondation des Femmes, insistió en el reclamo de las organizaciones feministas por una “ley integral contra la violencia machista y sexual” en Francia que, según dijo, incluiría “95 medidas”, entre las que destacó la “investigación sistemática de los involucrados una vez presentada la denuncia” y la “capacitación a los jueces de los juzgados penales departamentales”. “Una ley integral contra la cultura de la violación. Una ley integral para finalmente tomar en serio a todas las víctimas”, decía el colectivo en un comunicado difundido el viernes.
Este lunes, antes de ingresar al juzgado de Aviñón, donde se desarrolla el juicio, Gisèle agradeció todas las muestras de respaldo que recibió “desde el principio de esta terrible experiencia” y especialmente a quienes “se tomaron la molestia” de salir a las calles el sábado. “Gracias a ustedes tengo la fuerza para librar esta batalla hasta el final”, dijo la mujer en una breve declaración a la prensa, antes de dirigirse en particular a las mujeres y hombres que han sufrido o sufren violencia sexual para decirles: “Miren a su alrededor; no están solas”.
Un juicio inédito que ya empezó con trabas
En el banquillo hay 51 hombres de entre 26 y 74 años acusados de violación (49), tentativa de violación (1) y agresión sexual (1); la mayoría declaró la semana pasada. El principal responsable, Dominique Pélicot, de 71 años, tenía que testificar el jueves pasado, pero su defensa pidió al tribunal que lo excusara por problemas de salud. El viernes se supo que había sido hospitalizado y se esperaba que se presentara ante la Justicia este lunes, pero tampoco asistió, por lo que la audiencia se pospuso para el martes.
En la mañana de este lunes, el presidente de la Corte dijo que en un examen médico que se le realizó el domingo se le encontraron “cálculos en el riñón”, “cálculos en la vejiga”, “infección renal” y un “problema de próstata”. También anunció que en estas horas ordenó un peritaje médico-legal bajo la supervisión de dos médicos designados por él, para comprobar que no se trata de una simulación por parte de Pélicot, informó Le Monde.
El magistrado había dicho la semana pasada que la suspensión se puede prolongar por “uno, dos o tres días”, pero que si el imputado está “permanentemente no disponible”, el proceso podría ser “desestimado” hasta nuevo aviso.