El domingo en la mañana trascendió que la Justicia argentina buscaba al uruguayo Pablo Laurta por haber secuestrado a su hijo de 5 años después de presuntamente asesinar a su expareja, Luna Giardina, y a su exsuegra, Mariel Zamudio, en Córdoba. Las autoridades advirtieron que existía la posibilidad de que se fugara a Uruguay y organizaciones, medios y periodistas de nuestro país rápidamente se sumaron a la campaña para difundir información que pudiera ayudar a encontrarlos. En un contexto en el que las heridas de la violencia vicaria están en carne viva de este lado del charco, un mes después de los infanticidios de Francisco y Alfonsina Morosini a manos de su padre, la noticia activó el engranaje de las redes sociales para intentar evitar que ese niño corriera el mismo destino.

Mientras, en Argentina, se activó la Alerta Sofía –medida de emergencia ante casos de niños, niñas o adolescentes desaparecidos que puedan encontrarse en grave peligro– e Interpol emitió un pedido de captura. A media tarde, Laurta fue detenido mientras intentaba huir a Uruguay y fue imputado por doble homicidio agravado por violencia de género (femicidio) y por uso de arma de fuego. El niño fue encontrado junto a él en buen estado de salud, al menos física, según confirmó la Fiscalía de Instrucción de Violencia de Familia de Córdoba.

Medios argentinos informaron que Giardina había denunciado a Laurta por violencia de género y que, de hecho, la mujer había escapado de Uruguay con su hijo hace casi tres años porque él había intentado ahorcarla. Debido a ese episodio, ella tenía un botón antipánico que no logró activar al momento del ataque porque la orden de restricción había expirado el día antes, según consignó el periódico La Nación.

Lo cierto es que acá, en Uruguay, el nombre no es desconocido: Laurta es el fundador y administrador de la cuenta Varones Unidos, un grupo que desde hace varios años difunde contenido antifeminista y misógino, y que en el último tiempo se ha dedicado particularmente a promover el relato de que existe un supuesto “fenómeno” de denuncias falsas por violencia de género.

El doble femicidio en Córdoba es paradigmático porque, de alguna forma, viene a confirmar de la manera más brutal lo que las feministas vienen denunciando y alertando desde hace años: que los discursos de odio que promueven estos grupos a nivel simbólico legitiman violencias reales, con efectos concretos. Narrativas como las de denuncias falsas no sólo buscan fomentar el odio hacia las mujeres y desestimular que denuncien situaciones de violencia de género, sino que alientan el ejercicio de la violencia (psicológica, física, vicaria, sexual y, sí, también femicida).

Señales: la postura ante el caso Morosini

Varones Unidos había sido el foco de críticas en redes sociales hace poco más de un mes, por una serie de publicaciones que justificaban el accionar de Andrés Morosini. El tuit más cuestionado fue el publicado el 4 de setiembre a las 20.39, cuando Morosini ya había secuestrado a sus dos hijos y todavía estaban desaparecidos, que decía: “Nuestra posición con respecto al caso Morosini es que está en todo su derecho de llevarse a sus hijos y a su mujer a donde le venga la gana. Ese es el significado de la patria potestad”. Más tarde el mensaje fue eliminado, pero quedó en decenas de capturas de pantalla de usuarios y usuarias que lo repudiaron.

Cuando se conoció que el hombre asesinó a los niños y se suicidó, Laurta escribió en la misma red social: “Si hubiera podido llevarse a sus hijos libremente como todo papá debería, no hubiera terminado como terminó esa trágica historia. A esos chicos y a su papá los mató la judicialización sistemática de las familias, que es para controlarlas, no para proteger, como ves, a nadie”. En otro posteo, volvió a justificar: “Hay que considerar también que el hombre estaba atravesando una situación extrema que lo ponía en un riesgo real de perder a sus hijos. La desesperación de una situación así desequilibra a cualquiera. La judicialización familiar es tortura psicológica y terrorismo de Estado”.

Estos tuits seguían publicados hasta este lunes, cuando la cuenta de Varones Unidos apareció como inhabilitada por “violar las políticas de perfiles de odio de X”.

La postura de Laurta estaba a la vista, pero, además, el tuit que tenía fijado en su perfil (fechado el 3 de setiembre) confirmaba que hablaba no sólo en nombre de otros varones denunciados por violencia, sino desde su propia experiencia personal: allí compartía un artículo publicado en la página web de Varones Unidos que exponía todo su caso. El extenso texto asegura que la denuncia contra Laurta es falsa y acusa al sistema judicial “feminista” de Córdoba de “legitimar el secuestro extorsivo de su hijo en abierta complicidad con las sustractoras”, en referencia a la expareja y la exsuegra, ahora asesinadas.

Varones Unidos: desinformación, lobby y visibilidad mediática

Varones Unidos nació en 2015, cuando en distintas partes del mundo empezaban a avanzar sectores ultraderechistas, conservadores y explícitamente antifeministas unidos por un enemigo común, la “ideología de género”, ese término que inventaron para aglutinar los derechos conquistados por los movimientos feministas y LGBTI+. Con aliados estratégicos en ámbitos religiosos, empresariales y parlamentarios, son grupos que promueven discursos que no sólo atacan el aborto, la educación sexual integral o la diversidad sexual –con una especial saña contra las personas trans–, sino que además niegan la existencia de la violencia basada en género. Y lo hacen a través de una minuciosa y sistemática tarea de desinformación.

En los últimos años, estos “grupos de varones” o “grupos de papás” son los que han impulsado y promovido el relato de que hay un aumento de las denuncias falsas por violencia de género, pese a que no existe ningún dato que respalde esa afirmación. En Uruguay, este discurso ha ido de la mano de iniciativas que buscan modificar o derogar la Ley 19.580.

De hecho, una investigación periodística que publicamos en la diaria en junio de este año constató que existen al menos seis grupos que promueven desinformación sobre las denuncias falsas por violencia de género en nuestro país y que uno de ellos es Varones Unidos, junto con Todo por Nuestros Hijos (2012), Stop Abuso Uruguay (2016), Familias Unidas por Nuestros Niños (2019), Damnificados Ley de Género (2019) y Colectivo Papás Presentes (2020). En el corazón de la desinformación está la tergiversación sobre el alcance de la Ley 19.580 de violencia basada en género.

A mediados de este año, un estudio de la Universidad Claeh concluyó que las denuncias falsas son “insignificantes” en el universo de las denuncias por violencia de género. Pero la investigación de la diaria reveló, mediante una encuesta de la Usina de Percepción Ciudadana, que el relato caló en la opinión pública (más de la mitad de la población consideró que existen denuncias falsas por violencia de género y que son “bastantes” o “la mayoría”).

Por otra parte, Varones Unidos fue una de las organizaciones que comparecieron en el Parlamento para argumentar a favor de la ley de corresponsabilidad en la crianza o de tenencia compartida, que se aprobó en 2023 pese a las advertencias de múltiples organismos internacionales, organizaciones sociales, activistas y referentes de la academia sobre los impactos que podrían tener algunos de sus artículos en las infancias. La alerta recae sobre todo en el artículo 4, que habilita a los jueces a mantener el régimen de tenencia compartida y las visitas aun cuando existan medidas cautelares contra un progenitor. En defensa de este proyecto asistieron otros dos representantes del colectivo, el 18 de mayo de 2021, según quedó registrado en la versión taquigráfica.

El Frente Amplio incluye en sus bases programáticas la “revisión” de esta ley, y la posibilidad de derogarla sobrevoló el debate público en las últimas semanas, especialmente a raíz del caso Morosini. Especialistas, académicas, activistas y organizaciones piden su derogación durante esta legislatura, en el entendido de que vulnera los derechos de las infancias y es un terreno fértil para la violencia vicaria.

No fue la única vez que Varones Unidos pisó la sede del Poder Legislativo. El 16 abril de 2018, junto con la organización A Mis Hijos no los Tocan, el colectivo organizó la charla “Familia, género e ideologías actuales”, que tuvo lugar en una sala del edificio anexo del Palacio Legislativo. En aquel entonces, distintas organizaciones feministas y LGBTI+ denunciaron en un comunicado que las instalaciones del Parlamento fueran utilizadas para divulgar contenido “machista”, que atenta contra los derechos de las disidencias y contra la “laicidad del Estado”. El pedido del lugar había sido hecho por el entonces diputado del Partido Nacional (PN) Gerardo Amarilla.

Una semana antes, el 10 de abril, el Parlamento también alojó la presentación de El libro negro de la nueva izquierda: ideología de género o subversión cultural, de los argentinos Agustín Laje y Nicolás Márquez, de nuevo organizado por Varones Unidos y A Mis Hijos no los Tocan. Esta vez, el pedido para usar el lugar lo hizo el exdiputado del PN Rodrigo Goñi, que había hecho la solicitud para una “conferencia internacional sobre paternidad responsable”. En estas horas, luego de conocerse el doble femicidio en Argentina, se difundió un video del evento en el que Laurta se identifica como integrante de Varones Unidos y la presenta como una organización que busca “generar más conciencia sobre la vulneración de los derechos humanos de la población masculina”.

El 8 de diciembre de 2017, Varones Unidos realizó otra actividad en el Palacio Legislativo, que fue promocionada “en el marco de la Audiencia Pública de Derechos Humanos del Parlamento del Mercosur”, bajo el nombre “El derecho a la vida de los hombres y la desechabilidad masculina”, según consignan en su sitio web.

Más cerca en el tiempo, el 28 de abril de 2022, Laurta participó como representante de Varones Unidos en una ponencia titulada “Informatización y democracia. Desafíos a los derechos y libertades informativas”, organizada por la entonces diputada de Cabildo Abierto Elsa Capillera, en el Palacio Legislativo, y en la que, entre otros, también expuso el escritor y abogado Hoenir Sarthou.

Sumado al alcance en redes sociales y a las distintas actividades que les dieron visibilidad en el Parlamento, Varones Unidos logró llevar su discurso a distintos medios de prensa, donde muy pocas veces su relato –plagado de inexactitudes– fue contrarrestado con datos.