- Entrevista con Ignacio Couto, del movimiento peñarolense Hinchas con Memoria, que, junto con la organización Gol a la Impunidad, lanzó la campaña para la desafectación del padrón de los socios del Club Atlético Peñarol José Nino Gavazzo y Manuel Cordero, denunciados por innumerable cantidad de crímenes de lesa humanidad en el período dictatorial.
El 7 de abril se dio inicio a la campaña que se titula directamente “Fuera Gavazzo y Cordero del padrón de socios de Peñarol”. Tal como lo recuerda el comunicado que circuló por diferentes medios: “José Nino Gavazzo fue condenado por 28 homicidios especialmente agravados, incluyendo el secuestro y ejecución del maestro Julio Castro, y la tortura y desaparición de Roberto Gomensoro. Manuel Cordero fue condenado en la megacausa del Plan Cóndor y Automotores Orletti, por privación ilegítima de la libertad de 11 detenidos desaparecidos en Argentina, involucrado entre otros delitos, en la desaparición de María Claudia García, nuera embarazada del poeta argentino Juan Gelman y su nieta Macarena Gelman (recuperada), y el secuestro y el asesinato de Alberto Mechoso (cuyo nieto figura en el plantel actual del Club Atlético Peñarol)”. Un detalle para nada menor. Es que la campaña no sólo espera poder plantear institucionalmente la desafección del padrón de socios de los torturadores, sino que también introduce la discusión y la información en cualquier lugar donde los manyas se encuentren y sean como “hermanos”, al decir de Ignacio Couto. Sobre todo en esos rincones adolescentes donde la pertenencia hace mella, con el fútbol, con los colores y con todo lo que hay alrededor.
Garra habló con Couto, vocero de Hinchas con Memoria, quien apuntó que la campaña se erige con el apoyo de Gol a la Impunidad, el mismo grupo que impulsó la destitución de Miguel Zuluaga como jefe de seguridad de la selección uruguaya. Couto remarcó que hay que poner la discusión sobre la mesa en los lugares más recónditos en que haya un hincha de Peñarol. Pero, sobre todo, en aquellos espacios donde habitan el futbolero y la futbolera, donde hay una masa crítica en potencia para mantener viva la memoria.
¿Qué potencial tiene el fútbol para poner estos temas sobre la mesa social?
Es un canal y una vía ideal para la condena social, por la masificación que se puede alcanzar para la lucha de mantener viva la memoria. Hinchas con Memoria es un grupo de muchas personas que pretenden mantener la discusión, que la memoria no se apague. Cuando llegó el comentario de que José Nino Gavazzo y Manuel Cordero aún formaban parte del padrón de socios de Peñarol, fue espontáneo el movimiento de diferentes grupos. Nos empezamos a juntar para fidelizar la información. Así fue que llegamos a Gol a la Impunidad, que nos da el apoyo, como sucedió con el caso de Miguel Zuluaga.
¿Qué tan grande es el mundo Peñarol y cómo cunde en ese mundo este movimiento?
Te superan todas las aristas que hay ahí adentro. Pero hay que pensar y trabajar con toda esa gente que está inmiscuida en el fútbol. Todos esos gurises y gurisas que tienen pertenencia con el fútbol. Directa o indirectamente, siendo hinchas, siendo jugadores, hay una masa. Uruguay es fútbol, hay que laburar con la gente que consume fútbol. Hace un tiempo atrás se generó la movida de Peñarol es Pueblo, cuando los dirigentes salieron a decir que, si tenían que poner las entradas a mil dólares, las ponían. Y las entradas en general para la Copa Libertadores estaban a 1.500 pesos. Se hizo una propuesta formal y se terminaron bajando las entradas. Pero hubo que juntar firmas y gente que fuera hasta el Palacio [Peñarol]. Son cosas que empiezan a surgir porque desde arriba de la pirámide no van a surgir. Después están los cuestionamientos que dicen que “queremos meter a los zurdos para adentro”. Es un hecho político, pero de ahí a hacer política... Lejos de eso estamos.
También es un hecho político no decir nada.
Sí. Nuestra postura, en algunos aspectos, que la de muchos hinchas de Peñarol ‒y capaz por eso es que hay diferentes grupos que se están organizando‒, es popular. El fútbol lo consume el pueblo, aunque lo consuman todos los estratos sociales. Pero la que más va, la que más lo vive, la que más ves en los barrios, es la gente que no tiene 1.500 pesos para pagar una entrada. Entonces, si no surgen de este lado las distintas reivindicaciones sociales, los clubes van a seguir mirando para el costado. Más, Peñarol y Nacional. Ya están instalados, marcada la cancha para un lado. Pasaron tanto tiempo sin pronunciarse que es más fácil, hoy por hoy, hacer silencio y mirar para un costado. Por eso nosotros buscamos una respuesta realmente institucional.
Esa búsqueda también tiene la relevancia de poner en discusión el tema en los distintos escenarios: un mostrador de bar, o unos pibes que se juntan en la esquina.
Podemos entender que ahí ya estamos ganando, que los gurises nos vengan a preguntar “¿quiénes son estos señores?”. Pero sería una señal para la sociedad mucho más contundente que Peñarol institucionalmente hiciera algo. Es la mejor semilla que pueden plantar para que esto no muera. Y todos tenemos menos de 40, somos hijos de, nietos de. Tengo 30 años de socio, me cuesta muchísimo pagar la cuota del club. Estoy deseando llegar a vitalicio. Soy un pelado. Yo no mido el sentimiento en la fidelidad al club. Yo entiendo que cualquier hincha de Peñarol al lado es un hermano. Fuera de toda filosofía futbolera. Y organizarse para este tipo de cosas nos da fuerza. Porque la discusión que venimos a dar está sonando dentro del mundo Peñarol. Y estamos dispuestos a dar la discusión también con esa gente que no está de acuerdo. Acá no hay un lineamiento político, no transamos con nadie, no hay que desviar la atención de lo que es la propuesta: sacarlos, porque son dos genocidas. 28 homicidios tiene Gavazzo, son crímenes de lesa humanidad. A los hinchas de Peñarol los expulsan del padrón de socios por no pagar la cuota dos meses. Y por cometer 28 crímenes dentro de un marco de dictadura ¿no tenemos la voluntad política de decir hoy, ya, los sacamos? Hay un gurí que el día de la garrafa le cayó una funda de Coca en la cabeza y la agarró y se la tomaron con los amigos. Lo expulsaron de Peñarol. Han sacado a gente por prender una bengala. Claro que no está todo dentro de la misma bolsa, pero el criterio es bastante liviano.
¿Qué tipo de asidero han ido encontrando más allá de los lugares donde se pueda dar la discusión?
El apoyo desde el arranque de la campaña de recolección de firmas personales, que corre por cuenta de la campaña Gol a la Impunidad, que es la gente que impulsó la salida de Zuluaga de la selección. El apoyo de Madres y Familiares [de Uruguayos Detenidos Desaparecidos] está siempre. Y mientras se van dando las distintas adhesiones, les vamos a ir dando peso a la campaña. Es necesario que se conozca para que desde afuera, en el marco de la condena social, del repudio, del apoyo de las organizaciones sociales, de otros clubes, de grupos barriales, de colectivos, se genere conciencia. Y desde adentro de Peñarol tenemos pensado reunirnos con las distintas agrupaciones. Empezar a generar conciencia desde adentro. La conciencia de lo que significa e ir más allá de lo que significa la expulsión en sí, que la discusión se dé. Eso contribuye. Incluso encontrarnos con posiciones disímiles nos ayuda a reforzar la posición, que siga vivo, no olvidar qué fue lo que pasó y quiénes fueron estas dos personas.
¿Significa, además, una especie de vergüenza como hincha del fútbol?
El otro día se me ocurría un ejemplo. Es como si los hinchas del Bayern Munich tuvieran a Hitler y a Goebbels en el padrón de socios. Los nazis fueron juzgados internacionalmente, seguidos, y se han tomado determinaciones institucionales, deportivas, estatales. En Argentina se han dado distintos movimientos dentro de los clubes para generar conciencia. Los jugadores salen con una pancarta del Nunca Más. Acá en Uruguay no se han dado señales institucionales como esas. Capaz que una persona que tiene un familiar desaparecido hincha de Peñarol está en la misma cancha con el que directa o indirectamente lo terminó matando. El padrón te pone en la misma condición. En la misma condición de mis primos chicos. Y muchísima gente no se siente identificada con eso. Independientemente de la deportividad, lo que el fútbol significa para la idiosincrasia del Uruguay y el entretejido social que hay con el fútbol, sus valores y demás. Hay algo que tiene que ver con la vida, con el respeto hacia la vida y hacia las libertades de uno. Capaz que Gavazzo y Cordero fueron al estadio y se cruzaron con alguno que terminaron torturando. Si se toma la decisión institucional de sacarlos del padrón, [se demuestra que] realmente no los queríamos gritando el gol con nosotros. Esa es la respuesta que nosotros esperamos de Peñarol. Independientemente de que por la memoria y la defensa de los derechos humanos vamos a seguir trabajando.