Desde que se definió que sería la sede del Mundial de 2022, Qatar comenzó a flexibilizar muchas de sus leyes de inspiración religiosa, sobre todo aquellas relacionadas con la venta de alcohol, la sexualidad y el género. La última de estas muestras de apertura se dio a conocer ayer. Según anunció el gobierno qatarí, aquellos jugadores que se besen durante los festejos de los goles o al entrar o salir de la cancha no serán arrestados en forma inmediata, como indican los protocolos de actuación policial vigentes. “Mediante un decreto especial de Su Majestad Tamim bin Hamad al Thani, las fuerzas del orden deberán esperar a que el árbitro del partido dé el silbatazo final, y recién ahí podrán ingresar a la cancha a arrestar a los infieles”. El decreto también establece que los infractores podrán ser liberados antes de recibir los 100 latigazos de castigo. “No queremos que los jugadores queden inhabilitados para jugar el próximo encuentro. Una vez arrestados, se los procesará y se registrará la cantidad de latigazos que deberán recibir una vez terminado el Mundial, pero mientras tanto podrán volver a su entrenamiento”.

Planes para el futuro: “Si el Mundial de 2022 es tan exitoso como esperamos y si logramos convencer a todas las jugadoras de usar ropa que les cubra todo el cuerpo, quizás haya un Mundial femenino en Qatar”. Gianni Infantino, el Barack Obama de la FIFA.