El avance del narcotráfico en Uruguay parece imparable y muchos creen que dentro de muy poco comenzarán a aparecer en los medios locales noticias similares a las que provienen de otros países latinoamericanos. Pero el proceso de transformación del país en un narcoestado podría encontrar alguna resistencia de parte de los propios cárteles. “Yo, como narcotraficante, tengo la misión de infiltrar los estados de los países al punto de que mi organización termine teniendo más poder que el propio gobierno. Pero en el caso de Uruguay me haría sentir un poco culpable. De alguna manera sería como una especie de abuso, porque debe de haber pocos países en el mundo tan poco preparados para enfrentarnos”, confesó un capo narco en un informe periodístico divulgado ayer. Otro narcotraficante contó: “Yo empecé mi carrera criminal robando gente en la calle. A las personas enfermas o muy viejas que estaban completamente indefensas no les hacíamos nada porque hasta nosotros tenemos códigos. Seguramente a Uruguay lo dejemos en paz por ese mismo motivo”.
La frase: “No queremos ir más allá de dónde estamos. Con que nos sigan entregando pasaportes y permitiendo mandar cocaína desde el puerto estamos conformes”. Narcotraficante con escrúpulos.