“Es como si toda la superficie de la Tierra estuviera creciendo y fuera a llegar a los 4.000 metros de altura”, expresó un dirigente de la Federación Colombiana de Fútbol cuando se le preguntó sobre la ventaja deportiva que puede representar jugar partidos en Barranquilla a media tarde, tal como ocurrirá hoy con Uruguay. En Colombia admiten que los más de 30 grados centígrados, a los que la mayoría de los jugadores del mundo no están acostumbrados, pueden ser un arma para su selección, aunque también advierten que esta situación “se termina en breve”. “Con esto del calentamiento global, dentro de muy poco tiempo todos los jugadores van a estar acostumbrados a jugar con calor extremo. De hecho, vamos a pedirle a la FIFA que, cuando llegue ese momento, nos permita calefaccionar el estadio para poder seguir manteniendo una ventaja”.
La réplica: “Que no se quejen los uruguayos. Nosotros vamos a jugar a esa ciudad fría, gris y deprimente que te deja con el ánimo por el piso ni bien llegás y no nos quejamos”. Colombiano acostumbrado a la vitalidad caribeña.