Como viene ocurriendo desde hace años por estas fechas, defensores de los derechos de los animales cuestionaron el uso de fuegos artificiales en las noches del 24 y 31. Los animalistas denuncian que la pirotecnia representa “una verdadera tortura” para los perros. “Lo peor es que no está solamente el ruido de las explosiones, que ya de por sí les provoca bastante sufrimiento. Hay algo que los estresa y angustia mucho más, y son los alaridos de dolor del tío que se emborracha y se pone a hacerse el canchero con una cañita voladora que le termina estallando en la mano y se la deja hecha un amasijo de huesos, piel, tendones y sangre”, explicó uno de los activistas.

Los animalistas consideran que se debería recurrir a “dispositivos de insonorización”, como, por ejemplo, cascos de moto que amortigüen los gritos desgarradores de los beodos que acaban de perder un par de dedos con una bomba brasilera. “Nosotros entendemos el derecho de los tíos de coquetear con la muerte por lo menos un par de noches al año, pero no es justo que los animales pasen un mal rato por culpa de los instintos autodestructivos que afloran tras la ingesta excesiva de alcohol”, se quejó el activista.

La declaración: “Perdí dos dedos con un volcán, pero no pienso parar. El día que me quede sin dedos en manos y pies, voy a usar el yesquero con mi boca”. Tío alcohólico y suicida.