En el marco de su plan de modernización y adecuación a las nuevas hipótesis de conflicto, la fuerza terrestre decidió apostar a la creación de unidades pequeñas altamente profesionalizadas, similares a los Navy Seal de Estados Unidos. El primer escuadrón de estas características estará conformado por Luis Alberto Heber, Francisco Bustillo, Irene Moreira y el resto de los jerarcas gubernamentales, legisladores o dirigentes que tuvieron que renunciar debido a su participación en escándalos. Según explicaron desde el Ejército, “uno de los principales requisitos para formar parte de un escuadrón de élite es la valentía. Un soldado de un comando especial no puede temer ante nada ni nadie. Y estos jerarcas han demostrado una gran valentía al renunciar, tal como fue oportunamente señalado por el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, el señor presidente Luis Lacalle Pou”. Si bien en el Ejército son conscientes de que estos exjerarcas son personas maduras y sin formación militar previa, también consideran que estas falencias “serán ampliamente compensadas con esa valentía que demostraron al renunciar en medio de un escándalo tan grande que no podían hacer otra cosa”.
Las excepciones: “A Guillermo Maciel no lo vamos a reclutar porque es un tarado y a Pablo Iturralde tampoco porque es un fantasma”. Fuente castrense.