Despertar a la homenajeada con café y medialunas se ha transformado en una verdadera tradición en el Día de la Madre. Pero, según un relevamiento hecho por una consultora, la mayoría de las madres que ayer recibieron este mimo tuvieron que levantar tazas y platos, llevarlos a la cocina y lavarlos. “Estuvo lindísimo. Mi marido y mis dos hijos me trajeron una bandeja con café con leche, medialunas, frutas y yogur. Cuando terminaron de comerse todo lo que me habían traído se levantaron y se fueron a hacer sus cosas. Tuve que levantar todo yo, porque si no, a la noche iba a seguir ahí”, contó una madre.
“Por un lado, y a diferencia de lo que pasa en los restantes cincuenta y un domingos del año, no tuve que preparar el desayuno, lo cual estuvo bueno. Pero por otro lado, cuando preparo el desayuno comemos en la cocina, así que llevar todo a la pileta es una papa. Esta vez tuve que llevarlo desde el dormitorio. La verdad es que no sé si al final me vale la pena”, reflexionó otra madre.
La frase: “Me vino muy bien que me trajeran el desayuno a la cama, porque me tuve que despertar a las seis de la mañana para recordarles que me tenían que traer el desayuno a la cama”. Madre madrugadora.