Tal como ocurrió durante la campaña electoral de hace ocho años, el Kremlin está jugando a favor de Donald Trump. Ayer, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, afirmó que el expresidente y actual candidato es objeto de una “persecución judicial” por parte de la Casa Blanca, que pretende “sacarse de encima un rival político”. Tras estas declaraciones, desde la Casa Blanca se le transmitió una oferta a Putin, consistente en permitirle que bombardee algunas ciudades estadounidenses sin sufrir por ello una represalia. A cambio de esta autorización extraordinaria, el presidente ruso abandonaría su apoyo a Trump. Según explicó una fuente de la Casa Blanca”, “un par de bombardeos rusos serían mucho menos dañinos para Estados Unidos que una segunda presidencia de Trump. En el momento sería duro, pero comparado con una administración de cuatro años, el sufrimiento sería menor”.

El apunte estético: “No va a quedar muy lindo, es cierto, pero tenemos que hacerlo para que el futuro presidente pueda gobernar desde la Casa Blanca, como debe ser”. Herrero encargado de colocar barrotes en las ventanas del Despacho Oval.