Que si Quique Olivera debe jugar por afuera o por adentro, de titular o de suplente, o si, directamente, debe jugar al fútbol; que si Valverde debe llevar la banda de capitán o no; que si Canobbio debe volver del ostracismo o permanecer exiliado... Todo, todo se discute y es tema de conversación, salvo el oprobio al que es sometida la heladerita de Bielsa: decenas de partidos en el año, con frío, calor, lluvia y viento; varios pantalones de jogging, algunos más limpios que otros. Quizás esta noble conservadora también necesite un descanso.

“Qué querés que te diga: estoy un poco harta de soportar el peso, estoy agotada. Además, ya siento que mi tapa se está curvando hacia adentro y no quiero eso para mi cuerpa, necesito un break y lo necesito ya”, confesó entre frías lágrimas de Gatorade Elice (tal es su nombre).

“La sede asociacionista, como dice Daniel Banchero –de quien soy gran hincha–, debería pagarme unas vacaciones a las Maldivas: me lo merezco”, concluyó la protagonista de esta historia.