La movida del presidente saliente de Estados Unidos fue vista por muchos como una maniobra para que Donald Trump, firme defensor de los combustibles fósiles, no pudiera darle un impulso a la explotación de hidrocarburos tras asumir la presidencia. En realidad, la decisión de Biden sí tuvo un objetivo preventivo, pero no precisamente ese. “Si Estados Unidos amplía demasiado la explotación de petróleo y gas natural, hay grandes chances de que termine invadiéndose a sí mismo. Y sabemos que una invasión de tropas estadounidenses puede tener efectos catastróficos. Matarían directamente a decenas de miles de estadounidenses, provocarían una guerra civil que terminaría llevándose centenares de otras vidas y dejaría al país en ruinas y con un atraso de décadas en su desarrollo. No hay que confiar en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos”, explicó un alto cargo de la administración Biden.
Nada que ver “Jamás haría que nuestras propias tropas invadan Estados Unidos, porque van a tener demasiado trabajo invadiendo Canadá, Panamá y Groenlandia”, Donald Trump, presidente entrante que no está para proyectos delirantes.