La mezcla del clima seco del verano y presencia de turistas en zonas boscosas incrementa notablemente el riesgo de incendios forestales. Las autoridades suelen realizar campañas de bien público para prevenir este tipo de incidentes, pero varios analistas en temas económicos consideran que no se debería caer en “excesos restrictivos”. “¿Son buenos los incendios forestales? No y sí. Por un lado, destruyen ecosistemas enteros. Pero, por otro lado, movilizan la economía. Los bomberos tienen que comprar insumos, los vecinos que se acercan a ayudar gastan en agua y refrescos para hidratarse, lo que genera un derrame en los comercios de la zona, la limpieza de los bosques carbonizados requiere la contratación de empleados, alquiler de maquinarias, entre muchos otros elementos dinamizadores de la actividad económica”, opinó un experto en reactivación económica.

Otra especialista coincidió en que los incendios forestales son un caso paradigmático de los círculos económicos virtuosos, aunque reconoció que también tienen un impacto ambiental significativo. “Hay que encontrar un balance entre los dos extremos. No podemos pretender que las autoridades no hagan nada para prevenir los incendios, pero tampoco podemos caer en el infantilismo de negarnos a cualquier tipo de incendio, porque el país necesita recursos”.

El argumento razonable: “La verdad es que el turismo no generador de incendios forestales también destruye el ambiente”. Especialista en existencialismo económico.