Un periodista que pretendía hacer una nota sobre la extraordinaria calidad de las transmisiones del evento terminó haciendo un descubrimiento impactante. “Cuando empecé a ver los partidos del Mundial de Clubes me llamó la atención lo rápido que se movían los drones y el prodigio tecnológico de la cámara que muestra la visión del árbitro. Jamás me hubiera imaginado que el Mundial de Clubes en realidad no tiene una existencia real, sino que consiste simplemente en un preadolescente que juega a la Play Station en el sillón gamer de su dormitorio”, relató el periodista.

Desde la FIFA confirmaron esta información, y se justificaron explicando que los videojuegos de deportes de hoy en día son “extremadamente realistas”, por lo que garantizan un espectáculo “tan bueno o mejor que los partidos de fútbol convencionales”. “Por fin vamos a poder cumplir nuestro anhelado objetivo de prescindir de los jugadores y dedicarnos exclusivamente a facturar, sin tener que gastar dinero”, celebró un dirigente de la FIFA.

¿Y por casa?: “Desgraciadamente, el videojuego aún no puede reproducir los estadios con paredes descascaradas y los perros entrando a las canchas, así que vamos a tener que seguir jugando de verdad”. Ignacio Alonso, gestor de pobreza futbolística.