El jueves, un militar retirado de las fuerzas armadas de Brasil confirmó ante la Justicia de ese país que existió un plan para asesinar al presidente Lula da Silva. Jair Bolsonaro confesó haberle dado el visto bueno al plan, aunque aclaró que no lo hizo por “motivaciones políticas”. “En determinado momento de mi mandato comencé a tener sospechas de que Lula podía ser homosexual o, peor aún, feminista, pero no quise asesinarlo en ese momento, porque iban a decir que mi gobierno perseguía a ciertos grupos. Pero cuando dejé la presidencia me sentí libre para hacer lo que cualquier persona de bien haría, que es planear al asesinato de cualquier persona sospechada de ser homosexual, feminista, atea, ecologista, wokista o desviaciones por el estilo”.
Bolsonaro dijo estar dispuesto a admitir el crimen de “intento de asesinato en defensa propia”, pero no los cargos por crímenes políticos. “No mezclen la política con esto. Yo nunca quise matar al Lula presidente. Yo quería matar al Lula ser humano”.
Paños fríos: “Esos detalles pintorescos lo vuelven un personaje polémico, pero no peligroso. Esa es la típica caricatura de la izquierda de cualquiera que no sea políticamente correcto”. Derechista uruguayo que sigue defendiendo a Bolsonaro.