Las fotografías, las filmaciones desde drones y las imágenes satelitales suelen servir para pintar un panorama de los efectos que tienen los conflictos armados. Recientemente, las imágenes tomadas mediante tomógrafos se han convertido también en una fuente de información importante para comprender las consecuencias de las guerras. Un grupo de neurólogos divulgó ayer las imágenes del cerebro de un derechista que aún mantiene su apoyo a Israel. “Es algo realmente impactante. Las partes del cerebro que funcionan como reservorio de la estructura moral de los seres humanos están totalmente devastadas en el caso de esta persona. Es tierra arrasada”, explicó uno de los investigadores.
Las imágenes son más impactantes aún si se las compara con cómo era esa zona del cerebro antes de que comenzara el genocidio de Gaza. “Cuando se ponen las dos imágenes juntas es cuando queda realmente en evidencia cómo una persona con unos valores más o menos aceptados por la sociedad puede terminar al borde de su extinción moral”.
Lo que se viene: “No había forma de saber lo que realmente estaba pasando ahí”. Argumento con un gran futuro.