Una joven que fue detenida el pasado miércoles por filmar un operativo policial denunciará su caso ante la Fiscalía. Según contó a la diaria, los policías le advirtieron que si los denunciaba podría quedarse un tiempo en el calabozo de la seccional 5ª.
Sobre las nueve de la noche, Daiana salió a fumar, luego de terminar de abrir el bar en el que trabaja, en el barrio Cordón. “Ahí escuché los gritos. Cuando crucé, vi que estaba el cuidacoches de la cuadra en el piso y había dos policías, uno arrastrándolo y otro que le pegaba una patada. Saqué el celular y entonces se acerca otro policía y dijo ´pará, vamos a levantarlo´”.
La joven, de unos 25 años, fue detenida sin que le pidieran que dejara de filmar. Antes de entrar al patrullero logró darle el celular a una mujer que pasaba por la calle, por lo que pudo preservar el video de su detención.
“En ningún momento me dijeron ´o dejás de filmar o vas detenida´, tampoco me pidieron que saliera ni nada. Me dijeron que estaba prohibido filmar y que estaba detenida. Yo les decía que era ilegal y me repetían que la ley de urgente consideración [LUC] los respaldaba. Cuando les pregunté en qué momento de la LUC dice que no se puede filmar, me respondieron: ´si no la leíste es problema tuyo´. Lo usaban como excusa. No te respondían ‘dice que no se pueden filmar en tal artículo’”, comentó Daiana.
El cocinero del bar cruzó la calle y se acercó a los policías para pedirles que la liberaran, pero le advirtieron que también se lo llevarían a él. “Le quise dar el celular a mi compañero, pero el policía no me dejaba, se ponía en el medio y me decía ´las pertenencias van contigo´, entonces se lo di a una mujer que estaba del otro lado, que justo pasaba por ahí. Ella lo agarró, se alejó un poco y después se lo dio a mi compañero”.
“Me esposaron y me llevaron a un patrullero. Cuando estábamos en el auto policial, les pregunté como tres veces a dónde me llevaban pero no me contestaban o hacían chistes entre ellos. ´Filmá ahora´, decían. Yo iba sin documentos porque había salido del trabajo a fumar y tenía todas mis cosas en el bar”, señaló.
La policía los llevó a realizarse un chequeo médico a la policlínica policial del Prado. “Cuando llegamos me dijeron que me negara al chequeo médico para no demorar más tiempo y como a mí no me violentaron físicamente dije que no quería el chequeo, de ahí me llevaron en otro patrullero a la seccional 5º”, contó la joven.
En la seccional pidió que le dejaran hacer una llamada para avisarle al compañero de trabajo dónde estaba, pero no se lo permitieron. “Me decían que ellos me iban a dejar llamar cuando quieran, que la LUC los respaldaba. ´Ahora sí se les terminó el recreo a ustedes, se piensan que pueden hacer lo que quieran´, me decían”.
“Una mujer policía que me llevó para chequearme y dejar mis pertenencias me pidió que le dijera el nombre del bar así ella llamaba, pero ahí apareció un policía y le dijo que yo estaba incomunicada. Después que me hizo el chequeo y dejé las cosas, fue hasta la celda y me dijo que me quedara tranquila que había llamado a mi trabajo”, contó.
Desde la celda, la joven escuchaba al cuidacoches que estaba del otro lado de la pared. “Le decían ´no vengas a llorar ahora, marica´, y le comentaban que lo iban a llevar a Narcóticos, que fue algo con lo que me amenazaban a mí. Yo les decía que no tenía nada, pero ellos me decían que estaba con él. Después a él se lo llevaron a Narcóticos y yo me quedé ahí sentada, pedía para llamar y no me respondían o me respondían sarcásticamente, y cuando pasaba el policía golpeaba las rejas con la llave”.
La joven contó que en la seccional 5ª le tomaron declaración para llevar a Fiscalía y le advirtieron que podían “tardar todo el tiempo que quisieran en llevar la denuncia a Fiscalía”. “También me dijeron que si yo hacía una denuncia contra ellos por la detención me iba a quedar toda la noche ahí, por lo que me recomendaron que no la hiciera”, agregó.
Diana fue liberada antes de la una de la madrugada y al día siguiente el cuidacoches pasó a darle las gracias. “Estaba todo roto, tenía la mano hinchada, me dijo que le pegaron y lo soltaron”.
Lo que dice la LUC
El artículo 4 de la LUC agrega al Código Penal la figura de resistencia al arresto previendo una pena de seis meses a tres años de penitenciaría para el que “al recibir orden de detención de parte de una autoridad pública ejerciera resistencia física al arresto”. También prevé la misma pena para “el que intentara impedir la detención de otra persona, oponiendo resistencia física, obstruyendo la acción de la autoridad, o facilitara su fuga”, y aumenta la máxima a cuatro años en caso de que en la resistencia al arresto haya agresión contra la autoridad pública.