El militar retirado Glorialdo Rodríguez, quien declaró como testigo en la causa que investiga la muerte del estudiante Joaquín Klüver, dio el nombre del entonces cabo de segunda Héctor Medeiros como uno de los militares que bajó de la patrulla y persiguió armado al estudiante de 22 años, según informaron a la diaria fuentes judiciales.
“Nosotros nos quedamos en la camioneta [...] pasaron unos minutos y volvieron con la noticia de que habían herido a uno de los estudiantes”, señaló el exsoldado en declaraciones a la jueza penal de 23° turno, Isarura Tórtora.
El testigo, que aseguró que la manifestación era pacífica, dijo que no había órdenes de disparar y ratificó que fueron dos los que bajaron de la patrulla a perseguir al joven, aunque dijo no recordar quién era el otro. Consultado sobre cómo tomó la decisión de disparar, Rodríguez respondió: “Es una decisión que toma el cabo Medeiros con el soldado que lo acompañaba, estaban a una cuadra y media de nosotros [...] Ojalá pudiera decir qué pasó ahí, pero no lo sé [...] ustedes son inteligentes, van dos personas a correr y uno lo mató”.
Rodríguez dijo que la orden de perseguir a los estudiantes la dio el responsable del operativo, el alférez Félix Font, y se plegó a la versión castrense de que la camioneta recibió un impacto de bala por el que fue herido uno de los seis militares que participaron del operativo.
El exsoldado dijo que la víctima no tenía armas de fuego, pero sí uno de sus compañeros, aunque se contradijo al decir, en un primer momento, que vio de dónde salió el disparo y, luego, que el disparo provino de los manifestantes. Al ser consultado sobre si se había periciado el vehículo militar respondió: “No, creo que no”.
Rodríguez también dijo que el ministro de Defensa de la época, Armando Malet, llamó a los militares que participaron del operativo para pedirles disculpas porque el diario Bp Color había publicado sus nombres. Les ofreció que se fueran a vivir al interior del país para evitar un acto de venganza, lo que sólo fue aceptado por el cabo Luis Barboza, que se mudó a Paso de los Toros.
El asesinato de Joaquín Klüver ocurrió sobre las 11.00 del 6 de diciembre de 1972, cuando un grupo de unos 20 estudiantes se manifestaba en la esquina de Agraciada y Carlos María Ramírez, con pancartas en contra la Ley de Educación promovida por el gobierno de Juan María Bordaberry. Cuando la manifestación se estaba terminando, llegó una camioneta de la que bajaron tres militares, los estudiantes huyeron hacia el viaducto y los efectivos realizaron disparos al aire. El jefe del operativo, que había bajado, dio la orden de seguirlos con el vehículo.
Los manifestantes fueron seguidos por la patrulla militar hasta Agraciada y Freire y doblaron por Freire hacia Santa Lucía, donde estaba funcionando una feria vecinal. Según el testimonio dado por el entonces diputado del Frente Amplio Ariel Díaz -quien interpeló al ministro de Defensa por este crimen-, los vecinos no vieron cuando fue asesinado Klüver, pero sí hay varios testigos que sostienen que lo que rompió los vidrios del parabrisas de la patrulla e hirió a uno de los soldados fue el golpe de un hierro y no un disparo.
“Un testigo sostiene que, al girar el vehículo castrense, uno de los integrantes del grupo estudiantil le dio un fierrazo en el parabrisas, destrozándolo, mientras que otro afirma que esa agresión fue en la esquina de Agraciada y Freire, y la mayoría expone que solamente se arrojaron algunas piedras”, sostuvo el diputado en su testimonio, dado el 12 de diciembre en la Cámara de Diputados.
“Para la barriada el episodio terminó donde se había iniciado, cuando la camioneta regresó a Carlos María Ramírez y Agraciada -siempre con la sirena abierta- mostrando sus vidrios rotos y un soldado que se agarraba la cabeza ensangrentada, mientras que en el piso del vehículo se veían los mocasines de un herido o muerto”, expresó. Diaz dijo que algunos estudiantes de Agronomía dijeron haber visto la detención de Klüver en Agraciada y Freire, “amenazándolo con sus armas y subiéndolo al vehículo”.
Tres días después del asesinato, Medeiros elevó un informe al jefe de Patrulla en el que relata su versión de los hechos: “Seguí a los desconocidos por la Avenida Agraciada para luego tomar la calle Freire; en esa se encontraba una feria vecinal. Al entrar en Freire había un camión estacionado a 15 metros de la calle Santa Lucía, al rebasar dicho camión el suscrito sintió disparos de arma de fuego y vio que se destrozaban los vidrios de la camioneta. Los soldados que iban en la parte trasera, al no poder abrir la puerta, saltaron por las ventanas de las puertas intermedias, los desconocidos al notar que descendía personal del vehículo comenzaron a huir hacia la feria disparando sus armas contra la camioneta. Contestando el fuego el suscrito aprecia que es herido un desconocido, el cual presurosamente es colocado en el interior del vehículo”.
Sin embargo, las pericias realizadas por cinco médicos que examinaron el cuerpo de Klüver, luego de que fuera devuelto a los familiares, revelaron que el joven fue asesinado por la espalda y a quemarropa. “Presenta dos heridas ocasionadas por arma de fuego. La primera, ubicada en la región lumbar posterior derecha, de medio centímetro de diámetro, con claros signos de tatuaje. La segunda, más grande, de un centímetro y medio de diámetro, con cara anterior de hemitórax derecho, sobre la línea medio clavicular a la altura aproximadamente del tercer espacio intercostal”, señala el informe médico. El informe pericial realizado por la Dirección de Policía Técnica el día del asesinato determinó que no había restos de pólvora en las manos de la víctima.