La jueza penal de 26° turno, Ana de Salterain, procesó con prisión al exintegrante del Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA) Enrique Uyterhoeven, por torturas en el centro clandestino La Tablada contra una decena de presos políticos, según informaron a la diaria fuentes judiciales.
De Salterain dispuso el procesamiento de Uyterhoeven por los delitos de privación de libertad, abuso de autoridad y lesiones graves en calidad de autor y un delito de privación de libertad en calidad de coautor.
El excapitán integró el OCOA entre marzo de 1981 y principios de 1982. En octubre pasado admitió ante la jueza De Salterain que se cometieron torturas, apremios físicos y psicológicos en La Tablada.
Uyterhoeven, alias “Ulises”, dijo que los interrogatorios respondían a la cadena de mando y que habitualmente las órdenes para concretar esos apremios las daba un comandante que estaba presente “en todos los interrogatorios”.
El militar procesado habló de la práctica del submarino, que describió como “mojarle la capucha” a los detenidos “para dar la impresión de que no podían respirar”, y aseguró que nunca se tuvo la intención de matar a alguien en los interrogatorios.
Además, reconoció que los familiares de los detenidos en el centro de torturas no sabían que las víctimas estaban allí, pero dijo desconocer por qué funcionaba como centro clandestino.
Uyterhoeven mantuvo una relación con la expresa política Hilda Diez, también víctima de La Tablada, a quien dijo haberla “convencido” para que colaborara con el OCOA planteándole que debía eliminarse toda la estructura de la Unión de Jóvenes Comunistas y comenzar una nueva estructura con gente no conocida. “Esa fue la excusa que le di para que ella comenzara a hablar conmigo. Allí ella comenzó a hablar, incluso escribió a máquina un informe que yo controlaba”, señaló.
La denuncia fue presentada en 2011 por violaciones a los derechos humanos contra los militantes comunistas Ivonne Klinger, Néstor Nieves, Omar Pérez, Alba Garrido, Antonia Yañez, Sergio Rodríguez, Adela Vaz, José Bruzzone, Luis Aramendi y Ariel Casas.
En diálogo con la diaria, Klinger señaló que Uyterhoeven era el jefe, salvo en los momentos en que iba su superior, que “aparecía muy cada tanto”. “Él me detuvo en la calle, yo lo vi, y después lo pude ver de nuevo en el juzgado. Es una persona que sabe mucho de lo que sucedió ahí con los compañeros desaparecidos”, afirmó.
Consultada sobre las declaraciones de Uyterhoeven, en cuanto a que los interrogatorios no se hacían sin la presencia de un comandante, Klinger respondió que “las torturas eran todos los días a toda hora”, por lo que no cree que durante todo ese tiempo hubiera un comandante ahí. “Nosotros estábamos siempre encapuchados, pero creo que lo dice para deslindar responsabilidades”, añadió.
Uyterhoeven también es investigado en la causa que investiga abuso sexual contra 28 presas políticas y la causa que investiga las desapariciones de Félix Ortiz, Omar Paitta y Miguel Mato, también víctimas de La Tablada.
Klinger mencionó que el procesamiento de Uyterhoeven ocurre el día en que se cumplen 40 años de la detención de Omar Paitta, a quien recordó como “uno de los compañeros que lucharon años para recuperar la democracia”.
“Estas caídas y desapariciones de compañeros fueron posteriores al plebiscito del 80, después mataron a [Vladimir] Roslik, ellos siguieron secuestrando y matando gente a pesar de que el pueblo les había dicho que no los quería”, expresó.
La Tablada, conocido como Base Roberto, funcionó como centro clandestino de detención y tortura entre 1977 y 1983. Se estima que unas 240 personas estuvieron secuestradas y fueron víctimas del terrorismo de Estado en ese centro, que también funcionaba como base de operaciones del OCOA, que coordinaba con el Servicio de Información y Defensa (SID) y los departamentos de inteligencia de las tres fuerzas. Luis Eduardo Arigón, Oscar Baliñas, Oscar Tassino, Amelia Sanjurjo, Félix Ortiz, Omar Paitta, Miguel Mato y Juvelino Carneiro fueron vistos por última vez en ese centro clandestino y permanecen desaparecidos. Allí también fue torturado Ricardo Blanco Valiente, cuyos restos fueron encontrados en el Batallón 14 en marzo de 2012.