El fin de 2021 estuvo marcado por la decisión del juez Leonardo Méndez de decretar el cese de actividades en Casa de Galicia, una situación que al día de hoy no se termina de resolver. Entre las críticas que recibió por su decisión estuvieron las de la senadora nacionalista Graciela Bianchi, que lo acusó de actuar “con una cabeza político-partidaria” y afirmó que estuvo “conspirando contra una resolución pacífica”.

La senadora dijo en Foros Uy, a fin de año: “Tenemos un juez que fue el que detonó todo el inconveniente. Porque en definitiva sacó una sentencia el día de Nochebuena para dejar mal parado al gobierno, y hacer algo para buscar el enfrentamiento”, según consigna El Observador. Además, sostuvo que para evitar este tipo de situaciones quienes tienen responsabilidad política deberían estar “conversando, no presionando, ¡[eso] jamás!, conversando, tratando de acordar con la Suprema Corte de Justicia que este camino así no puede seguir”.

En diálogo con El Observador, el magistrado respondió las críticas de la senadora y afirmó que sus dichos son “una serie de expresiones carentes de fundamento; la resolución a la que llegué fue conforme a la ley y resolviendo los problemas de la gente, por supuesto”.

“Me atribuyó intenciones conspiranoicas. La senadora dijo que yo conspiré, no dice con quién, para llegar a esa decisión. Quizá la conspiranoica sea la senadora, que al no compartir una decisión judicial piense que detrás haya todo un aparato armado para derrocar a un gobierno elegido democráticamente”, afirmó Méndez.

Consultado sobre la intencionalidad política que le atribuyó la senadora, el juez respondió: “Si hay algo que no tengo es encono contra nadie, porque si lo tuviera tendría que abstenerme de actuar. Existen innumerables garantías en nuestro, por suerte, saludable sistema de justicia. Ninguno de los actores intentó recusarme y el intercambio con el Ministerio de Salud Pública ha sido de la mayor altura”.

Para Méndez los dichos de Bianchi despiertan “mucha preocupación” por “la investidura que reviste la senadora”. “Son dichos que afectan notablemente el desempeño saludable del Estado de derecho, la separación de poderes y en definitiva de la democracia toda. Lo más importante es que sobre la decisión de un juez por supuesto que se puede discrepar, de las formas que establece la norma, y también [puede hacerlo] cada persona en su libre ejercicio del derecho de expresión. De hecho, se viene haciendo, con personas a favor y en contra de la decisión, pero por los canales habituales”.

En esta línea, Méndez profundizó: “Lo que no se puede, y es lo grave aquí, es dar un paso más y agraviar a la persona, al soporte del órgano, que en este caso soy yo. Con nombre y apellido, atribuyendo intencionalidades que no surgen de la sentencia. Esto entra en un terreno que en otro ámbito podría dirimirse ante la Justicia por eventuales cruces por difamación. En este caso la senadora se escuda en sus fueros parlamentarios y puede tener una libertad de expresión superior al resto de los ciudadanos. Ahí la preocupación es grave porque ella plantea conceptos muy delicados”.

El juez aseguró que no tiene ningún tipo de vínculo personal con la senadora, por lo que aventuró que sus opiniones son “parte de alguna estrategia política que desconozco”. Asimismo, agregó que “si hubiera alguna desviación de poder por mi parte, no tengo la menor duda de que la senadora, o quien sea, hubiera hecho la denuncia ante la Suprema Corte de Justicia y me estarían investigando”.

Como respuesta a la entrevista con el magistrado, la senadora escribió en su cuenta de Twitter: “Los jueces hablan por sus sentencias. Y si yo soy 'compiranoica' (¿neologismo?) con “aparato armado” incluido, la ecuanimidad está en riesgo”.