Néstor Bergougnoux, director de la Escuela Nacional de Policía de la Dirección Nacional de la Educación Policial del Ministerio del Interior fue imputado por violencia privada y lesiones personales contra un cadete que cursa tercer año y está próximo al egreso. El caso es investigado por la Fiscalía de Flagrancia de 12º Turno, a cargo de la fiscal Gabriela Fossati.

Bergougnoux fue detenido este viernes. Fuentes policiales indicaron a la diaria que fue detenido porque no se presentó a declarar cuando fue citado. Volvió a ser citado, se rehusó a concurrir y por eso lo detuvieron. Este mismo viernes resultó formalizado y se dispusieron medidas limitativas a la espera del juicio: debe fijar domicilio, tiene prohibido salir del país y acercarse o comunicarse con la víctima en un radio de 200 metros, por lo que ambos no pueden coexistir en la Escuela de Policía.

La denuncia se hizo pública tres semanas después del hecho. En ese momento, el Ministerio del Interior tomó acciones y el director de la Escuela Nacional de Policía fue “derivado” a otras tareas “mientras avanza la investigación” en su contra. Pasó a cumplir funciones en el área administrativa “sin contacto con cadetes”. Sin embargo, la víctima planteó que Bergougnoux continuaba en la Escuela de Policía y que se sentía “intimidado” por el denunciado.

Según la solicitud de formalización de Fiscalía a la que accedió la diaria, el 6 julio en la mañana, el cadete se encontraba defecando, luego de haber sido autorizado para ir al baño por el docente de la materia que cursaba. En determinado momento, ingresó al lugar el director de la Escuela Nacional de Policía, y realizó observaciones a otros cadetes que estaban en el baño. Según el imputado, “por estar haciendo uso del celular”. En la denuncia se señala que los policías que estaban en la zona de las piletas recibieron una orden: “Guarde arresto por barba”, aunque el arresto a rigor se eliminó en 2011.

Luego, Bergougnoux preguntó quién estaba en el baño. La víctima se identificó con su nombre y apellido y el director de la Escuela Nacional de Policía le respondió: “Salga, señorita”. En la denuncia consta que además le dijo: “¿Qué se piensa? No me importa qué esté haciendo. Si lo llamo y está cagando, deja de cagar y sale”.

El policía estaba defecando y no podía salir por esa razón. Se lo dijo, pero Bergougnoux le ordenó que saliera igual y comenzó a decir en voz alta una cuenta regresiva de 5 de segundos. Al término de la cuenta regresiva, pateó dos veces la puerta con lo que le golpeó la frente la víctima. Le exigió que saliera a pesar de que tenía los pantalones bajos.

El policía se quejó de que lo había golpeado, a lo que Bergougnoux le contestó: “No me importa, haga lo que tenga que hacer, cuando yo doy una orden quiero que se cumpla”. La víctima pidió permiso para higienizarse, pero le fue negado y se le ordenó que volviera a la clase. Recién una hora y media después del episodio, pudo ir a su habitación a higienizarse y retirarse del lugar.

En la solicitud de formalización de Fiscalía se destaca que el policía agredido “varias veces procuró denunciar la situación en la Escuela [Nacional de Policía], en la Comisaría de la Mujer, donde realizaba una guardia y, finalmente, otra vez en el lugar del hecho”.

Se resalta que, además, “la víctima siente que no ha recibido la respuesta institucional debida y que ha sido perjudicada por decidirse a denunciar”. Se subraya que Bergougnoux “sigue cumpliendo funciones” en la Escuela Nacional de Policía, y que esto “lo intimida”.

Para la imputación se tomó en cuenta una pericia forense, que confirmó que producto del impacto de la puerta, el policía presentó un hematoma en la cara, en la zona de la frente. Además, se consideraron las actuaciones administrativas, la declaración de la víctima y de los testigos. También se le realizó una pericia psiquiátrica a Bergougnoux.

El director de la Escuela Nacional de Policía fue recientemente ascendido por selección como comisario mayor, penúltimo grado máximo policial.

Ricardo González, dirigente del Sindicato de Funcionarios Policiales de Montevideo-Uruguay (Sifpom), del cual es socio el policía agredido, contó que acompañaron en el proceso. Desde Sifpom entienden que “una escuela de formación no debe ser un lugar de abuso”. “Deben desaparecer las prácticas perimidas de melancólicos”, manifestaron. Y concluyeron planteando que “hoy los funcionarios tienen derecho a hacer respetar su dignidad como cualquier trabajador”.