La Fiscalía Penal de Flagrancia de 12º Turno, a cargo de la Gabriela Fossati, investiga a Néstor Bergougnoux, director de la Escuela Nacional de Policía de la Dirección Nacional de la Educación Policial, por lesiones personales a un cadete.

La Dirección Nacional de la Educación Policial es la dependencia del Ministerio del Interior en la que se forman los policías. Es dirigida por el comisario general Efraín Abreu, que asumió este lugar luego de que Luis Alberto Heber, ministro del Interior, cesara a Washington Curbelo, que fue el perito que intervino en la investigación por la muerte de la madre de Heber y contradijo a otro técnico que determinó que una mujer policía fue la autora del texto que acompañaba la botella de vino que envenenó a Cecilia Fontana de Heber.

Dentro de la Dirección Nacional de la Educación Policial hay distintas áreas, entre ellas, la Escuela Nacional de Policía, donde se forman los policías, que es dirigida por el comisario mayor, recientemente ascendido, que fue denunciado: Néstor Bergougnoux.

Mientras son estudiantes, a los policías se los llama cadetes. Los cadetes que hacen la carrera para ser oficiales (los grados más altos de la Policía, es decir, que no integran la Escala Básica) estudian tres años en dicha dependencia del Ministerio del Interior. Posteriormente, mediante la entrega de una tesis, se pueden recibir como licenciados en Seguridad, título que obtuvo reconocimiento universitario hace algunos años.

La denuncia

El 6 de julio, un cadete de tercer año presentó una denuncia por lesiones personales en la que relata haber sido agredido por Néstor Bergougnoux, director de la Escuela Nacional de Policía.

Horas después de la agresión, radicó la denuncia policial. Ese día el policía tenía práctica en la Unidad Especializada de Violencia Doméstica y de Género, ubicada en la calle San José. Al desconfiar de los mecanismos de denuncia dentro de la Escuela Nacional de Policía, por ser la denuncia contra una de las máximas jerarquías, radicó la denuncia allí.

Según consta en el documento, al que accedió la diaria, lo primero que le preguntaron al policía, de 27 años, fue “cómo estaba compuesto su núcleo familiar” y “cuáles son sus medios de vida”. Respondió cómo era su familia y que se sostenía con el sueldo que percibe como funcionario policial. Luego, preguntaron si estaba bajo algún tratamiento psicológico y/o psiquiátrico, si estaba tomando algún tipo de medicación y si consumía “algún tipo de sustancia y/o alcohol”. A todo respondió que no.

Recién entonces inquirieron por los motivos de su “comparecencia en esta unidad”. Según relató, su intención era presentar una denuncia contra el director de la Escuela Nacional de Policía porque esa mañana lo había agredido mientras estaba en el baño defecando; había sido autorizado por el docente de la clase a la que estaba asistiendo en ese momento.

En la zona de las piletas del baño había ocho policías, compañeros de generación del denunciante, quienes son nombrados en la denuncia como testigos.

En determinado momento, Bergougnoux y Pablo Lima, comandante de compañía de los cadetes de tercer año, es decir, quien está a cargo de acompañar a los cadetes, ingresaron al baño. Lima asumió este rol tras haber sido trasladado recientemente desde la Guardia Republicana.

Los policías que estaban en la zona de las piletas recibieron una orden: “Guarde arresto por barba”. Según el Reglamento de Uniformes de la Policía, aprobado por decreto en el año 2000, los varones tienen prohibido el uso de barba sin rasurar. El bigote es de uso optativo y “deberá mantenerse bien recortado y su largo no podrá extenderse por debajo de la comisura de los labios ni usarse retorcido hacia arriba”. El pelo debe estar “bien peinado” y debe estar cortado “de mayor a menor, de forma tal que su largo no cubra el cuello de la camisa ni las orejas, y que, además, con cubrecabeza puesto que no sobresalga exageradamente”. También se reglamentan las patillas: “Se usarán bien recortadas y su largo no deberá sobrepasar el trago del pabellón auditivo”. Por otra parte, también recibieron otra orden: “Guarde arresto por celular”.

El Ministerio del Interior eliminó el arresto a rigor en 2011 como sanción para los policías que cometan faltas, tanto para los cadetes como para los policías ya egresados. Según fuentes asociadas a la formación, la metodología actual en la Escuela Nacional de Policía asociada a “guardar arresto” es sancionar mediante un papel, conocido como '10x10', porque es lo que mide el papel, en el que se registra la persona sancionada y la causa. Esto resta puntos en el legajo. Otra forma de sancionar que se utiliza es el “sobrecargo” a los policías: en lugar de permitir el descanso, se les ordena hacer guardia de 22.00 a 6.00. Estas sanciones se plantean como si fueran “órdenes de servicio” y, como los cadetes “están a disposición”, es un mecanismo enmarcado en la ley.

Luego de ordenar estos “arrestos”, según consta en la denuncia, Bergougnoux preguntó quién estaba haciendo uso del inodoro. El policía denunciante contestó con su nombre y apellido. “Largo, señorita”, fue la respuesta que recibió de parte del director de la Escuela de Policía.

Entonces, tal cómo está registrado en la denuncia, el director pateó la puerta y rompió la cerradura y parte de la madera. El daño en la puerta se puede observar en fotos, a las que accedió la diaria, que forman parte de la denuncia, en las que también se comprueba que efectivamente el policía estaba defecando.

La puerta impactó en la cabeza del policía, según consta en la denuncia: “El indagado patea la puerta rompiendo la cerradura de la misma y parte de la madera, como consecuencia de dicha patada le golpea la frente a la víctima, quien se encontraba haciendo sus necesidades”.

Se indica que el policía intentó levantarse y se ensució “toda la ropa con materia fecal”. Bergougnoux seguía empujando la puerta y le gritaba: “Salga, señorita. ¿Qué se piensa? No me importa qué esté haciendo. Si lo llamo y está cagando, deja de cagar y sale”.

En la denuncia se afirma que cuando el policía logró salir con la ropa baja, le dijo que le había golpeado la cabeza. “Haga lo que tenga que hacer, no me importa”, respondió el director de la Escuela Nacional de Policía, que a su vez ordenó a todos los presentes que se fueran: “Largo, se retiran de acá”.

El denunciante tuvo que salir del baño sin terminar de vestirse, lo cual considera que es un trato “inhumano y degradante”. El policía pasó hasta el mediodía con su ropa con materia fecal, ya que recién allí tuvo permiso para ir a higienizarse y cambiarse el pantalón.

Tras terminar la clase de la que se excusó para ir al baño, el policía fue a asistirse en el Centro de Auxilio Médico (CAM), que depende de Sanidad Policial y que funciona dentro de la Escuela Nacional de Policía. Para ir al CAM tuvo que registrarse en un cuaderno, como es de orden, y avisó que iba a asistirse porque había sido golpeado en la cabeza. Según la víctima, no recibió la asistencia que esperaba. Le indicaron que tomara Perifar y le dijeron que “volviera si le dolía”.

En la denuncia se destaca que luego de que se retiraron los policías que estaban en el lugar, Lima, que no intercedió ante el accionar de Bergougnoux, les dijo “que a posteriori le pidieran orden [que esperen a que él les diga qué hacer]”.

Tras el hecho, según fuentes, el policía agredido y los testigos fueron a “pedir orden” y Lima los increpó planteándoles que “las cosas no se arreglaban así” y que “no quería ver más demostraciones de carácter frente a los superiores” porque “él quedaba regalado frente a los superiores”. En este sentido, se dirigió especialmente al policía agredido, a quien reprendió por haberle dicho al director de la Escuela de Policía que le había pegado en la cabeza. “Tendría que haberse callado la boca y arreglar las cosas como se arreglaban en la Guardia Republicana: sacándose los grados y agarrándose a piñazos”, dijo Lima, según indicaron las fuentes.

Al cierre de la denuncia, le preguntaron a la víctima “qué solicita con la presente denuncia”, a lo que respondió “que se diligencie la denuncia correspondiente, ya sea por lesiones personales o por lo que considere pertinente la Justicia”. Le preguntaron si quería agregar algo y entonces pidió ser asistido porque “le duele la cabeza desde el momento del hecho y tiene un hematoma al nivel frontal”.

Horas después del hecho, y tras radicar la denuncia, el policía volvió a pedir asistencia porque el dolor persistía y porque no le fue indicado ningún análisis clínico. Trasladado al Hospital Policial, le diagnosticaron un traumatismo encéfalocraneano leve.

La fiscal se dio por enterada y planteó que se tome acta a la víctima sobre los hechos y que, si va a continuar con la denuncia penal, que se notifique a forense. También indicó tomar acta a los testigos.

Este lunes, desde Fiscalía informaron que la fiscal Naupp solicitó reasignación del caso porque tiene un familiar que trabaja en la Escuela Nacional de Policía. Así es que fue derivado de la Fiscalía de Flagrancia de 7º Turno a la de 12º Turno, a cargo de la fiscal Fossati.

Las dificultades para presentar la denuncia

Una vez en el servicio de violencia doméstica, el policía solicitó hacer la denuncia. Para tomársela, le pidieron autorización a la jefa departamental, lo que llevó varias horas. Inicialmente, la registraron como “constancia policial”, por lo que no se da cuenta a la Justicia. Posterioremente lo habrían registrado como denuncia.

De allí lo trasladaron al Hospital Policial para constatar las lesiones. El policía retornó a la Escuela de Policía y luego se dirigió a llevar el certificado a la seccional 25, que es la que corresponde a la escuela, ubicada en Camino Maldonado y Susana Pintos. En la seccional 25 “no sabían qué hacer”, afirmaron las fuentes, y le volvieron a tomar acta, “como si no hubiera existido la denuncia anterior” y como “si fuera una constancia policial”. El cadete reclamó porque en el caso de las constancias policiales no se entera a la Justicia. Lo mandaron callar y le dijeron que “él no les iba a enseñar a ellos cómo hacer su trabajo”.

Se presentó ante el forense, que inicialmente no pudo atenderlo porque la denuncia estaba registrada como “constancia policial”. La médica forense solicitó a la Fiscalía que fuera clasificada como denuncia, tal como correspondía, para poder atenderlo.