A Lola Chomnalez la mataron a fines de 2014. El cuerpo de la adolescente argentina de 15 años fue encontrado el 30 de diciembre a medio camino entre Valizas y Aguas Dulces, en Rocha. Las pericias determinaron que la mataron mediante asfixia y que su cuerpo tenía varios cortes en el cuello.

Dos semanas después, encontraron la mochila con la que Lola había salido. Tenía rastros de sangre; se extrajeron muestras de ADN, pero no se encontraron coincidencias.

En mayo de 2019, Ángel Moreira, conocido como el Cachila, fue procesado con prisión por homicidio especialmente agravado en calidad de coautor. El hombre de 33 años admitió haber estado con la víctima el día de su muerte, dijo que ella se desmayó y que cuando le tomó el pulso comprobó que estaba muerta. El fallo de primera instancia, que fue apelado por la defensa del procesado, fue ratificado por el Tribunal de Apelaciones de cuarto turno en diciembre de 2019.

La vinculación del imputado con el caso se originó a partir de una llamada anónima al 0800 5000 del Ministerio del Interior: una mujer, que llamó desde el Centro de Montevideo, aportó datos que fueron corroborados por la investigación judicial vinculados al robo de 2.400 pesos del monedero de la víctima. En sus declaraciones el hombre dio detalles que lo ubican en la escena del crimen, pero no es considerado el autor material del asesinato. La defensa del hombre llegó a plantear que el hombre es inimputable.

La familia de Lola no está conforme con la investigación. Principalmente, con que no se avance en determinar quién fue el autor material del crimen. Por eso, este lunes vienen desde Argentina para reunirse con Juan Gómez, fiscal de Corte. El caso está en la órbita de la Fiscalía de Rocha de segundo turno, a cargo de Jessica Pereira.

En diálogo con la diaria, Adriana Belmonte y Diego Chomnalez, mamá y papá de Lola, comentaron sus intenciones con el encuentro. “Queremos saber qué pasó con nuestra hija”, señalaron. “Queremos saber por qué la fiscalía al acusar a Moreira decide ir por la figura penal de encubrimiento. Queremos saber cuál será la pena que el juez le impondrá y cómo sigue la investigación”, explicaron.

Cuestionan: “Si Moreira es un encubridor, queremos saber quién o quiénes son los autores materiales”. Y consideran que tanto “Lola como su familia son revictimizados por la Justicia al considerar que Ángel Moreira Marín no es un asesino”. “Entendemos que su participación, probada, lo hace tan femicida como los autores materiales”, indicaron. Y agregaron: “Además, ¿cómo sabemos que no la mató?”.

Reiteraron el cuestionamiento a su rol en el crimen y la imputación: “¿Se puede dudar de su participación, aun cuando estuvo presente en el momento del femicidio de nuestra hija, con el masculino que dejó su huella genética en las pertenencias de Lola?”. Además, ponen sobre la mesa la rigurosidad en la toma de muestras de ADN que se hizo en cárceles como parte de la investigación.

“Como madre de Lola, me baso en el caso Yara Gambirasio, ocurrido en Italia en 2010”, dijo Belmonte, que planteó que ante ese caso la fiscalía “hizo una enorme labor para encontrar al femicida”. “Eso pedimos, magistradas y magistrados que entiendan nuestra necesidad, nuestros derechos, que actúen con perspectiva de género, dispuestos a llevar a cabo una labor enorme, con amplitud de criterios”, afirmó la mamá de Lola. Y enfatizó: “Podrás pensar que pedimos mucho, pero nada es mucho cuando del femicidio de una hija hablamos”. “No buscamos favores, hace siete años y casi cuatro meses que Lola fue asesinada y queremos saber qué pasó, hace ya más de 2.675 días”, reclamó.

Según la familia, “el entonces fiscal Jorge Vaz en mayo de 2019 en su escrito va describiendo detalladamente las razones de la imputación, que Moreira Marín estuvo allí cuando ocurrió el femicidio, más allá de toda duda razonable”. Por eso, exigen: “Queremos que Cachila responda penalmente. Queremos que la Justicia, a través de los magistrados, le dé a Lola y a su familia la chance de una condena ‘justa’. Queremos saber qué pasó y quién más participó en el crimen de nuestra hija”. Para la familia, “todo lo demás que es conocido se torna para nosotros, su madre, su padre, su familia, amigas y amigos, inenarrable”.

Finalmente, la mamá de Lola plantea otras razones por las que necesitan que haya justicia: “Quiero, en un futuro no tan lejos, cuando su sobrina y sobrino pregunten por el caso Lola (el caso y no Lola, a la que saben como su tía), poder decirles que la Jsticia uruguaya realizó una enorme labor y que se hizo justicia”, aunque lamenta y considera “que justo sería que Lola estuviera hoy acá con vida y no tener que contarte todo esto ni pedir por favor a la Justicia uruguaya que haga valer los derechos de Lola, la víctima”.