La Fiscalía especializada en Delitos de Crímenes de Lesa Humanidad, a cargo del fiscal Ricardo Perciballe, logró localizar a familiares indirectos de la militante del Partido Comunista del Uruguay Amelia Sanjurjo, cuyos restos podrían ser los que fueron encontrados el 6 de junio en el Batallón 14, según informó Telemundo y confirmó la diaria con fuentes judiciales.
Las fuentes señalaron que la Institución Nacional de Derechos Humanos logró ubicar a seis familiares indirectos de Sanjurjo, dos en Uruguay, uno de ellos fallecido, y cuatro en el exterior del país.
En diálogo con la diaria, Perciballe dijo que a partir de la localización de esos familiares se informó al Equipo de Antropología Forense argentino que activó un protocolo para concretar la identificación.
El jueves desde Argentina informaron a Perciballe que el EAAF ya envió a todos los familiares, a través de los consulados, los elementos necesarios para que sean tomadas las muestras que comenzarán a recibir en los próximos días. Una vez que lleguen las muestras al laboratorio en Córdoba se requerirá más o menos un mes para cotejarlas con la información genética de Sanjurjo, por lo que el fiscal Perciballe estima que antes de febrero se tendrán los resultados.
Al tratarse de familiares no tan directos de Sanjurjo, dado que no se pudo encontrar los restos de la madre o el padre de la víctima del terrorimo de Estado, para tener certeza sobre la identidad, se requieren varios familiares.
La coordinadora del equipo de antropólogos, Alicia Lusiardo, dijo a la diaria que aún no hay certeza de que las muestras que puedan extraerse de los familiares localizados sean suficientes para confirmar o descartar que se trata de Amelia Sanjurjo, dado que alguna muestra podría fallar, particularmente en el caso de los dos restos óseos.
“Por haber logrado sacar una muestra de hueso no puedo asegurar que el perfil va a estar completo y, si un perfil no está completo, todavía podríamos estar en el camino de seguir intentando una identificación”, expresó. Lusiardo explicó que, en ese caso, se deberá seguir buscando para completar el perfil.
Además, explicó que lo más adecuado en cuanto a los vínculos para la conformación del perfil es hablar de línea vertical, más que de familiares directos o indirectos, debido a que el ideal para lograr la identificación es tener padres, abuelos e hijos. “Se va acumulando. Por ejemplo, los cuatro abuelos juntos suman un montón, pero ya dos abuelos suman mucho menos, vas analizando y vas fortaleciendo la estadística con familiares, por eso los resultados a veces demoran, pero lo que estamos tratando de hacer acá es dar una prueba científica”, expresó.
Datos relevantes para el proceso de identificación de los restos
La primera información tras el hallazgo, que ocurrió a unos 90 metros de donde fueron hallados los restos del maestro Julio Castro, en octubre de 2011, y a unos 130 metros de donde el exjefe del Ejército Angel Bertolotti dijo que estaba enterrada María Claudia García, fue que se trataba de una mujer, algo que fue confirmado el 22 de junio por Familiares de Detenidos Desaparecidos.
A partir de esa información, Familiares de Detenidos Desaparecidos dio a conocer una lista de 39 mujeres detenidas desaparecidas, de las cuales 36 son uruguayas detenidas en el exterior o extranjeras secuestradas en el territorio nacional, en el marco de la coordinación represiva entre las dictaduras del continente.
Las tres mujeres sobre las que hay información de que habrían sido enterradas en Uruguay son María Claudia García, que fue trasladada a Montevideo en octubre de 1976, traslada a la base Valparaíso y posiblemente asesinada y enterrada en el Batallón 14; Elena Quinteros, secuestrada en la calle Ramón Massini, el 24 de junio de 1976, y trasladada al centro de torturas 300 Carlos, que funcionaba en un predio lindero al Batallón 13 y posiblemente asesinada en noviembre de ese año en el centro clandestino 300 Carlos; y Amelia Sanjurjo, quien fue secuestrada el 2 de noviembre de 1977, dos meses y medio antes que Ricardo Blanco, cuyos restos aparecieron a 110 metros de los restos encontrados en junio. Sanjurjo fue detenida en la calle, cerca de su casa en el barrio Colón y trasladada al centro de torturas La Tablada, dependiente del Órgano Coordinador de Operaciones Antisubversivas, donde fue torturada hasta la muerte. Tenía 41 años.
Una vez extraídas, las muestras de ADN de los restos hallados en el Batallón 14 fueron enviadas a Córdoba para que la información fuera cotejada con la base de familiares de detenidos, pero no arrojó coincidencia con ninguna de las muestras que forman parte de la base de datos del EAAF. Si bien se pudo descartar que se trataba de María Claudia García o Elena Quinteros, en el caso de Sanjurjo no había suficiente información para cotejar, porque sólo se contaba con el perfil de su hermana, Carmen.
A partir de allí, la Fiscalía comenzó a buscar restos de familiares de Sanjurjo para tener material genético con los que cotejar los restos hallados. Se comenzó buscando por los familiares directos, no pudiendo hallarse ni los del padre ni los de la madre, que habría sido enterrada en un panteón de Casa de Galicia en el Cementerio del Norte, pero que no pudo identificarse porque el cierre de la mutualista dificultó el acceso a los registros.
Además de la información genética de los restos, la fiscalía y el equipo de antropólogos cuenta con decenas de testimonios sobre enterramientos en la zona en las que fueron hallados los tres cuerpos en el Batallón 14.
En diciembre de 2005, Familiares de Detenidos Desaparecidos entregó un mapa de la zona donde después ocurrieron los hallazgos, con testimonios de vecinos que indicaron haber visto trabajos con retroexcavadora a mediados de los 80.
Otro testimonio, proveniente de una fuente anónima, dijo en 2006 que participó en una supuesta Operación Zanahoria en el lugar en 1984, en la que no se pudieron encontrar los restos de dos hombres y una mujer.
“En la curva del Meireles se habría enterrado a 15 personas. Estas se habrían desenterrado, quedando dos o tres cuerpos, entre ellos el de una mujer”, señaló la fuente anónima seis años antes de que aparecieran los primeros restos óseos en la zona.
La existenciua de la Operación Zanahoria es algo que aún está siendo discutido y divide a los antropólogos que han trabajado en el predio; mientras que para unos hay una cantidad significativa de elementos que la confirmarían, para otros aún no hay suficiente evidencia de que se haya concretado y tienen expectativas de que se encuentren los restos de más víctimas del terrorismo de Estado.