Romina Celeste Papasso milita en el Partido Nacional (PN). Encabeza una lista propia y tiene pretensiones de llegar al Parlamento. Cumplió 30 años en enero. A los 15 empezó a separarse de su familia y cuenta que la “terminaron echando” de la casa. Dice haber tenido “dos vidas en una” y que “de algunas cosas hice un cierre”. Por eso prefiere no pensar en imágenes de la cotidianidad de su infancia o de su pasado.
Trabajó en supermercados, jugueterías y en barras de boliches. En lo que respecta al trabajo sexual, dice que “nunca me dediqué tanto a esto” y que su principal ocupación en este rubro era “acompañar a empresarios”. A veces, “simplemente a charlar”, y “me han pagado muy bien por eso”.
Su primer acercamiento a la política fue por su abuela, que la llevó a un acto del PN. Su abuela era seguidora del fallecido Jorge Larrañaga, referente del wilsonismo, pero ella empezó a militar en el herrerismo cinco años después, en la lista 71. Al respecto, afirma que “no existe el wilsonismo ni el herrerismo” y aventura incluso que “si esas personas vivieran hoy, o se despertaran y vieran lo que están haciendo, les pegarían un tiro”.
El punto de inflexión para Celeste fue haber sido condenada en enero por un delito de atentado especialmente agravado a una pena de siete meses de prisión que está cumpliendo en un régimen de libertad a prueba. En el marco de un acto de reconocimiento al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, que fue organizado por la Intendencia de Montevideo (IM), y al que la militante del PN concurrió para manifestar su oposición, escupió a una funcionaria municipal en un procedimiento asociado a la retención de las matrículas de su auto. Este episodio hizo exponencial su exposición pública, pero también le significó repensar algunas de sus conductas violentas.
Prefiere “militar sola” porque “le gusta la independencia”. Cuando habla de los políticos remarca una otredad: los nombra como “ellos”. Sostiene que “se matan entre ellos, no importa del partido que sean”, y que “se matan por un puesto”. Ella aclara que nunca militó “por un trabajo” y que “cuando me había ganado un trabajo, en un concurso público de OSE, quedé afuera”. Fue por la condena que tuvo, aunque dice que “no se arrepiente” porque “no actúa por conveniencia”.
Asegura que no da pasos sin medirlos: “Todo lo que hago y lo que voy a decir lo pienso. No soy impulsiva como dice la pericia que se hizo pública. Todo lo que hago políticamente lo pienso antes de hacerlo y sé las consecuencias que puede traer”.
Con uno de estos movimientos pateó el tablero hace un par de semanas: denunció públicamente al senador de su partido Gustavo Penadés, a quien acusó de actos sexuales con ella a cambio de dinero cuando tenía 13 años, lo que llevó a que la Fiscalía abriera una investigación de oficio. Celeste ratificó la denuncia ante la Justicia y, a partir de su caso, otras personas denunciaron penalmente hechos de similares características que involucran al senador.
Fue siempre consciente de las consecuencias políticas que podían venir con su denuncia: “Yo sabía todo lo que podía traer en el partido a partir de lo que dije. Pero no pienso en ese código. No soy ciega por amor a una bandera política. Digo lo que tengo que decir; si me sirve o no, o si le conviene o no a alguien, eso ya es tema aparte”.
Siente que la investigación en Fiscalía se está llevando “con mucha reserva y responsabilidad por la fiscal Alicia Ghione” y por eso “ahora sí” confía “totalmente” en la institución, porque “están haciendo las cosas con mucho respeto y seriedad”.
Se define como alguien que “no se cansa de luchar” y que “le dio para adelante desde adolescente”, también como “blanca a muerte”. Más allá de la imagen pública que proyecta, reconoce que en este tiempo “la ha pasado muy mal” y que a raíz de su denuncia contra Penadés su papá le dejó de hablar. Sobre su personaje, su militancia, la violencia en las redes, sus movimientos de los últimos meses y sus expectativas futuras, Romina Celeste habló con la diaria.
¿Cómo cambió tu vida a partir de la denuncia pública que hiciste?
En realidad, mi vida cambió después del acto en la IM y no después de la denuncia pública que hice. Después de [lo que ocurrió en] la IM cambió en el sentido de las actitudes; trato de hacer las cosas mejor y dejar eso de la guerra contra un partido político. Intento ir contra lo que creo que está mal, sin mirar banderas políticas. Hoy me mueve eso. Si veo que un partido político está haciendo las cosas mal, voy a hacer la denuncia donde la tengo que hacer. Me tocó en mi propio partido, y lo hice. La mayoría de los políticos no lo hacen, los militantes tampoco.
¿Sentís que te dieron la espalda después de tu denuncia?
Desde el momento en que el presidente o un ministro salieron a hablar del tema, lo politizaron. Aunque estoy orgullosa del partido del que soy parte, por su historia, me parece una falta de respeto que una persona que está siendo investigada no se tome ni siquiera una licencia. Está siendo denunciado por varios menores, se está sabiendo lo que hizo. Él quiere demostrar que, como sigue trabajando, no tiene nada que ver. Siempre he luchado sola, no necesito un respaldo ni que me digan si están conmigo o no. Cuando hice la denuncia contra Penadés estaba sola.
¿Sentís que formás parte de un partido que te rechaza?
Lo que pasa es que el PN es un partido libre. Que ellos se quieran adueñar del partido y decir quién entra o quién sale es un error. Que me represente el partido y la bandera blanca y celeste no quiere decir que me representen los que están hoy gobernando. Porque el día que el presidente salió a decir que le creía a él, yo dejé de respaldarlo. Porque esa persona me está tratando de mentirosa. Militaba para el partido que quería que ganara, y realmente no me siento representada por lo que están haciendo ahora.
Hiciste una acusación pública y ahora estás sosteniendo un proceso penal.
Pienso ir hasta las últimas consecuencias. No lo llevé a la Justicia por lo que yo viví, porque ya lo había superado. Me lo revolvió lo que pasó en la IM, cuando Penadés salió a decir que yo no era del partido. Cuando pasó eso, me contactaron y me dijeron: “Esta persona que salió a hablar de vos hace esto, esto y esto”. Y la verdad es que yo no tenía ni idea de que seguía haciendo esto. Ahí estuve un tiempo pensando.
No saliste a hablar en ese momento.
No salí enseguida, pasó un tiempo. Esperé el momento y lo hice.
¿Por qué ahora?
Para que se sepa la verdad, que lo que pasó y seguía pasando era injusto. No podía creer que un senador siguiera haciendo eso: estar con menores de 13 años. Es simplemente eso. ¿Vos qué harías si sabés que hay un tipo que está en eso?
La investigación la inició de oficio la Fiscalía. Se podría decir que si fuera por vos, en este momento Penadés no estaría siendo investigado.
La abrieron de oficio, pero yo podría tranquilamente haber dicho “no me meto” y no ir a declarar. Además, al haber otras denuncias, ayuda a que no prescriba la mía.
Saliste como punta de lanza y por tu personaje público es muy fácil construir una “mala víctima” y desacreditarte. Cambió el escenario cuando otras personas sumaron su denuncia. ¿Y si hubieras sido sólo vos?
Ahí hubiera sido muy complicado, porque no se hubiera podido comprobar y después se me iba a venir la denuncia por difamación.
Que fue lo primero que salió Penadés a responder.
Por algo no la hizo y nunca más habló. No se lo ve. No ha ido a ningún acto. Está escondido. Por algo está escondido.
Cambiaste tu defensa a último momento y recurriste al Consultorio Jurídico de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República. Hasta el día antes de tu declaración tu abogado iba a ser Fabrizio Bacigalupo, que fue condenado dos veces por varios delitos, entre ellos difamación e incitación al odio.
Sí. Cuando pasó lo de la IM, un amigo le pasó mi teléfono y fue la primera persona que se contactó conmigo. Yo me fijo en cómo son las personas conmigo, no tenía ni idea del resto. De a poquito me fueron llegando los datos de esa persona y en un momento tan importante para mí, que sabía que iba a traer cola, preferí hacerlo con alguien más confiable y con un equipo de mayor contención. Porque no sólo son abogados, me siento contenida, cuidada y asesorada por ellos. Fue una decisión estratégica.
Hablaste de una de las abogadas que te representa, Soledad Suárez, como “un ángel”.
Mirá que soy fuerte, pero me sentía desamparada. Ese día que fui a declarar saqué algo que era complicado para mí. Estaba shockeada. Además de la angustia, mi cuerpo estaba flojito y débil. Y ella me estaba dando la fuerza ese día. Me sentí protegida. Me representó muy bien.
“Aunque estoy orgullosa del partido del que soy parte, por su historia, me parece una falta de respeto que una persona que está siendo investigada no se tome ni una licencia”.
La vez anterior que te tocó enfrentar a la Justicia fue del otro lado, como indagada. ¿Cómo te sentiste?
Fue horrible. Se puede decir que me metí en la boca del lobo, pero no lo veo tan así. Con la condena se fueron al carajo. No me pude defender bien.
Pero firmaste un acuerdo abreviado.
Firmé el acuerdo porque estaba shockeada por todo lo que había pasado. Estuve dos días sin dormir porque estaba detenida. Nunca pensé que iba a terminar así públicamente. Pero capaz que si no hubiera pasado eso, no hubiera pasado todo lo otro. Me dio fuerza también.
Hablás de aprendizajes, más allá de que estás en libertad a prueba y de que sabés que cualquier eventual conducta delictiva te puede llevar a estar presa.
Me sirvió de experiencia. Aprendí que ese enfrentamiento frontal puede terminar mal y por eso trato de evitarlo. Antes lo buscaba. Desde ese día se terminó la adrenalina de la militancia. No voy a los actos del PIT-CNT a parármeles ahí, estamos pintando menos y no ando con la bandera gigante en el auto.
Mucha gente se puede haber sentido agredida por vos.
Lo que yo quería era demostrarles que no eran los únicos, que no pienso igual que ellos. Cada uno es libre de pensar y de decir lo que quiera decir, con respeto, en persona. Las redes sociales son aparte.
¿Tenés autocrítica de tu uso de las redes sociales?
No, porque todo lo que hago lo pienso. Ahora pretendo tener un cambio de estrategia, porque soy una figura a la que se le están acercando menores y familias. Me tengo que comportar a la altura.
Has recibido mucha violencia. Y sabés que hay mensajes tuyos que provocan violencia. ¿Reconocés esa violencia hacia otros?
Obviamente, por eso busco este cambio. Es un cambio de estrategia. Antes hablaba como una militante que va y se da contra todo el mundo por la bandera, que les pinta los muros. Ya está. Eso quedó en el pasado. Voy a seguir pintando, pero ya no voy a ir a provocar. Ahora quiero levantar un teléfono y comunicarme con alguien del Frente Amplio [FA] y decirle: “¿Te parece si pinto este muro?”. Arreglamos, y que cada uno pueda tener su espacio para pintar.
Hay una diferencia entre un cambio de estrategia para conseguir un objetivo y un cambio de posición después de una reflexión. ¿Qué es en tu caso?
Lo que pasa es que no quiero vivir más esas situaciones. Entonces, cuando aprendés de algo malo que te pasó, no querés volver a vivirlo. Es un aprendizaje, pero no deja de ser una estrategia política también. Porque yo podría seguir así, y seguir pegándome la cabeza contra la pared. Y no es mi idea. No es sólo una estrategia; reflexiono y por eso me propongo cambiar eso.
Planteás que desde el FA “estaban dispuestos a buscarte el error” para poder “meterte en cana”, pero ahora decís que no sentís eso. ¿Por qué te parece que hubo un cambio?
Por lo de Penadés. Siento ese cambio. Siento que ahora tengo un respaldo de la ciudadanía consciente a la que le interesa la política, también de personas que no tienen bandera política. Y lo que define una elección es esa gente. Ellos se olvidan, creen que las elecciones las definen entre los que andan con la camiseta blanca o con la del FA. Pero no. Lo que define una elección es la gente a la que no le interesa la política. Siento que puedo llegar a tener el apoyo de esa gente, de la que no se identifica con ningún partido. De esa gente sentí mucho apoyo en este tiempo. La mayoría de la población está decepcionada de los políticos.
Dijiste que hubo amenazas a posibles víctimas y sus familias.
Es parte de la investigación; la fiscal se está encargando de investigarlo.
¿Todo lo que te ha llegado lo has trasladado a la Justicia? ¿Con eso intentás aportar seriedad a la causa?
Totalmente. Si no, hubiera hecho videos para las redes. Obviamente que me tengo que cuidar un poco y también me ocupo de trasladar todo a la Justicia, que es quien tiene que investigar.
Los delitos sexuales tienen dificultades probatorias y son procesos complejos. ¿Tenés una expectativa penal o de juicio público?
El juicio público ya lo tiene. La condena social ya la tiene. Ahora espero que se pueda comprobar. Una de las víctimas que va a declarar tiene chats, tiene otras pruebas. Espero que lo saquen del partido. Eso es lo principal para mí; eso sería justicia.
¿No apuntás a que sea condenado penalmente, sino a que quede fuera del partido?
Claro. Cada uno tendrá su justicia. Yo hablo de la mía como víctima, y qué sería lo que me haría bien a mí, más que cualquier cosa.
¿Pretendés su salida del partido a raíz de lo que denunciaste vos y otras personas, o pretendés una revancha porque no te reconoció como parte del PN?
Obviamente que yo salí a declarar esto porque recibí muchos mensajes, si no, no hubiera dicho lo que viví. Si no me hubieran llegado los mensajes que me llegaron esos días entre que publiqué en mis redes el video y que dije quién era, yo no me iba a mandar a decir “es tal persona”, porque hubiera sonado como un disparate porque “es un senador”. Pero al no ser yo sola la que dice esto, la historia cambió.
¿Qué sentís que va a cambiar para adelante, cuando todo esto pase?
Después de esto, si se da todo como lo tengo pensado, que es que se haga justicia, espero volver con una Romina con fuerza y con otro tipo de vínculo con la gente para lograr mi objetivo, que es tener un lugar como representante del pueblo.
¿No te preocupa que si llegás al Parlamento eso te burocratice o te apague?
No. No me gusta tener que cambiar algunas formas de ser, por nada ni por nadie. Puede llegar a ser una guerra, porque no estoy ni ahí con los políticos. No me cabe ninguno ahora. Lo único que buscan es mantener la banca al precio de callarse la boca con situaciones como estas, porque todos los políticos que están ahí se quedaron, algunos incluso han salido a abrazarlo, los de mi partido y los de los otros. En una situación así de denuncia, que fue la mía y la de todos los otros gurises, ninguno de ellos le soltó la mano. Los políticos son cómplices y se cuidan entre ellos. Ellos piensan más en mantenerse ahí. Pero, ¿a qué costo? El costo es callarse la boca y no decir lo que piensan. Ninguno va a salir a denunciar a un compañero porque está haciendo las cosas mal. Seguramente [el ministro del Interior, Luis Alberto] Heber lo sabía. Estoy segura de que lo sabía.
¿Estás diciendo que Heber sabía?
Para mí que sabía. Hace 30 años que lo conoce. Por la manera en que salió a defenderlo, a decir así como dijo que esto era “una difamación”.
¿Sentiste como una presión que haya ido a la conferencia de prensa?
Me pareció una falta de respeto. Creo que él fue como amigo, pero se olvidó de que era el ministro del Interior. Me parece una vergüenza, porque lo que estaba dando a entender es qué le va a pasar a una persona que va a hacer una denuncia: va a quedar en la nada, porque el ministro va a apoyar al denunciado y todo es inventado. ¿El resto de las víctimas son un invento?
Antes de declarar por primera vez en la Fiscalía dijiste que “sigue trabajando como si nada junto a todos los políticos”. Eso no se lo decís sólo al PN.
No, hablo de todos los políticos. Y ahí te das cuenta: se cuidan entre ellos. La famosa “casta política”. Son todos lo mismo. Están ahí y tienen miedo de perder la banca y no hacen nada. Siempre están pensando en ellos. La gente se cansó de eso. La gente está cansada de los políticos y de que sean todos iguales.
Pretendés representar personas. ¿Tenés pensado sostener a nivel público un perfil de ir al choque, o trasladar los aprendizajes de los que hablás al personaje político?
El personaje político contra todos los políticos va a seguir. Porque es lo que me gusta. Siempre me gustó la guerra. Ir contra todo lo que creía que estaba mal. Pero contra los políticos no quiere decir contra la gente.
Esta semana un adolescente fue acribillado en Sayago. Iba en un auto junto a unos amigos y lo mataron en una balacera en la que hubo más de 20 disparos. Tras los hechos, Romina subió un tuit en el que afirmó que el fallecido era una de las personas que estaban valorando denunciar al senador. Por eso fue citada a declarar ante la Fiscalía de Homicidios de 2° turno a cargo de Mirta Morales.
Ante la citación de la Fiscalía, aportó la información y las pruebas que tenía sobre el caso porque no quiere que “pase por un ajuste de cuentas más”, porque asegura que el adolescente no estaba vinculado a conflictos criminales. La militante descartó que haya un nexo causal entre este hecho y la presunta denuncia que iba a presentar contra Penadés.
Dice conocer a otros denunciantes, pero aclara que “todo lo que refiere a ese caso no lo voy a tratar en las redes sociales, lo voy a hacer donde tengo que hacerlo, que es en la Fiscalía, para que haya justicia”.
Romina siente que “sacando lo político”, “puede ser la voz de los que no la tienen” y que también “podés ayudar a gente que se anime a contar cosas que vivieron, que sientan apoyo y puedan hablar”. Dice lamentar que el joven asesinado “no lo va a poder hacer”, pero asegura que “otras víctimas sí”.
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