“Super super. Melhor fazer isso sempre”, le escribió Marcus Vinicius Espíndola Marqués a Sebastián Marset el 6 de agosto de 2021. El narcotraficante uruguayo se había contactado minutos antes con su “hermano” brasileño desde Dubái, en Emiratos Árabes, para contarle que había cambiado de teléfono, una decisión que su interlocutor consideró acertada, en perfecto portugués.

Un mes después de esa conversación, Marset sería detenido mientras intentaba embarcar en un vuelo de Emirates hacia Turquía, con un pasaporte paraguayo falso. Estuvo en la cárcel de Al Wathba hasta finales de diciembre de ese año, cuando tuvo en sus manos el pasaporte uruguayo que utilizó para salir del país.

El diálogo por Whatsapp entre el prófugo Marset y el detenido Espíndola aparece en la acusación que presentó la Fiscalía de Paraguay este miércoles contra el exministro del Interior Arnaldo Giuzzio, una jugada que generó controversia política en ese país. Es que el movimiento del Ministerio Público paraguayo se concretó en medio de la transición presidencial entre Mario Abdo Benítez y Santiago Peña, más cercano que su antecesor al expresidente Horacio Cartes.

Giuzzio, de hecho, calificó la acusación fiscal por presuntas coimas como una “vendetta del cartismo”, el entramado político y empresarial al que se enfrentó desde todos los cargos públicos que ocupó (además de ministro del Interior fue fiscal anticorrupción, senador y ministro de la Secretaría Nacional Antidrogas).

Más allá de las tensiones políticas, en el documento de la Fiscalía de Paraguay, al que accedió la diaria, hay elementos novedosos sobre Marset y algunos vínculos que tenía en la región.

Los datos surgen del celular que se le incautó a Espíndola, un brasileño que fue detenido en febrero de 2022 en Hernandarias, en el departamento de Alto Paraná. El operativo, llamado Turf, terminó con una imputación en su contra por tráfico de drogas y lavado de activos, y dejó líneas de investigación abiertas por presuntos negocios con la organización criminal italiana Ndrangheta.

El narcotraficante brasileño operaba en Ciudad del Este y Foz do Iguaçu, y tenía dos empresas, Black Eagle Group y Ombú, dedicadas a la importación y blindaje de vehículos de alta gama. Durante más de diez años, Espíndola brindó servicios para el Ministerio del Interior paraguayo, lo que explica la conexión con la gestión de Giuzzio.

Espíndola está casado con Jussara Cabral, una accionista de Tabacalera del Este SA (Tabesa), propiedad del expresidente Cartes. Jussara es hija de César Cabral, uno de los fundadores de esa empresa tabacalera. Días después de la detención de Espíndola y cuando los medios paraguayos ya habían captado el vínculo, Tabesa emitió un comunicado para aclarar que Jussara Cabral era socia minoritaria del grupo, sin “participación activa” en su directiva.

Las empresas de Cartes llevan años en el ojo de la tormenta. En 2022, por ejemplo, la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes paraguaya concluyó que las vías de transporte que utilizó durante años Tabesa para el contrabando de cigarrillos son “las mismas” que utilizan en la actualidad “para tráfico de drogas, armas y personas” los principales grupos criminales que operan en la región, entre ellos el Primer Comando Capital de Brasil.

Autos blindados y criptomonedas

La conversación entre Marset y Espíndola dura apenas 15 minutos. “Hola Hermano, cambié el número hace unos días. ¿Por ahí todo bien? Yo cambié el número porque estaba mal. Hace mucho tenía ese número”, escribió el uruguayo.

Espíndola le contestó con dos audios y le dice que cambiar de teléfono es una buena decisión “siempre”. “Siii”, le contesta Marset. El brasileño le termina diciendo: “Hermano, cualquier cosa estoy por aquí, para lo que precises”.

El documento de la Fiscalía paraguaya incluye declaraciones del testigo Gilberto Enciso Flores, empleado de Espíndola en Black Eagle Group. Los investigadores le preguntaron si conocía a Marset y respondió: “De vista lo conozco, no tengo relaciones con él. Fue a la empresa una o dos veces junto a Marcus y llevó un vehículo de la marca Ford Raptor, color blanco, para blindar. Creo que fue a finales del año 2020”.

La Ford Raptor blanca cuesta 100.000 dólares y por esa fecha estuvo en exhibición en el local de Total Cars, una de las empresas que tenía Marset en Asunción, según el informe de inteligencia Ultranza Py. El diario ABC de Paraguay publicó este miércoles 16 que la camioneta está a nombre de Gabriel de Souza Beumer, la identidad boliviana utilizada por Marset para ingresar a Paraguay en 2019.

En el teléfono recuperado de Espíndola también aparecieron chats de Whatsapp con el director de Asuntos Internos y Anticorrupción de la Secretaría Antidrogas paraguaya. El funcionario, Arturo Alejandro Benítez, declaró como testigo ante Fiscalía y admitió que tenía un vínculo con el narcotraficante brasileño: “Llegué a conversar un par de veces con Marcus. En algún momento me llegó a consultar en mi rol de abogado, sobre algunas leyes que regulan los bitcoins y sobre fondos fiduciarios. Me llegué a encontrar con Marcus personalmente, en el Shopping del Sol, por ejemplo, y también en Ciudad del Este, esos encuentros fueron luego de la pandemia”.

No es la primera vez que empresarios cercanos a Marset aparecen vinculados a las criptomonedas. Sucedió con algunas personas que fueron detenidas en Bolivia en las últimas semanas y, según pudo confirmar la diaria, también en la Fiscalía uruguaya hubo investigaciones en las que presuntos socios del narcotraficante uruguayo reconocen que incursionaron en ese negocio en los últimos años.