La víctima tenía 24 años cuando dejaron de verla en Salto el 28 de abril de 2022. Tras varios días de búsqueda, la encontraron en el arroyo San Antonio, a unos metros de la desembocadura de la represa de Salto Grande.
La mujer tenía cuatro hijos de entre seis y nueve años. Era trabajadora sexual. Había salido de su casa para ir a trabajar y fue asesinada por un hombre que fue detectado por las cámaras de videovigilancia. Según el registro, la víctima se subió al auto del agresor y esa fue la última vez que la vieron con vida. El hombre fue detenido e imputado con prisión preventiva en ese momento.
Tras poco más de dos años, la Fiscalía de Salto, a cargo de Augusto Martinicorena, logró este jueves que el agresor fuera condenado a 30 años de prisión por múltiples delitos. Además, se le impusieron 15 años de medidas de seguridad eliminativas.
El agresor fue condenado por homicidio especial y muy especialmente agravado por femicidio, en reiteración real, con un delito de ultraje público al pudor, en concurso formal con un delito de abuso sexual sin contacto corporal. Además, fue condenado por un delito de omisión a los deberes inherentes a la patria potestad o a la guarda, ya que su hija, de cuatro años, estaba en el auto cuando la mujer subió y mientras la asesinó mediante asfixia.
Se aplicaron penas accesorias, como la reparación patrimonial para la famila de la víctima, la pérdida de la patria potestad y la inscripción en el Registro Nacional de Violadores.
Las pericias psiquiátricas determinaron que el acusado tiene un perfil psicopático y antisocial.