Graciela Barrera es la madre de Alejandro Novo, quien fue asesinado el 14 de enero de 2009 en el marco de una rapiña. Casi 16 años después, les comunicaron a Graciela y a su familia que los dos responsables del crimen fueron condenados, uno a 21 años de penitenciaría y el otro a 22. Ambos están actualmente en la cárcel, presos por otros delitos. La condena es por homicidio muy especialmente agravado en reiteración real con un delito de receptación.

Graciela, que actualmente es senadora suplente del Frente Amplio y fue electa diputada para el próximo período, fundó la Asociación de Familiares de Víctimas del Delito (Asfavide) tras el homicidio de Alejandro, y desde entonces visita las cárceles, dando charlas sobre las chances que hay de vivir por fuera del delito y la violencia.

Ante esta resolución judicial, Graciela habló con la diaria. “Estoy tratando de descifrarte lo que fue la tardecita de ayer”, comenzó diciendo, y contó cómo se dieron los hechos en la jornada de este jueves. “Llegamos a casa y al ratito suena mi celular y era Juan [el abogado Juan Raúl Williman], que me dice que ponga en voz alta para escuchar con Hugo. En ese momento me dice ‘hay novedades’. Te juro que, no sé, me agarró tan desprevenida, tan desprevenida. Pero empezamos a escuchar y con Hugo nos mirábamos y se nos caían las lágrimas: después de 15 años recibíamos la noticia de que, no sé, [fueron condenados] quienes nos quitaron a Alejandro de este mundo, porque sólo lo quitaron en forma física, no te lo pueden quitar de otra forma, nunca te lo van a poder quitar, ni a nosotros, ni a Meli [la hija de Alejandro y nieta de Graciela], ni a ninguno de los que lo quieren de verdad”.

Entonces, dice que sintió que “se había hecho justicia”. “Lo vuelvo a repetir, por más años que le den, no lo traen de vuelta a Alejandro”, aclaró. Por el contrario, “a mí hoy me reactiva más para seguir trabajando, para que la gente se pueda rehabilitar, para que la gente cambie su vida, para que la gente sepa el valor de la vida, que de estar preso se sale, pero de donde está Ale no se puede volver”.

Para Graciela, “fue un momento en que se te pasa todo por la cabeza”. “Fueron años, años en los que vi mi lucha de ir a hablar con uno, con otro. De haberse sentido a veces uno muy menospreciado, porque al principio éramos muy menospreciados”, indicó, y planteó que recordó que “en aquel momento en que un abogado, que hoy es diputado electo, nos dijo que no había ni un 10% ni un 30% de probabilidades de que este caso se esclareciera, que lo dejáramos ahí nomás”. “Me acordé de él, pero bien”, señaló la mamá de Alejandro que asegura que hoy no siente “ni odio, ni rencor”. “Ni con los que nos quitaron a Ale, ni con nadie”, manifestó, y agregó que “esto tiene que servirnos para decir ‘hay otra vida’”.

“Se me pasaron por la mente todos los momentos vividos durante estos 15 años. Me pasó por mi mente mi nuera [hoy fallecida]. Mi nuera, que dejó su vida porque no pudo seguir soportando más todo el daño que le habían hecho. Mi nieta, divina, sol de mi vida, que es una personita dulce y maravillosa que no guarda nada de odio”, contó.

Graciela quiso agradecer a todas las personas que la apoyaron en su búsqueda de justicia: “Se me ocurrió pensar ya en la noche en los ‘gracias’ que tendría que darle a tanta gente que sí me ayudó, que sí estuvo a mi lado. A Julio Guarteche [exdirector de la Policía Nacional, actualmente fallecido], que un día, cuando él fallece, le había dejado dicho a la secretaria que me dijera, cuando me viera, que me pedía perdón por no esclarecer el caso de Ale, que tanto luchaba yo por los demás. Al [Eduardo] Bicho Bonomi [también fallecido], quien me enseñó un montón de cosas y con él aprendí muchísimo. A un gran investigador, por sobre todas las cosas, que se puso la carpeta de Ale al hombro, que es el señor Pablo Barrios. A Isabel Ledesma, a la Unidad de Hechos Complejos, de Homicidios, que fue creada en su momento por Guarteche cuando él lideraba, era director de la Policía Nacional, para que se iniciara trabajando con los casos que no habían tenido resolución antes. Y esa unidad fue la que encontró a los culpables. También a Juan Raúl Williman por estar, por luchar, por seguir. Y a todos aquellos que nos ayudaron. Al doctor Charles Carrera. A todos. Si me olvido de nombrar a algunos, pido disculpas, porque hay mucha gente que me ayudó. Y muchos periodistas que siguieron y siguieron el tema”.

Para cerrar, la actual senadora indicó que está “más convencida de que hay que trabajar para las víctimas, porque por algo ocurren todas estas cosas”. “Tenemos tanto para trabajar, tanto para trabajar. Y desde mi nueva posición política es tanto lo que me parece que tenemos que trabajar, desde que los niños están en la panza de su madre, de sus padres”. “Eso es lo que yo sentí realmente: que tengo que redoblar esfuerzos para seguir trabajando en el camino en que estoy trabajando”, concluyó.