El gerente general de Conexión Ganadera, Martín Bartol, negó en sus declaraciones ante el fiscal de Lavado de Activos Enrique Rodríguez tener conocimiento sobre la situación del fondo ganadero y dijo que fue “toda una sorpresa”.
Bartol declaró que se vinculó a Conexión Ganadera en 2003. Si bien trabajaba en las oficinas de la empresa facturaba como unipersonal, y se dedicaba al área productiva por unos 3.000 dólares al mes. Consultado si sabía en qué consistía el negocio respondió: “En un primer momento no me explicaron, simplemente porque yo me dedicaba a la producción. Después con el correr del tiempo, no me creo un tonto, pero ya me dijeron ‘nosotros hacemos esto, la empresa hace esto, son distintas etapas que cumplimos nosotros’”. Además dijo que en casos excepcionales atendía a algún cliente.
Por otra parte, reconoció tener una amistad con Carrasco luego de 20 años de trabajo, y dijo que él reportaba su trabajo a Carrasco. Consultado por el fiscal Rodríguez sobre por qué firmaba contratos en representación de los tomadores de ganado Hernandarias XIII, Bartol dijo tener un poder de representación para firmar por Hernandarias “cuando no estaba Carrasco en el país o había urgencia por firmar un contrato”, pero dijo no recordar la fecha de ese poder. Desde la fiscalía le señalaron que el hecho de firmar un contrato en representación de una de las tomadoras de ganado trascendía el trabajo en la producción e implicaba la asunción de responsabilidad ante un tercero. Consultado sobre cuántos contratos al año firmaba respondió: “No creo que sean más de 50, 60”.
Pese a la firma de esos contratos, Bartol insistió en que sólo estaba vinculado al área productiva: “Si el inversor invertía o no invertía, a mí tanto me daba, porque yo me dedicaba a producir” y agregó que “los que bajaban directivas eran Pablo Carrasco y productivamente su señora Ana, nada más”. Bartol también se deslindó de responsabilidad en cuanto a la decisión de distribuir los ganados en los diferentes campos del grupo empresarial, señalando que sólo asesoraba dónde era mejor ubicarlos: “Yo no tomaba la decisión”, declaró.
En cuanto a su vínculo con el Terruño —la empresa instalada en Delaware en la que figura como gerente de operaciones— Bartol dijo que se incorporó a la empresa en 2016, pero que no formó parte de su creación, y su tarea era elegir los cortes para incorporarse al mercado estadounidense.
Bartol detalló que había 27 campos con diez administradores de ganado vinculados a Conexión Ganadera que todos los meses le pasaban un estado de situación a Carrasco. En cuanto a su valoración sobre lo que ocurrió con la empresa el ex gerente general respondió: “La verdad que para mí fue toda una sorpresa; es la verdad. Para mí fue toda una sorpresa porque desde enero del 2003 a hoy nunca faltó nada, siempre era para adelante, confiaba en el señor Pablo Carrasco, en lo que me decía y, sinceramente, para mí fue un balde de agua fría”.
“Sinceramente era inimaginable que pasara eso. Inimaginable. Por lo menos desde mi punto de vista, como alguien que está atrás de las vacas, que hace producir”, expresó Bartol que a su vez hizo hincapié en que tras la sequía, la producción estaba en crecimiento. Bartol dijo que su hermano invirtió en Conexión Ganadera pero señaló que no fue él quien se lo recomendó.