Alejandro Cao es una especie de “embajador” de Corea del Norte que trabaja como intermediario en las relaciones comerciales del país de Kim Jong-un y, asimismo, participa de charlas y eventos que divulguen la cultura norcoreana. De ideología comunista, este nacido en Tarragona en el año 1974 simpatiza con Corea desde hace más de 25 primaveras. “Es muy fácil acercarse a Corea del Norte”, asegura. Cao de Benós, además de reiteradas y estridentes apariciones mediáticas, protagonizó el documental The Propaganda Game (Álvaro Longoria, 2015), que describe y analiza las diversas técnicas y estrategias de manipulación mediática en su amada Corea del Norte.
¿Cómo puede un tarraconense simpatizar tan férreamente con un país que queda a 9.761 km de distancia de su hogar? Todo comenzó por su gran pasión por Asia y por sus tempranas convicciones comunistas. En su juventud, mientras compartía vínculos con otras familias de orígenes aristocráticos, durante los años 90, el comunismo estaba desapareciendo y, a su vez, Corea se mantenía firme. Esa permanencia estoica lo sacudió: entendía que ahí estaba la resistencia. Entonces, se unió a la Asociación de Amistad con Corea. Y allí comenzó todo.
Más tarde, en 2002, fue nombrado representante especial para el Comité de Relaciones Culturales del gobierno de la República. Por estos días, viajó por el mundo y repartió su tiempo entre la actividad diplomática y un bar temático que abrió en su pueblo. El bar cuenta con una biblioteca formada por unas 300 revistas, 150 libros, distintos cortometrajes y materiales audiovisuales procedentes de Pyongyang y de su colección personal.
De retórica belicista, el único occidental que forma parte del régimen norcoreano defiende con bravura a Kim Jong-un. Por eso, las acusaciones contra su gobierno no le hacen mella. Entiende la dinámica simbólica y sobre eso yergue sus convicciones: “Esto es una guerra. Y en la guerra defendemos nuestra idea. Y me enorgullece estar en el frente de esta guerra de propaganda”, apura en The Propaganda Game. Y, de paso, sugiere unir a Corea del Norte con Corea del Sur y que ambas queden bajo el dominio de Kim Jong-un, su supremo líder.
Demonizada por los medios de comunicación, las grandes élites políticas y los grupos de presión norteamericanos, Corea del Norte fue erigida como la nación enemiga del imperialismo. “Gracias a los misiles balísticos intercontinentales y a la bomba de hidrógeno sabemos que ni Trump ni ningún presidente futuro se va a atrever a atacar a Corea de nuevo”, se defiende Cao de Benós de un potencial ataque estadounidense. No obstante, aclara: “Corea del Norte siempre desea la paz, no sólo con Estados Unidos sino con todos los países del mundo, pero lo que no va a hacer es arrodillarse para poder vivir en paz”. Las negociaciones entre ambas Coreas y el anunciado encuentro entre Donald Trump y Kim Jong-un podrían darle la razón.
–Corea del Norte es muy maltratada por los medios, ¿cuál es el interés de tirar tanta tierra sobre un país?
–En primer lugar están los grandes intereses políticos por parte de los medios de comunicación que están pagados desde Washington. Está claro que quieren destruir cualquier nación que tenga un sistema económico diferente al capitalista. En este caso, Corea es comunista y para ellos es el enemigo perfecto para lanzar todo tipo de ataques, mentiras y acusaciones. Por otro está la parte del sensacionalismo: muchos medios de comunicación abusan del vacío de información sobre Corea del Norte para crear noticias fantásticas y horribles para de esa forma vender más. Eso produce un beneficio económico obvio a los medios de comunicación, y por desgracia está a la orden del día. El 90% o más de noticias que salen sobre Corea del Norte son totalmente falsas.
–¿Crees que el cine de Hollywood y sus industrias culturales van a empezar a bastardear la cultura, la sociedad, la economía, la política y la religión de Corea como hizo, en otros momentos, con otros países?
–Sin ninguna duda, ya lo han estado haciendo los últimos años. Hemos visto juegos como Homefront, un videojuego basado en una hipotética invasión de Estados Unidos por parte de Corea del Norte. Algo totalmente ridículo porque son los Estados Unidos los que siempre quieren invadir Corea del Norte, pero en ese videojuego se supone que tienes que atacar a norcoreanos porque quieren invadir el imperio de los Estados Unidos. Luego tenemos películas como The Interview [Evan Goldberg y Seth Rogen, 2014] y otras ya generadas por Hollywood, básicamente películas de bajo presupuesto con actores bastante malos en la comedia en las que han intentado ridiculizar a Corea del Norte al máximo. Así que ya está en la prensa, en los medios de comunicación de todo tipo para intentar influenciar a la sociedad, que es una sociedad paranoica de que Corea del Norte es el enemigo a destruir.
–¿Cómo comenzaste tu tarea diplomática en Corea del Norte?
–Principalmente me acerqué a Corea por la ideología. Siempre he sido comunista y he querido luchar por un mundo más igualitario y mucho más justo, en el que el pueblo sea realmente el dueño de su destino y la lucha en el comunismo, sobre todo en los años 90. Fue un momento muy duro porque estaba desapareciendo la Unión Soviética y China también estaba realizando un cambio económico capitalista. Pero había un país que resistía y que continuaba con la bandera roja en alto; ese país era Corea, liderado por el presidente Kim Il-sung. En los 90 yo tenía 16 años y mi pasión por las tradiciones orientales, sumada a mi pasión política, me hizo sentir en Corea como en mi casa. Así que desde esos 16 años ya han pasado más de 25 y decidí volcarme totalmente por la construcción socialista de la República Popular Democrática de Corea.
–¿Cómo es la vida en Pyongyang?
–El trabajo normal son ocho horas diarias, cinco días a la semana. Normalmente el quinto día se realizan trabajos voluntarios. Los jóvenes y los trabajadores de la ciudad van a ayudar a los campesinos o van a ayudar al Ejército, porque la vivienda es gratuita en Corea del Norte. Entre otras cosas, no existe el desempleo, la sanidad es gratuita, al igual que la educación y la universidad. Así que un trabajador normal trabaja sus ocho horas, va con sus amigos a tomar algo, se divierte, va al teatro, tiene una vida muy sana, practica deporte, toca instrumentos musicales. Los sábados por la mañana es día de estudio: todas las universidades y bibliotecas se abren al público y la gente va a formarse en lenguas extranjeras, en matemáticas, en cualquier aspecto cultural que desee. Digamos que es una sociedad muy relacionada con lo que es el arte y la cultura, porque son gratuitas. Cualquier estudio universitario, cualquier acceso a una biblioteca o incluso a un centro de deportes es totalmente gratuito.
–¿Cuál es la principal actividad profesional que hay en Corea del Norte?
–Sin dudas el Ejército es el primero. Es uno de los ejércitos más grandes del mundo, y sin la vida militar Corea ya estaría invadida por los Estados Unidos, como Irak, Afganistán o Libia. Así que es imprescindible y todos los jóvenes en Corea quieren servir un tiempo a su nación para defenderla del imperio norteamericano. Después, probablemente sería todo lo que tiene que ver con docencia y medicina, porque también el sistema médico y público es accesible a todo el mundo y se basa mucho en la prevención. Hay visitas regulares del médico de familia a las casas para prevenir enfermedades. Y como la educación es gratuita, todo el mundo está escolarizado. No existe nada de analfabetismo en el país. Hay un mínimo de 13 años de enseñanza obligatoria, por lo que también hay un gran número de personas dedicadas a todo tipo de docencia.
–¿Cuál es la disposición de Corea del Norte para con Estados Unidos?
–Corea del Norte no va a dejar que el imperio norteamericano vuelva a realizar una guerra y un bombardeo como el que sucedió en la guerra de Corea de 1950 a 1953, en el que los norteamericanos lanzaron más de una bomba por persona y el país quedó arrasado. Corea ya ha vivido una guerra provocada por los Estados Unidos y no quiere que esto suceda, por eso ha desarrollado la tecnología nuclear. Gracias a los misiles balísticos intercontinentales y a la bomba de hidrógeno sabemos que ni Trump ni ningún presidente futuro se va a atrever a atacar a Corea de nuevo. Por lo tanto, tenemos una seguridad de que eso no sucederá. Entonces, se ha desarrollado una industria de defensa para asegurar la vida en el país y, a raíz de esa defensa, Corea siempre está abierta para el desarrollo de relaciones diplomáticas también con Estados Unidos. Así que esperemos que la política imperialista y de agresión norteamericana cambie en el futuro y eso pueda llevar a una paz duradera y a una tranquilidad que decidan todos los seres humanos no sólo de Corea, sino de todo el mundo.
–¿Qué le recomendarías a alguien que está del otro lado del mundo y quiere visitar Corea? ¿Los procesos son los habituales?
–Normalmente no hay ningún problema para ninguna nacionalidad que quiera visitar el país como turista, a excepción de los periodistas. Los periodistas necesitan un visado de periodista en viajes especiales que están programados para ellos. Pero cualquier otra persona puede acudir como turista a Corea. Tenemos embajadas en Brasilia, en Venezuela, en Lima, en La Habana, y a través de cualquiera de nuestras embajadas se puede gestionar el visado. Existe otra posibilidad, que es como amigo de la nación, a través de programas culturales que organizamos con nuestra asociación varias veces al año.
Fotos: Josep Lago.