Pasó muy rápido, como todo en esa época. El planeta entero aún recuerda la imagen sexualizada, fogosa y empoderada de Madonna en los 80: “Like a Virgin”, “Material Girl”, “La Isla Bonita” y “Like a Prayer”. Esa estampa fue creada con la ayuda de Mary Lambert, una de las madres de los videoclips contemporáneos. Más tarde, después de su experiencia al frente de la rarísima Siesta (1987) y de erigir la matriz visual, polémica y pop de Madonna, la joven Lambert recibió un encargo: filmar la adaptación de una de las grandes obras maestras del terror.

Para ese entonces, Stephen King ya era un escritor de best sellers y enfilaba derechito hacia la canonización absoluta. Así las cosas, en 1989 Lambert dirigió Cementerio de animales, adaptación cinematográfica de la novela de King, y destrabó algunas olas: nuevas generaciones se acercaron a su literatura y, además, la sociedad se escandalizó por la historia (¡un niño vuelve de la muerte!). Y, de paso, King, que acá ofició de guionista, pudo cumplir un sueño: conocer a The Ramones, sus verdaderos héroes, quienes compusieron el tema principal de la película.

Actualmente, Lambert es consultada como una de las más importantes leyendas del cine de horror. Y aunque en los últimos años se despachó con films menores, como Urban Legends: Bloody Mary y Mega Python vs. Gatoroid, siempre será recordada como una de las realizadoras que mejor adaptaron la popular y siempre misteriosa obra de King. Y, también, como la autora que convirtió el talento natural de Madonna en un portavoz nítido para la rebelión, la fiebre y la libertad sexual.

Pasaron 30 años del estreno de Cementerio de animales, ¿por qué seguimos recordándola?

He pensado mucho acerca de eso, porque es una pieza importante en mi carrera y creo que una de las razones principales es que trata un tema tabú, como es la muerte de un niño. Si bien no es la trama en sí, es el motor que desencadena la película. En el momento en que salió Cementerio de animales no creo que se hubiera hecho algo así antes, por lo que podemos tomarla como un hito. Otro punto a tener en cuenta es que se trata de una película de horror centrada en una dinámica familiar, y ese para la época era un concepto innovador. Hoy en día hay otras películas con esa intención. Una de mis favoritas es Insidious [James Wan, 2010], y con esa misma dinámica está Hereditary [Ali Aster, 2018].

Cementerio de animales es una adaptación de un libro de Stephen King. La película fue para muchos el primer contacto con el autor. ¿Te sentís responsable de haber acercado la literatura de King a una generación o más?

Me atrevo a comparar a Stephen King con Charles Dickens. Creo que él escribe para una audiencia popular, pero su talento como escritor y narrador lo hace mucho más grande que un escritor popular de ficción normal. Él se mete dentro de la psiquis del personaje, encuentra su voz interior y te lleva a un viaje desde su perspectiva. Digamos que King convierte su trabajo en algo más que una ficción popular. La gente se identifica con él. Si el film Cementerio de animales hizo que una nueva generación de jóvenes realmente se sentara y leyera el trabajo de King, creo que es algo genial. Adaptar un libro no es un trabajo sencillo, porque no siempre se puede plasmar en la pantalla lo que hace que un libro funcione. Y una de las cosas que hacen este libro tan atractivo y legible es esa voz interna. Es difícil mostrar cuando alguien está pensando, y King en el libro lo hace muy bien.

A diferencia de Carrie y The Shining, esta adaptación tuvo a King muy involucrado. ¿Fue una responsabilidad extra? ¿Cómo fue la convivencia en el rodaje?

Bueno, él era el único escritor del guion. Fue el primer y único screenplay que escribió, y ese fue uno de los requisitos de su contrato con Paramount. Él vendió los derechos del libro, pero quiso escribir el screenplay. Hasta ese momento era considerado un muy buen escritor de libros, pero no necesariamente de guiones. Fue genial trabajar con él, resultó una colaboración fantástica, y creo que se dio cuenta de que yo no quería cambiar su libro de ninguna manera y de que mi mayor deseo como artista era llevar su historia a la pantalla. De todas maneras, siempre hay que hacer pequeños cambios: no se puede tomar 500 páginas y plasmarlas así como están frente a la cámara. Hay que adaptarlas, hay que dramatizarlas.

Cementerio de animales tuvo su remake en 2019. ¿Qué te pareció?

Creo que está muy bien hecha, me gustó, pero obviamente yo no la hubiera hecho así. No es una secuela, es una remake, y cambiaron grandes cosas del libro y de la historia. Yo jamás lo hubiera hecho, pero lo hicieron bien y la película funciona.

¿Es cierto que rodaron algunos finales alternativos?

En la original, Paramount y los productores estaban preocupados por la forma en que yo quería mostrar al actor Miko Hughes, el niño del film, que tenía dos años. Uno de los aspectos revolucionarios de la película es cómo lo traté. Pasé mucho tiempo haciendo castings con niños, hasta que lo encontré. Mientras tanto, la productora decía que llevaba mucho tiempo dirigirlo, que al estudio le costaba mucho dinero y que no iba a funcionar. Por eso, para algunas escenas querían usar una marioneta o un enano. En concreto, para la escena en la que él volvía de los muertos. Pero yo sabía que la autenticidad, el hecho de que realmente fuera un niño volviendo de los muertos iba a ser terrorífico. Sí me pareció inmoral hacer que un niño de dos años interpretara una escena con una garganta ensangrentada. Para eso, usamos una marioneta. Yo no quería ser la causante de sus pesadillas por el resto de su vida.

"Éramos parte de un grupo de amigos, junto con los Talking Heads y con Blondie. De hecho, fui a la escuela con David Byrne, Tina Weymouth y Chris Frantz, y luego conocí a The Ramones. Fui de gira con ellos una o dos veces".

The Ramones tienen una presencia muy fuerte en esta película. Cuenta la leyenda que Stephen King es fanático de ellos y que vos eras su amiga. ¿Cómo fue que terminaron involucrados en la película?

Dee Dee Ramone fue un amigo muy, muy cercano y querido para mí. Él era muy joven cuando murió, y eso realmente me rompió el corazón. Éramos parte de un grupo de amigos, junto con los Talking Heads y con Blondie. De hecho, fui a la escuela con David Byrne, Tina Weymouth y Chris Frantz, y luego conocí a The Ramones. Fui de gira con ellos una o dos veces. Yo era muy cercana a Dee Dee porque era una persona hermosa, no se pueden imaginar lo que era. Él tuvo una infancia muy difícil, nació después de la batalla de Berlín; su madre era alemana y su padre era un soldado estadounidense. No tuvo una infancia particularmente fácil. Conocí a su mánager y le pregunté si quería escribir una canción para la película. La verdad es que no fue un asunto difícil para nada. Y amo la canción que hizo Dee Dee. Eso es lo que pasa con The Ramones: sus canciones son tan simples, algunas parecen tontas de tan sencillas, pero si fuera tan sencillo lo haría todo el mundo... Lo que tenía Dee Dee, especialmente como compositor, era que llegaba al centro del asunto, a la esencia de lo que quería comunicar. Entonces, cuando le pedí que escribiera una canción para Cementerio de animales salió con eso de “I don’t want to be buried in a pet sematary, I don’t want to live my life again” (“No quiero que me entierren en un cementerio de animales, no quiero vivir mi vida de nuevo”). Tuvo una vida muy, muy difícil. Y, aunque disfrutaba su vida, realmente no creo que hubiera querido vivirla otra vez. Cada palabra que cantaba era cierta. Algunas veces era tan real lo que decía que resultaba gracioso. Por eso lo quería tanto.

Así como John Landis con “Thriller”, de Michael Jackson, y Steve Barron con “Take on Me”, de a-ha, te convertiste en una de las más importantes directoras de videoclips de los 80. ¿Cómo fue trabajar con Madonna?

Diría que inventamos los videos musicales. Previo a nosotros, no existían. Antes de eso sólo se filmaba a la banda tocando un tema y luego se editaba y listo: ese era el video. Como directora, en ese momento estaba lista para contar historias, y creo que lo que hizo único mi trabajo con Madonna fue que ella estaba muy interesada en esto de contar historias no lineales, como en las películas. Tuvimos diez años de colaboraciones en los que investigamos y aportamos a temas como el empoderamiento sexual, el racismo, el éxtasis y el amor. De hecho, algunos de estos temas hoy todavía son tabú, y por eso considero que fue una colaboración increíble.