Chile arde desde octubre. En Bolivia hubo un golpe de Estado y el futuro de las instituciones democráticas es incierto. Brasil pasa por un ciclo autoritario y regresivo. La región atraviesa momentos complicados.

En ese contexto, Uruguay estrena un gobierno con una orientación política claramente diferenciada de la que caracterizó al Frente Amplio en los últimos 15 años. Para intentar pensar los tiempos que vienen, recurrimos a dos espejos. Por un lado, echamos una mirada a Argentina, donde el ciclo “restaurador” se cerró en apenas cuatro años. La pregunta que le hicimos a Pablo Touzon es qué diferenció a los gobiernos de Carlos Menem del solitario período de Mauricio Macri. Su respuesta incluye no sólo factores políticos, sino también culturales, para explicar las distintas derivas de dos corrientes que, en lo superficial, compartían su concepción económica.

El otro espejo es el propio Uruguay de los años 90, es decir, aquel en que fue presidente Luis Alberto Lacalle, al tiempo que Menem lo era en Argentina. ¿De qué forma intentó imponer su programa neoliberal el último gobierno del Partido Nacional? ¿Seguirá sus pasos Luis Lacalle Pou o tomará en cuenta los errores de su padre? También en este caso, además de semejanzas epidérmicas entre ambas épocas, hay desplazamientos y acumulaciones que no permiten equiparar las situaciones, según el análisis de Gabriel Chouhy.

Hasta no hace mucho, ante coyunturas semejantes a las que atraviesa actualmente Uruguay, algunos dirigentes solían mirar a Chile como referencia. Hoy, ese país es el centro de la atención pero no por la ortodoxia de sus políticas neoliberales ni por la construcción de alianzas de izquierda, sino por la magnitud de las protestas masivas que, es de esperar, se resuelvan con la aprobación de una nueva constitución. Mientras tanto, Amnistía Internacional anunció que en 2019 el país enfrentó su mayor crisis de violaciones a los derechos humanos desde la dictadura de Augusto Pinochet. Apostada en las barricadas de Santiago, la periodista Eugenia Cattaneo relata cómo funcionan los anillos de protección que los manifestantes debieron idear para protegerse de la represión policial.

En Brasil, además de los pueblos indígenas, también los descendientes de los antiguos esclavos libertos pelean por mantener los territorios —los quilombos— que sus ancestros poblaron. El cultivo y la explotación del açaí atraviesan el conflicto entre quilombolas y terratenientes en el estado de Pará.

Y si decíamos que Chile arde —no sólo como metáfora—, Australia ardió literalmente durante enero. El país, como recuerda Rosario Lázaro Igoa, está marcado por la historia del fuego, que ha penetrado más profundamente en su literatura que en sus políticas ambientales. La memoria, por otro lado, no colectiva sino individual, es el tema del ensayo fotográfico de Eleana Konstantellos.

La contraparte ficcional llega este mes de la mano de Germán Deniz, con la excusa de unas vacaciones en Brasil, y de Santullo y Rodríguez Juele, que traen la segunda entrega de la montevideanísima saga de Salvo. El humor lo ponen Andrés Alberto, Ignacio Alcuri y Sergio Langer, que se mete con el coronavirus, que está dando que hablar en todo el planeta.