Como en Uruguay, en Brasil la covid-19 comenzó afectando a personas de clase alta. La tendencia se revirtió, y ahora la enfermedad ataca más fuertemente a los más pobres, que cuentan con menor asistencia sanitaria. Entre las personas afro, hay una muerte cada tres hospitalizados por la enfermedad; entre los blancos, hay una cada 4,4. Para el gobierno, sin embargo, no hay información disponible sobre raza y mortalidad.
En dos semanas, el número de personas negras que murieron por covid-19 en Brasil se multiplicó por cinco. Del 11 al 26 de abril las muertes de pacientes negros confirmadas por el gobierno federal pasaron de poco más de 180 a más de 930. Además, el número de brasileños negros hospitalizados por síndrome respiratorio agudo severo (SARS, por sus siglas en inglés) causado por coronavirus aumentó 5,5 veces. El aumento en las muertes de pacientes blancos fue mucho menor: en las mismas dos semanas, el número superó por poco el triple. Y el número de brasileños blancos hospitalizados aumentó en una proporción similar.
La explosión de casos de personas negras que son hospitalizadas o mueren por covid-19 expuso las desigualdades raciales en Brasil: entre los negros, hay una muerte cada tres hospitalizados por el SARS causado por coronavirus; entre los blancos, hay una muerte cada 4,4 hospitalizados.
Los datos son el resultado de un análisis realizado por la Agência Pública, basado en boletines epidemiológicos del Ministerio de Salud que incluyen información discriminada por el color de las personas que son hospitalizadas o mueren por coronavirus. El gobierno federal publicó estas cifras actualizadas sólo hasta el 26 de abril.
Por cada muerte en Moema, hay cuatro en Brasilândia
En San Pablo, la ciudad más grande del país y la que tiene la mayor cantidad de muertes por covid-19, estas se concentran en los barrios en que hay más población negra. De los diez barrios con el mayor número absoluto de muertes causadas por coronavirus, ocho tienen más habitantes negros que el promedio de San Pablo.
El barrio con el mayor número absoluto de muertes es Brasilândia, con 103 casos. La zona tiene alrededor de 50% de población negra, mientras que el promedio de San Pablo es de 37%. En el extremo opuesto, el barrio con menor población negra de la ciudad, Moema, tuvo 26 muertes. En esa zona, el promedio de habitantes negros es de menos de 6%.
Incluso si se ajustan las muertes a la cantidad de población, los dos barrios tienen realidades diferentes: en comparación con el número de residentes en Moema, Brasilândia tiene aproximadamente 25% más de muertes. Se consideraron los datos del último censo (2010) para calcular la población y los datos de la categoría “raza/color” de los habitantes.
Los barrios de la periferia con más residentes negros que el promedio de San Pablo han visto dispararse los casos de covid-19, y con ellos, las muertes. En Jardim Ângela, el barrio con el mayor porcentaje de negros en toda la ciudad, las muertes por coronavirus casi se triplicaron en dos semanas. A su vez, Grajaú, Parelheiros, Itaim Paulista, Jardim Helena, Capão Redondo y Pedreira, todos barrios con una mayoría de población negra, pasaron a más del doble de muertes por covid-19 en ese período.
El avance del coronavirus en la periferia de San Pablo está acortando la distancia en número de muertes con los barrios más ricos, donde aparecieron los primeros casos de covid-19. El 17 de abril, los barrios con menos población negra que el promedio de la ciudad tenían 13% más de muertes que las regiones donde viven más personas negras. Dos semanas después, esa diferencia cayó a 3%. Si la tendencia continúa, los barrios donde el porcentaje de población negra es mayor que el promedio de la ciudad van a superar en número a aquellos con más cantidad de blancos.
El periodista Lucas Veloso, cofundador de la Agencia Mural de Periodismo de las Periferias, vive en una de las principales avenidas de Guaianases, un barrio ubicado en el extremo este de la ciudad de San Pablo. Señala que el movimiento de transeúntes en el lugar ha aumentado en las últimas semanas en comparación con la semana del 24 de marzo, cuando el gobernador João Doria (del Partido de la Socialdemocracia Brasileña) dispuso la cuarentena en el estado. “En las primeras dos semanas, las calles estaban más desiertas. El movimiento de la feria que se genera los miércoles, por ejemplo, había bajado mucho. Había pocos puestos, pocos feriantes. Pero después de la tercera y cuarta semana, me di cuenta de que esto ha cambiado”, dice.
De acuerdo con Veloso, parte de la población local no pudo parar su actividad por motivos de ingresos. “Muchos de los que viven en la periferia trabajan en servicios esenciales. Entonces, el transporte público en la mañana, en la estación de tren, no disminuyó tanto. Son repartidores, enfermeras, guardias de seguridad. Como es una zona pobre, de la periferia, donde muchas personas están subempleadas, el barrio no puede detenerse por completo”, analiza el periodista.
Señala que, ahora, incluso las personas que podían quedarse en su casa relajaron las restricciones de cuarentena. “La gente tenía la esperanza, al principio, de obtener ayuda de emergencia del gobierno y no tener que salir. Pero están todas estas burocracias que no pudieron resolver; muchas personas no tienen internet de suficiente calidad y no pudieron descargar la aplicación, por lo que el dinero de la ayuda no llega. Este también es un factor que hace que la gente vuelva a salir a la calle”.
Los lugares donde viven más personas negras son precisamente aquellos con índice de desarrollo humano municipal (IDHM) más bajo. En los diez barrios con el peor IDHM de San Pablo viven más negros que el promedio de la ciudad. En los diez con el mejor IDHM, viven menos que el promedio. En los diez barrios con el mayor número absoluto de muertes, ocho tienen un IDHM considerado medio, por debajo de 0,8. Es precisamente en estos ocho barrios donde el número promedio de habitantes negros está por encima del promedio de la ciudad.
En Río, los vecindarios con más población negra de la ciudad ya acumulan un número mayor de muertes
En la capital de Río de Janeiro, los barrios con más habitantes negros que el promedio de la ciudad ya tienen más muertes en números absolutos que los barrios con menos población negra.
El aumento de casos de covid-19 en la periferia y en las favelas llevó a estas regiones a registrar cada vez más muertes. Actualmente, Campo Grande, con más de 50% de población negra, es el barrio con más fallecimientos. Esa zona superó a Copacabana, que antes era el lugar con el mayor número absoluto de muertes por covid-19. Después de Copacabana, dos barrios con una mayoría de población negra, Bangu y Realengo, ocupan el tercer y cuarto lugar con más muertes en la ciudad.
Rocinha, la mayor favela de la ciudad, ya suma nueve muertes en los datos oficiales. Los médicos que asisten a la comunidad cuestionan el número y señalan que ya habría 22 muertes en la favela.
La relación entre el número de casos confirmados y las muertes también es bastante diferente entre los barrios ricos y los pobres de Río de Janeiro, lo que puede indicar dificultades para que los residentes de las favelas y la periferia se sometan a exámenes. En Rocinha, por ejemplo, hay más del doble de muertes en relación con los casos confirmados que en Leblon. Los barrios con más casos confirmados son Copacabana y Barra da Tijuca.
Con el colapso del Sistema Único de Salud, en Amazonas los blancos sobreviven más que los negros
En Amazonas, entre las personas que desarrollan cuadros graves de covid-19, son más frecuentes las muertes de negros que las de blancos. Cada 2,4 pacientes negros en estado grave, hay una muerte. Entre los blancos, se registró una por cada 3,2 pacientes graves.
Ese estado, que fue el primero en tener una capacidad máxima de unidades de terapia intensiva para pacientes con covid-19, ha registrado un aumento más significativo de los pacientes en estado grave entre los negros que entre los blancos. A finales de abril, en menos de una semana, el número de pacientes negros en situación grave se duplicó.
La mayoría absoluta de las muertes en Amazonas es de personas negras: por cada muerte de un blanco, hay 13 de negros. El departamento de salud ya registró cerca de 850 pacientes negros en estado grave y más de 340 muertes. Entre los blancos, hubo 81 casos graves y 25 muertes. Los datos que indican diferencias raciales y de color de piel se actualizaron el 29 de abril.
El Ministerio de Salud dice que no hay estudios que apunten al color como factor de riesgo
A pesar de que los datos muestran que los negros tuvieron un mayor aumento en los fallecimientos y registran más muertos entre los pacientes hospitalizados, el gobierno federal no divulga en detalle esa información. No hay, por ejemplo, información sobre cuántos casos fueron confirmados según “raza/color”, o números de test en negros, blancos y otros grupos.
Como explica Rita Borret, de la Sociedad Brasileña de Medicina Familiar y Comunitaria, no revelar estos datos impide que los profesionales de la salud, la prensa, los investigadores e incluso la población controlen si el subregistro en negros es mayor que en blancos. La médica explica que los negros dependen más del Sistema Único de Salud (SUS): un estudio realizado por el Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA) indicó que, en 2008, la población negra representaba el 67% de los usuarios del SUS.
“Si el acceso a la prueba es difícil en el sistema público, ¿cómo hace uno para saber si para un paciente negro se confirmó o no la enfermedad? Y si hay personas que ni siquiera tienen la oportunidad de ser atendidas, incluso para su internación, sabemos que la covid-19 está subnotificada en la población negra, pero no sabemos cuánto”, dice Borret.
Fue el grupo de trabajo para la salud de la población negra, del cual Borret forma parte, el que solicitó al Ministerio de Salud que publicara datos de “raza/color” de los muertos por coronavirus. El gobierno sólo comenzó a publicar los datos en el boletín referido al 11 de abril, sin detallar información sobre casos confirmados o de test. Cuando se lo consultó sobre la falta de datos más completos, el ministerio, que ya estaba bajo la dirección de Nelson Teich, llegó a afirmar que no hay “estudios técnicos o científicos que apunten al color o la raza como un factor de riesgo para la enfermedad”.
“Sabemos que el problema no es la raza, sino el racismo, lo que dificulta que los negros accedan a la atención médica. El acceso a la salud para la población negra es mucho peor que para la población blanca en el país. Y no tenemos tiempo; el coronavirus no nos da tiempo para hacer un trabajo pedagógico sobre la Política Nacional para la Salud Integral de la Población Negra. Necesitamos que el ministerio esté atento a estos problemas en todo momento, como está escrito en la ley”, critica Borret.
Para Fernanda Campagnucci, directora ejecutiva de Open Knowledge Brasil (OKBR), la ausencia de datos étnicos es un problema para analizar el impacto que la covid-19 tiene en diferentes grupos. “En algunos lugares han comenzado a analizar cómo la población negra se ha visto afectada de manera desproporcionada, como en Estados Unidos, por ejemplo. Esto puede estar relacionado con diversos factores, pero es importante tener los datos para comenzar a hacer este tipo de análisis aquí en Brasil”.
El último boletín de Transparencia Covid-19, una publicación semanal organizada por OKBR que evalúa la transparencia de los estados brasileños y el gobierno federal en la difusión de datos sobre la pandemia, señaló que 32% de los estados divulga sus microdatos. De los estados que ponen a disposición sus microdatos, sólo Espírito Santo proporciona la base de datos que incluye información sobre etnia y color; sin embargo, esta información no se completa en todos los casos registrados (de los 3.208 registros recopilados hasta el 3 de mayo, en 1.094 se había omitido completar el campo de “raza/color”).
El 5 de mayo, el Tribunal Federal de Río de Janeiro determinó que el registro y la divulgación de casos de coronavirus en el país deben tener información sobre raza/color de las personas contagiadas.
La falta de datos sobre la población negra es un problema histórico en Brasil
La falta de datos oficiales sobre etnia es histórica en el país, dice el abogado Daniel Teixeira. Es director del Centro de Estudios de las Relaciones de Trabajo y Desigualdades (Ceert), una organización no gubernamental centrada en la promoción de la igualdad racial y de género.
“Hay varios factores que pueden explicar esta alta letalidad [de covid-19 entre la población negra]. Precisamente, tener una mejor información significa incluso confirmar o excluir la importancia de cada uno de estos factores, según sea el caso. Porque allí está la riqueza que los datos pueden dar”, argumenta Teixeira, quien dice que la falta de esa información puede ser “desastrosa”. El investigador considera que la brecha no sólo existe en el área de la salud, sino que es común en el país. “La falta de este tipo de recorte puede ser un impedimento para que tengamos políticas públicas que den cuenta de esa situación que, históricamente, ignora las dimensiones de las desigualdades estructurales en Brasil”, dice Teixeira.
La periodista Christiane Gomes, coordinadora de proyectos de la Fundación Rosa Luxemburgo, en San Pablo, y miembro del colectivo negro Ilú Obá de Min, dice que la pandemia expone la desigualdad racial en Brasil, “fruto de un pasado colonial que persiste todavía hoy”. “Al comienzo de la pandemia, a menudo se decía que el virus no elige la clase social o la raza. Pero esto es una falacia y los números que comparan la cantidad de muertes en barrios como Morumbi y Brasilândia ejemplifican eso”, afirma.
Gomes señala que el problema no es sólo un reflejo de la pobreza, sino que la discusión también debe considerar el género y la etnia. “Por ejemplo, ¿quién se dedica más al trabajo doméstico? Son mujeres negras. ¿Quién trabaja más en los servicios de seguridad? De todos modos, ¿cuál es la base de la pirámide social brasileña? Es la población negra. Entonces, es esta población la más vulnerable y la menos capaz de lograr el aislamiento social. Estamos hablando de un problema macro; Brasil es un país que tiene racismo en su estructura”, señala Gomes, que defiende una mayor transparencia de datos de la pandemia causada por el nuevo coronavirus, con el objetivo de guiar la gestión pública.
En Estados Unidos, la mortalidad por coronavirus también es mayor entre los negros
El abogado Daniel Teixeira, director del Ceert, recuerda que la falta de transparencia sobre los datos raciales de la pandemia también se ha dado en otros países, como Estados Unidos, que oficialmente lidera el número de casos de infecciones por el nuevo coronavirus en el mundo. “En los CDC, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el organismo que monitorea los datos que se refieren a covid-19 y otras enfermedades, tampoco se ha hecho una lectura amplia en relación a los datos”, dice.
La poca disponibilidad de datos por etnia ha llevado a la Universidad Johns Hopkins, una institución que es una referencia en el área de la salud de Estados Unidos, a lanzar un mapa que muestra cuáles estados del país han producido recortes raciales sobre la nueva pandemia. De acuerdo con el mapeo de la universidad, sólo dos de los 50 estados de Estados Unidos, Illinois y Kansas, tienen estadísticas completas discriminadas por etnia sobre casos confirmados, muertes y test para el nuevo coronavirus.
Desde que se publicó ese relevamiento, hubo una mejora en la transparencia: el número de estados que proporcionan datos raciales sobre casos confirmados aumentó de 34 a 42, y el número de estados que también proporcionan datos raciales sobre las muertes causadas por covid-19 aumentó de 26 a 38.
“Están monitoreando y hablando sobre la importancia de que lo hagan. Es un llamado de la universidad a que esto sea considerado, tomando en cuenta el impacto desproporcionado que se verifica en los estados y ciudades que ya realizan este monitoreo con ese recorte”, dice Teixeira.
Con los datos, fue posible atestiguar la mayor letalidad de la enfermedad entre las comunidades negras del país, como lo demuestran los informes de Reuters, sobre la mayor probabilidad de que los negros mueran al contraer covid-19, y de The Washington Post, sobre un estudio de Georgia, que reveló la desproporcionalidad de la hospitalización de personas negras por covid-19 en el estado.
Teixeira advierte que las cifras disponibles, en Estados Unidos y Brasil, resaltan “la enfermedad constante del racismo estructural que se reproduce a sí misma”. Agrega que “esta es la cuestión central del racismo. No es de extrañar que uno de los movimientos más fuertes en los Estados Unidos actualmente sea el Black Lives Matter, ‘las vidas negras importan’. Esta afirmación se debe a que la muerte [de la población negra] desde siempre y cada vez más es vista como parte del paisaje social, al punto de que haya pocas reacciones en relación con esas muertes, que son muchas más entre la población negra”.
Este artículo fue publicado originalmente en Agência Pública.