Cada tarde, de cada día, de cada semana, de cada mes, y desde hace unos cuantos años, el joven Andrés Balbuena se sube a los ómnibus y se pone a rapear. “Rapeo en bondis desde hace mucho, mucho tiempo”, asegura Balbuena, alias Naicen, el flamante campeón de la Red Bull: Batalla de los Gallos uruguaya.

Nacido en Artigas, Andrés vivió casi toda su vida en Montevideo. “Estuve en Artigas de bebé, durante menos de una semana”. Sus padres son artiguenses, pero él se considera montevideano. A sus 22 años, dejó su trabajo de carga y descarga de sommiers para dedicarse de lleno a su pasión: la improvisación. “Voy con un parlante, me subo, improviso y ya está. La gente me da a voluntad”, afirma.

Por caso, la primera vez que improvisó fue a sus diez años, en el patio de su colegio. “No cazaban nada, se cagaron todos de risa y ta”. Por esos días, Andrés, como la mayoría de los chicos, se volvía loco con el Dragon Ball Rap del español Porta. Su picardía bocasucia llamaba la atención de sus compañeros, pero realmente logró impresionar a todos en su primer día en el liceo, cuando tenía 13 años: “Un amigo me tiró un beatbox y me batí un free en el patio. Todo el mundo se acercó a mirarme, estuvo de más”.

Corría el año 2013 y no había competencias de freestyle en las que los menores de edad pudieran ir a demostrar sus primeros pinitos. “Estaba la Payadores Urbanos, pero era una competencia para mayores”. Sin embargo, esa necesidad no lo frenó y, junto a un tendal de pequeños MC, organizaron las Knock Out Batallas, su propia competencia callejera.

“Soy el máximo campeón de esa compe. La gané como siete veces”, saca pecho el joven. Con el tiempo, la Knock Out desapareció, pero sus ganas de mostrarse siguieron vigentes. Un año después, otro convoy de pibes creó la Callejón 18, una competencia de gurises que querían rapear y, de nuevo, no tenían dónde pelar sus armas. “Era una compe para nosotros mismos y empezó a crecer inmensamente”, recuerda.

Para 2014, el nombre de Naicen empezó a circular dentro de la escena underground del freestyle uruguayo. Por ese entonces, el joven Balbuena andaba “bien de bien” en el liceo. Aunque aclara: “Si estudiaba andaba bien, pero había materias que no me gustaban nada”. Su cabeza ya andaba pululando por otros rumbos: quería ser freestyler y su energía competitiva tomaba cada célula de su cuerpo.

Sin embargo, para 2016 tuvo un parón, una especie de ostracismo voluntario. Un poco por la toxicidad de la escena y otro poco por su necesidad de hacer canciones, Naicen dio un pasito —no un paso, un pasito— al costado y sacó un disco de cinco canciones bien raperas y oscuras, influenciadas por la corrosión y el pesimismo del rap under español.

Enseguida, en 2017, mientras recursaba materias y se raspaba con su padre, se fue a vivir con su novia. Pasó por algunas competencias de plazas, pero —según dice— no les estaba prestando tanta atención. De su boca: “Es que tenía muchas complicaciones”. Grabó una canción de trap, “Hola”, que destacó en YouTube.

Pero la vida siguió su cauce y las emociones también florecieron. En 2018 terminó con su novia y eso lo detuvo: “Fueron años complicados, de poca música y pocas batallas”. Pero, de cualquier manera, su presencia en los ómnibus le hacía ganar el pan de cada día. “Mi desarrollo en el freestyle se dio en los bondis. Me re sirvió”, reconoce.

Ese mismo año participó en la BDM y no tuvo una actuación tan destacada. Anduvo presentándose en la Dark Jail y poco más, hasta que en 2019 volvió con todo: empezó a caer a las competencias de plazas, volvió a centrarse en la competitividad. Y, también, recompuso las cosas con su padre. Eso lo ordenó nuevamente.

Grabó canciones, ganó algunas compes y hasta participó en la Red Bull: Batalla de los Gallos 2019. Por caso, debido a su falta de experiencia con los micrófonos y los escenarios, perdió en primera vuelta, pero ahí estaba él: volviendo y con ganas de más. “Fue el año en que empecé a aceitar la máquina de nuevo”, desliza.

A la sazón, los mismos pibes que hacían la Knock Out querían recuperar esa esencia y se lanzaron a las calles con Órbita, en el Parque Rodó, una nueva competencia en la que Naicen destacó fuertemente. “Gané las dos primeras”. Y desde ahí, un acote que se volvió viral: “Sos más careta que Talvi juntándose con Lacalle Pou”. Aunque no se para a defender a ningún partido político, el rapero sostiene que prefiere “a la gente que lucha por el pueblo antes que a los que favorecen a aquellos que ya tienen plata”.

En 2020 llegaron un par de buenas noticias: sacó Maldito, su nuevo disco, grabó un tema con Axe (“Lázaro”) y la partió en Órbita, Dark Jail, Green Street Hip Hop, Muerte Súbita, entre otras. Y llegó Red Bull: Batalla de los Gallos. “Me tenía toda la fe del mundo. Era mi oportunidad para demostrar todo lo que sabía y llevar en alto el nombre de Uruguay”.

Entrenó a diario, se mentalizó, meditó, lloró, hizo flexiones de brazos y se entregó a un mundo de sensaciones. La ganó de punta a punta, salvo algún sobresalto en la semifinal con Alexunder, uno de los MC más reputados del país. En la final, venció a Wordplay y se coronó como el mejor MC de Uruguay. “Esa victoria significó banda para mí. Desde niño que miraba la Red Bull y ganarla fue una felicidad total. No caía en que eso era realidad, para mí era como un sueño”, Balbuena dixit.

Más tarde, viajó a República Dominicana para competir en la Internacional, el mundial de freestyle más importante del planeta. Naicen flasheó con todo lo que le estaba pasando. “Tenía mucha presión. Había mucha gente que no esperaba nada de mí. En mi país me conocen y saben quién soy, saben desde hace cuánto batallo. Pero los que no me conocen seguro pensaban que me iba en primera”, dice.

De hecho, unos días antes, despatarrado en el hotel, se proyectaba a lo grande: se veía haciendo un buen papel en la Internacional y representando bien a Uruguay. “Creo que puedo y no creo que me falte algo. Tal vez, sólo tengo que mejorar en el manejo del micrófono. Si mejoro eso, me centro y me tranquilizo, siento que puedo tener chances. Son todos grosos, pero cualquiera puede ganar”, soñaba antes de competir.

Y en su primera batalla le tocó contra SNK (“Es muy bueno el loco”), el bicampeón costarricense. Picante como siempre, Naicen no dejó de mirar a su rival a los ojos y le tiró unos punchlines épicos (“Siento la libertad al abrir mis alas”). Ganó la batalla con firmeza y, rápidamente, se posicionó como una de las sorpresas de la Red Bull: Batalla de los Gallos Internacional. “Me gustaría medirme con los grandes. Aunque me ganen, no me importa. Quiero partirme la madre con alguien salado”, deslizaba en las postrimerías de la Internacional sin saber que, ese día, se las vería contra el mexicano Aczino, el MC más importante en la historia de la disciplina.

En cuartos de final, Naicen plantó cara y, por muy poco, no consiguió una réplica contra Aczino, el rapero más ganador de todos. “¿En serio este es el mejor? Yo no lo creo, para mí que el compa ya ni tiene flow”, le espetó a su oponente, con el desparpajo que lo caracteriza. A Naicen no le pesó su rival ni sintió la presión: fue garra charrúa en su máxima expresión. Así las cosas, su paso por la Red Bull: Batalla de los Gallos Internacional dejó una sensación: este pibe está para cosas grandes.

Entretanto, luego de haber ganado la Red Bull doméstica y tras sacar buenos resultados en la Green Three Hip Hop, Naicen tiene chances matemáticas de ascender a la Freestyle Master Series Argentina, una de las ligas de improvisación más convocantes de habla hispana. “Voy a luchar para estar ahí”, sueña. “Son oportunidades que no hay que dejar pasar”.

Mientras tanto, augura un deseo: que el freestyle uruguayo deje el espíritu under y también pueda profesionalizarse. “Tenemos muy pocas compes con escenario, porque requieren mucho dinero, organización, y todavía nos falta eso. Para crecer vamos a necesitar más escenarios. Es la manera de profesionalizar nuestro freestyle”, concluye el campeón nacional.