Luego de subir el repecho de Punta Ballena divisamos a lo lejos la punta y nos recibe el aire fresco con su aroma a mar. Se siente la sal: técnicamente el océano Atlántico comienza allí. Llegar a Punta del Este y ver la península a lo lejos, con la fila de edificios que apunta hacia el oeste y refleja la luz del sol del atardecer es un espectáculo único.

Para conocer más sobre la vegetación de esta zona hablamos con la locataria Jeanine Baere, una defensora de lo autóctono. Baere se dedica a generar conciencia ambiental a través de proyectos como la Asociación Civil Flora y Fauna Indígena, que lleva adelante junto con Fiorella Gagliardi, y el emprendimiento Psamófila, en el que trabaja con su madre y su hija en el rescate y la valorización de las flores silvestres costeras mediante el traspaso de información y de semillas nativas.

Se denomina psamófila —del griego psammos (arena) y filos (amigo)— a una planta adaptada a los sustratos arenosos, los cuales suelen presentar movilidad (dunas, arenales) y también salinidad cuando están originados por influencia del mar.

Jeanine nos invita a su casa en Pinares y allí nos muestra su experiencia con las plantas en su propio jardín. Es la manera que tiene, dice, de conocerlas y estudiarlas, ya que hay muy poca información acerca de esta vegetación.

Es así que desde Psamófila intentan acercar las flores nativas al público y evitar que sean vistas como maleza. Existe una idea de que lo nativo es invasor que hay que manejar con pinzas, dice.

Un ejemplo de esto es la Solidago chilensis, llamada comúnmente vara de oro, que es nativa de América del Sur y considerada invasora. Sin embargo, si bien esta planta prospera cuando está cómoda, es fácil de controlar. Esta herbácea es útil para apicultores porque es muy visitada por las abejas, y se puede usar como planta ornamental, en especial si se quiere formar densas matas. La vara de oro, como su nombre común lo indica, tiene una hermosura sencilla gracias a sus hojas alargadas y sus muchas flores que se disponen formando una vara amarilla.

Baere dice que hubo especies que no tenían nombre común porque nadie se había acercado a ellas, así que tuvieron que ponerles uno para identificarlas. Una de ellas es el Lupinus multiflorus, que fue bautizado como lupino primavera.

Solidago chilensis

Nombre popular: vara de oro.
Porte: hierba de 40 a 100 cm de altura.
Hojas: alternas, lineal lanceoladas, con el borde liso, no dentado.
Follaje: perenne.
Flores: florece en verano y sus flores son dimorfas: las del centro son cilíndricas y las de los márgenes con forma de lengüeta.
Fruto: seco, rodeado de pelos plumosos.
Usos: diurético, sedativo, anticefalágico.

Comenzamos nuestro recorrido en busca de especies psamófilas en la parada 26 de la playa Mansa. Antiguamente estas dunas estaban contenidas y adornadas por un mar de lupinos que hoy desapareció para dar lugar a un estacionamiento.

Los lupinos en flor despliegan un esplendor maravilloso. Sus flores en tonos violetas se destacan y generan un hermoso contraste entre los verdes grisáceos y amarillos de otras especies con las que comparten la duna. Hay un caracol que vive junto a esta especie, y a veces la playa se llena de ellos.

Cada vez hay menos lugares en la costa de Pinares con lupinos. Esta planta herbácea es fuerte pero delicada, y si se hicieran caminos para evitar que fueran pisadas al pasar, sumado a una campaña de cartelería educativa, ayudaría mucho a su conservación, pese a lo concurrido y urbanizado que es el balneario.

Cuando se sustituye la flora nativa, que es diversa y funcional, por una planta exótica invasora, a la larga esto hará que la duna desaparezca y permanezca sólo la especie introducida. Un ejemplo de esto es el del Carpobrotus edulis, la garra de león, que fija las dunas y les quita movilidad, acelerando el proceso erosivo de la playa. Esta especie es considerada una de las plantas exóticas invasoras de control prioritario. Allí donde se encuentra, se ven lamparones verdes, porque no deja crecer la vegetación nativa en la que predominan los colores grisáceos. La Dirección Nacional de Medio Ambiente no recomienda su uso para fijar las dunas, ni tampoco como especie ornamental.

La Grindelia orientalis, la uruguayita, por ejemplo, está en la lista de especies prioritarias para su conservación por el Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Forma buenos taludes y cubre el suelo. Fija la duna y cuando florece nos regala una linda flor amarilla parecida a una margarita. Es una solución económica y que no requiere mantenimiento. Se podría usar en áreas públicas para los taludes de las rutas en lugar de poner pasto, que sí requiere mantenimiento, nos dice Baere.

La vegetación autóctona que estructura los hábitats costeros juega un rol importante en los procesos de fijación de dunas. La primera formación vegetal es una comunidad herbácea caracterizada por plantas de gran desarrollo radicular que se comportan como pioneras y son las que se encargan de fijar las dunas. La segunda comunidad que se desarrolla en suelos arenosos es arbustiva y está sometida a la acción de los vientos costeros. Es una vegetación con fisonomía achaparrada y espinosa y se conoce como matorral psamófilo.

En los bordes de la duna, junto al mar, en primera línea, tenemos tres grandes protagonistas: el pasto dibujante, la margarita de la arena y la redondita de agua. Ellas tres conviven y juntas cumplen un rol muy importante en la preservación de las dunas.

El pasto dibujante, Panicum racemosum, lleva su nombre debido al movimiento de sus largas y flexibles hojas, que el viento utiliza como lápiz para hacer dibujos sobre la arena. Esta planta está perfectamente equipada para un entorno que muchos creeríamos adverso. Sus hojas, ásperas al tacto, tienen pelos que la ayudan a protegerse del viento salino, los rayos solares y la desecación. Sus raíces crecen largas y finas y se hunden profundas en busca de humedad, formando un entramado bajo la arena que ayuda a contener la duna, al mismo tiempo que la deja fluir.

Panicum racemosum

Nombre popular: pasto dibujante.
Porte: hierba rizomatosa que alcanza 50 cm de altura.
Hojas: lineales a puntiagudas.
Follaje: perenne.
Flores: panoja formada por racimos que portan flores individuales. Florece a principios de primavera.
Fruto: fruto seco, simple.
Usos: recuperación del sistema costero.

La redondita de agua, Hydrocotyle bonariensis, se destaca por su peculiar forma y su color verde intenso. Con hojas redondas y flores que parecen formar un paraguas, esta especie crece desde un tallo subterráneo, rizoma, que en cada nudo desarrolla raíces hacia las profundidades y brotes hacia la luz. También se la suele conocer popularmente como perejil de agua, porque es comestible y su sabor es parecido al del perejil.

Las hojas machacadas y en cataplasma se utilizan para tratar heridas infectadas e inflamaciones del cutis. Tiene también acción diurética. Es la planta más utilizada por las poblaciones indígenas de América del Sur contra los eritemas cutáneos. Debido a su gran parecido físico y a la semejanza de sus propiedades, es muy frecuente la confusión con la centella (Centella asiatica), originaria de la zona pantropical del océano Índico que, con el tiempo, fue expandiéndose a distintas zonas geográficas, incluido nuestro país.

Hydrocotyle bonariensis

Nombre popular: redondita de agua, perejil de agua.
Porte: hierba hidrófila rastrera.
Hojas: simples de forma redondeada.
Follaje: perenne.
Flores: florece en primavera y verano.
Fruto: redondo, procedente del órgano femenino, dividido en dos.
Usos: hojas comestibles. Se utiliza para enfermedades hepáticas, pulmonares y retención urinaria.

La margarita de la playa o de la duna, el Senecio crassiflorus, es la más perezosa de las tres especies: a medida que va creciendo tiende a recostarse sobre las dunas para descansar. Sus tallos y hojas son plateados y cubiertos de suaves pelitos que los protegen de las adversidades propias de su hábitat. Sus flores son grandes y de un amarillo tan intenso que no queda opacado por los dorados de la arena. Al igual que la redondita de agua, tiene tallos subterráneos que componen el entramado para la fijación natural de las dunas.

Senecio crassiflorus

Nombre popular: margarita de la arena, margarita de las dunas.
Porte: hierba de hasta 40 cm de altura.
Hojas: simples, alternas, con forma de espátula, alargadas y de bordes lisos, dentados o, en ocasiones, con cuatro dientes en el ápice.
Follaje: perenne.
Flores: con forma de disco compuesta por dos grupos de flores que se disponen por un mismo eje. Florece desde primavera hasta verano.
Fruto: seco con pelos situados en el extremo.
Usos: esta planta forma parte del manto vegetal que recubre los médanos promoviendo la acumulación de arena y minimizando la voladura de granos. Ornamental.

Hacia fines del siglo XIX Maldonado corría el riesgo de desaparecer sepultada por la arena. Para contener las dunas se implantaron pinos marítimos, acacias y otras especies exóticas que paulatinamente fueron introducidas a lo largo de toda la costa, modificando el ecosistema y el paisaje costero nativo. La división en solares fue a menudo precedida por la plantación de pinos y acacias, no sólo para contener el movimiento de las dunas, sino también para dotar de sombra a los terrenos y así poder venderlos.

Aún hoy la reglamentación de los terrenos a construir en la zona dice que hay que plantar “un pino cada 50 metros cuadrados de superficie total del predio, cuando el mismo esté construido y sea frentista a la costa marítima, o a otras zonas que por sus características afecten el normal desarrollo del bosque”.

Las normas incorporan especies exóticas

Digesto de la Junta Departamental de Maldonado 3602 del 11 de noviembre de 1988

Artículo D.306: A los efectos de asegurar la continuidad perceptiva de la masa boscosa, todo terreno con construcciones comprendido en las zonas enumeradas, deberá tener con carácter permanente una densidad mínima exigible de un pino cada 75 metros cuadrados de superficie total del predio. Los predios baldíos deberán tener con carácter permanente una densidad mínima exigible de un pino marítimo cada 30 metros cuadrados de superficie total del predio. En todos los casos por lo menos el 50% de los pinos deberán ser pinos marítimos (Pinus Pinaster). No se contabilizarán a los efectos de cumplir con este mínimo exigible árboles a plantar de otras especies. En caso de tratarse de un predio forestado con otras especies, se podrán disminuir en un 50% la densidad mínima exigible de pinos, siempre y cuando la densidad total se mantenga por encima del 30% de la mínima exigible.

Artículo D.308: La Intendencia Municipal de Maldonado podrá autorizar, a solicitud fundada del interesado, el cambio de especie cuando las características de los suelos no admitan el desarrollo normal del pino.

Artículo D.309: Todo propietario cuyo predio no tenga los pinos requeridos para cumplir con la densidad mínima exigida en los artículos D.227 y D.228 de ésta Ordenanza, deberá plantar dentro de los 3 años de promulgada ésta Ordenanza, el número de ejemplares necesarios para asegurar el cumplimiento de la misma.

http://miportal.maldonado.gub.uy/digesto/index.php/armadoseccion/desplegararmado_seccion/809

Seguimos camino hacia uno de los pocos parches de matorral psamófilo que aún quedan en Pinares, en un terreno sobre la rambla que está en venta cerca de la parada 35. Entre las ruinas de una vieja casa, resisten espinas de la cruz (Colletia paradoxa), senecios vira vira y molles rastreros (Schinus engleri). También hay especies que en invierno desaparecen, como la varita violeta (Chrysolaena flexuosa), que tiene algo parecido a un boniato bajo tierra, a unos 10 o 15 centímetros de profundidad, de donde vuelve a brotar y salen de nuevo los tallos cuando llega la primavera.

Sobresaliendo en altura vemos al majestuoso Cereus uruguayanus o tuna candelabro. Esta tuna se reproduce muy fácilmente con sólo sacarle un “bracito”, un segmento, y plantarlo, y es muy importante para la conservación del matorral. El nombre genérico Cereus deriva del término latino cereus, que significa cirio o vela, aludiendo a su forma alargada y recta. Sus flores blancas y de buen tamaño son nocturnas y las polinizan murciélagos y polillas. Llegan a convertirse en ricos frutos, llamados “higo de tuna” por su textura y sabor similar al fruto de la higuera. También son muy buscados entre las aves, que ayudan a diseminar sus semillas.

Cereus uruguayanus

Nombre popular: tuna candelabro.
Porte: cactácea que puede alcanzar 15 m de altura.
Hojas: no posee.
Follaje: tallos articulados de forma cilíndrica.
Flores: florece en primavera y verano a partir de los cinco o seis años.
Fruto: baya subglobosa. Fructifica en primavera y verano.
Usos: fruto comestible. Ornamental.

Otra de las especies que sobresalen en este matorral es el Aloe arborescens, al que también llaman aloe candelabro, ya que presenta un tallo único dominante que puede alcanzar los cuatro metros de altura. Esta planta es originaria de la costa suroriental africana y es una de las especies que tienen más distribución en el mundo.

El balneario ha sido afectado por una excesiva urbanización y un crecimiento inmobiliario, que generaron erosión y pérdida de la biodiversidad. Es una práctica habitual cercar el perímetro de los terrenos recién comprados y arrasar con la vegetación para construir un nuevo paisaje de cemento. La construcción de edificios está en auge, y las cortinas de viento que estos generan influyen en el movimiento natural de las dunas, como ocurre en la zona de la escultura La mano.

Debido a esta tendencia, el matorral psamófilo está seriamente amenazado. Corre peligro de desaparecer en los terrenos que aún no se han vendido, porque se trata de zonas de alto valor económico para el desarrollo inmobiliario. La vegetación psamófila con espinas, que tiende a pinchar, no está incluida en estos nuevos paisajes, aunque sea ideal para la construcción de cercos vivos.

Los parches de vegetación nativa se encuentran en situación crítica no sólo por el accionar continuo de las actividades humanas, sino también por la invasión de especies exóticas que ponen en riesgo la permanencia de formaciones vegetales que son únicas en la región y en el mundo.