Este martes comenzó el juicio por difamación contra el escritor italiano Roberto Saviano, que hace dos años atrás había hecho declaraciones contra la actual primera ministra de su país, Giorgia Meloni, que le valieron una denuncia.

En 2019, la líder del partido posfascista Hermanos de Italia había dicho que el gobierno de Roma debería “repatriar a los inmigrantes y hundir a los barcos que los rescatan”. Un año después, un barco de ayuda humanitaria rescató a 111 personas que habían naufragado, pero no pudo evitar la muerte de un bebé de seis meses llamado Joseph, que no llegó a recibir tratamiento médico.

Entrevistado en el programa de televisión Piazzapulita, el escritor apuntó contra Meloni y el ministro de Interior del momento, Matteo Salvini, quien había firmado un decreto que multaba a esas embarcaciones. “Sólo me sale decirles bastardos. A Meloni, a Salvini, bastardos, ¿cómo han podido hacer algo así?”, dijo Saviano.

Meloni había respondido en su momento: “¿Está bien que a este odiador serial se le permita difamar, sin derecho a réplica, a personas que no están presentes en el programa de entrevistas? Ya pedí a mis abogados que procedan con una acción legal en su contra”.

En una entrevista con The Guardian, Saviano se había adelantado a lo que podría ocurrir: “Si soy condenado, responderé por mis palabras, pero nunca me arrepentiré de haber perdido la calma e incluso haber perdido muchos lectores por haber defendido a los que no tienen voz”.

El escritor, que vive con custodia policial tras haber sido amenazado por la camorra napolitana luego de la publicación, en 2006, del libro Gomorra, se enfrenta a una condena máxima de tres años en prisión.

Colegas, asociaciones literarias y de defensa de la libertad de prensa y expresión manifestaron su apoyo a Saviano. La organización internacional de periodistas y escritores PEN dijo en una carta abierta a Meloni que “seguir con la acción judicial envía un mensaje alarmante a todos los periodistas y escritores del país, que van a dejar de hablar libremente por temor a las represalias”.

“Las demandas por difamación agotan a sus víctimas. Les roban su tiempo, su dinero y su energía vital. Son punitivas y pueden conducir a la autocensura y a desalentar el periodismo de investigación, tan necesario en una democracia sana y funcional”, agregaron en la misiva, firmada por su presidente, Burhan Sönmez. “Saviano no está solo. Estamos junto a él y seguiremos haciendo campaña hasta que retiren todos los cargos de difamación en su contra, y se respete de una vez por todas su derecho a expresarse pacíficamente”.

El juicio llega poco después de que la primera ministra instalara nuevas políticas antimigratorias. El nuevo ministro de Interior, Matteo Piantedosi, dijo que los países cuyas banderas tienen los barcos humanitarios son los que deben hacerse cargo de la gente que está a bordo. Y que las personas que no necesitan asistencia “deberán salir de las aguas territoriales italianas”.

Salvini, ahora ministro de Transporte, agregó: “Como siempre, garantizaremos el socorro y la asistencia, pero prohibimos que las naves extranjeras de las organizaciones internacionales se detengan en aguas territoriales italianas. Defender a Italia no es un delito sino un deber”.