Como agujas las piernas tejen hilos invisibles en el aire, al ritmo de la rapsodia húngara que deberán interpretar las tres nadadoras en los Juegos Panamericanos Junior de Cali.
Micaela Bacarezza, Agustina Medina y Clara de León se preparan en la piscina del Campus Municipal de Maldonado, pero sólo dos de ellas podrán viajar a Colombia para representar a Uruguay entre el 25 de noviembre y el 5 de diciembre. La decisión de quiénes irán se tomará en agosto.
La entrenadora Cecilia Montañez detiene la música. Para llamar la atención de las nadadoras sube la mano juntando el dedo índice con el mayor y levanta la voz. Las palabras suenan más graves a medida que se dispersan por la gran estructura que es la piscina Wilfredo Raymundo. La pausa es para marcar los errores. Las deportistas escuchan atentamente y esperan la orden para comenzar desde cero otra vez.
—¿Que soy exigente? —pregunta la entrenadora, y las nadadoras sueltan carcajadas. —Soy más que exigente —se responde a sí misma sumándose a las risas. —Tenemos una buena relación, pero llega un momento en que la entrenadora no puede ser tan amiga. Tenés que ser exigente para que ellas puedan dar lo máximo de sí. Son años de buscar llegar a los objetivos y todavía nos falta. Esto es un pasito, un escalón para poder llegar al gran objetivo que es 2024 [Juegos Olímpicos de París].
“Me encanta lo que hago. La presión que tenés que ponerle a la rutina y dar todo en la competencia, que quede todo plasmado en ese momento. Hasta ahora no he parado y he tenido buenos resultados”, dice De León con seguridad. La nadadora de 18 años es la primera uruguaya en ganar una medalla de oro en la modalidad de solo técnico, en el Panamericano de Aruba, Venezuela, celebrado en mayo.
Junto a Bacarezza alcanzaron el cuarto puesto en la modalidad de dueto libre y con Medina llegaron al quinto lugar en dueto técnico. Si hay algo que las impulsa para cumplir con las exigencias de la rutina -que consiste en un entrenamiento diario en la piscina y en el gimnasio, en llevar una dieta nutricional y hacer terapia-, es la pasión por competir.
Para que salga bien una coreografía depende de la sincronización, de la flexibilidad, de la fuerza muscular y del trabajo técnico, pero también de saber agiornarse a los avances tecnológicos, señala Montañez. La precisión de los pasos depende del equilibrio entre los movimientos que hacen los cuerpos en el aire y debajo del agua. La natación artística o nado sincronizado se trata de “tener conciencia de todo el cuerpo” y requiere de un “minucioso” análisis biomecánico para detectar la raíz de los defectos, explica la entrenadora Cecilia Montañez.
Pero De León cuenta sobre un ingrediente secreto, uno que va más allá del porqué físico y matemático, de la exactitud de los movimientos y de la estricta coincidencia de los pasos con el ritmo de la música. El éxito también depende de algo intangible como es la conexión entre las nadadoras.
Todas comenzaron a practicar el deporte de chicas. En el caso de De León y Bacarezza, empezaron en la misma piscina donde ahora se preparan para las grandes ligas, a los 6 y 8 años, respectivamente. Medina es montevideana y empezó a los 11. Viaja todas las semanas para poder entrenar, algunas veces se queda en la casa de sus colegas. Las tres reciben beca de alimentación de la Intendencia Departamental de Maldonado, que hace una semana encontró una solución de alojamiento para Medina.
El género en el deporte
El primer registro de competición de nado sincronizado fue en 1891, en Berlín. Casi un siglo después la disciplina logró convertirse en deporte olímpico. El ballet acuático -exclusivo para varones- fue su precedente.
Las mujeres comenzaron a integrarse a principios del siglo XX y pronto hubo un giro radical: el deporte se convirtió en exclusivamente femenino. La deserción de los varones no tuvo que ver con las ventajas y desventajas de uno u otro sexo debido a diferencias anatómicas, sino más bien a los prejuicios sociales, observa la entrenadora. Pero una señal de que las cosas están cambiando es la presencia cada vez mayor de parejas y grupos mixtos, agrega.
La natación artística, uno de los llamados deportes menores, puede practicarse en tres departamentos a nivel federado: Maldonado, Montevideo y Rocha. En Florida hay una piscina pero no se imparten clases. Por otra parte, en el litoral comenzaron a funcionar escuelitas privadas, explica la entrenadora.
“Hace cuatro años o cinco la natación artística empezó a conocerse un poquito más. A no ser por algunas excepciones, en Uruguay no se difunde información sobre estos deportes. Ahora los medios han empezado a hablar de nosotras”, evalúa De León.