En un comunicado la Red de Ollas Comunitarias y Populares del Municipio de Piriápolis, integrada por El Nido, del barrio La Capuera, El Hormiguero, de Playa Grande, La Parroquia, de Piriápolis, y el Merendero, de Pueblo Obrero, manifestó su preocupación por la economía familiar en Maldonado. Según el comunicado, cada día crece más el número de personas que solicitan un plato de comida.

“Cuando la pandemia parece apagarse, la otra endemia se enciende. Cada vez más familias se suman a estos círculos de solidaridad, empujados por la suba de los servicios, tributos, aquifers y la amenaza de un salario enflaquecido”, reza el comunicado. Las observaciones surgen del intercambio entre las organizaciones barriales y comunitarias.

Los colectivos informaron que en el Municipio de Piriápolis se sirven 1.350 porciones y 200 meriendas por semana. El abastecimiento de alimentos en las ollas y merenderos depende de las donaciones de la comunidad y de las organizaciones sociales. También del Municipio de Piriápolis, que aporta la carne, pero el compromiso expira el 30 de agosto, advierten.

“Este país, que se infla el pecho por su ‘seguridad jurídica’ a la hora de prendar nuestra soberanía a las inversiones extranjeras, no puede o tal vez ni siquiera quiere contemplar el derecho al alimento y a la vivienda de un amplio sector de la población”, señalan.

El texto compartido a través de las redes sociales hace un paralelismo entre la escena actual y el hito histórico de 1811 conocido como la Redota. “El tiempo ha pasado y las circunstancias parecen repetirse 200 años después. Cualquier persona que observe y aprecie un fogón de una olla popular visualizará una serie de elementos que conmueven por su similitud”, expresaron.

Para los colectivos, la Redota significó la sublevación del pueblo a la “dominación y esclavitud”, al precio alto del “hambre y la miseria”. “Aquel héroe rebelde [José Gervasio Artigas] fue encarcelado en bronce y su frío corazón ya no late en estas tierras, una obviedad que los historiadores no han advertido oficialmente. Su silueta metálica es cagada por las palomas de la plaza y su ideario corre la misma suerte”, dispararon.

Por otra parte, compararon el éxodo del pueblo oriental con la falta de acceso a la vivienda de los sectores más empobrecidos: “Al igual que en 1811, muchos orientales deambulan por su tierra sin poder asentarse”. En ese sentido mencionaron los desalojos y realojos, así como la persecución a muchas familias “a las que en los hechos no las protege ningún amparo constitucional”.