“Siempre trato de ir por un camino seguro, pero nunca olvidando las pasiones, porque las ganas de vivir están cuando el corazón arde y eso es haciendo lo que nos gusta”, piensa Franco Frondoy, estudiante de bachillerato artístico del liceo 1 de Young, Río Negro, frente a su obra, que estará expuesta durante un mes en una sala del Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry (MACA), a unos pasos de las obras de los uruguayos María Freire y José Pedro Costiglione.
La obra de Franco es una trilogía compuesta por esculturas sobre las inquietudes existenciales del artista. La primera se llama “Autoconocimiento” y está compuesta por tres discos de aluminio, que se insertan sobre un hierro contorneado -parecido a una columna vertebral- y apoyado sobre una base oxidada. “Es lo más bajo, es por donde el ser humano comienza”, señala. En el medio está “Comprensión”, un busto de arcilla con una cara sin ojos que, sin embargo, parece mirar hacia el cielo. Y, por último, llega “Visión”, una escultura de mármol blanco -un material que nunca había utilizado- que representa la parte superior de la cara en estado de contemplación y con el entrecejo sutilmente arrugado.
Franco vive en el campo a 40 kilómetros de Young, cuenta. Dice que el arte siempre estuvo con él, pero que “siempre lo estás descubriendo”. A futuro tiene claro que quiere irse “a todo” por su pasión, que le gustaría poder vivirlo a diario, que le gustaría “vivir del arte”. Cuando se le dé la posibilidad estudiará en Bellas Artes, cuenta. Ahora tiene que trabajar y tratar “otros asuntos pendientes”. Aunque afirma: “Voy a seguir con esto”.
Franco es uno de los 25 estudiantes de liceos públicos que se reunieron en Maldonado, entre el 31 de marzo y el 3 de abril, en el Encuentro de Jóvenes Creadores, la VIII bienal organizada por la Fundación Pablo Atchugarry y la Inspección de Arte y Comunicación Visual de la Dirección General de Educación Secundaria. Los adolescentes fueron seleccionados por sus docentes, quienes los acompañaron en esta instancia.
Julieta Acosta dice que para ella el arte es un “estilo de vida”, y que el encuentro en la Fundación Atchugarry significó una reafirmación de su vocación. “La experiencia fue un incentivo para seguir en este camino”, asegura. Y agrega: “Me sentí en libertad y sabía que hiciera lo que hiciera, sintiera lo que sintiera, iba a estar bien, que nada iba a ser juzgado”.
Con hierro, alambre y mármol hizo una escultura a la que tituló “La metamorfosis”. Es una idea que estaba en su cabeza desde hacía un tiempo y con la que no sabía qué hacer. Pensó en tatuársela en la piel. Finalmente, la sacó afuera. Se trata del viaje de la oruga: un hilo tenso se une a la base y llega a la cima, donde nace una mariposa de alas plateadas, cosidas entre sí y quemadas, quizás, por el sol. Abajo el capullo es un envoltorio hecho de nudos que cubren lo que la estudiante del Liceo Departamental de Flores denominó “la esencia del ser”. Se trata de un pequeño trozo de mármol, un elemento menos volátil que el metal.
Frances Cáceres dice que el arte se manifestó en ella cuando era una niña. Entonces solía rayar las mesas, los libros de su madre. “Eso fue creciendo y creciendo y llegó acá”, dice. En el MACA presenta “Oda al ser”, un cuadro que resalta por el uso de los azules, mientras que el rojo y el negro predominan en el resto de la sala. Es que es fanática de Van Gogh, cuenta. En el centro de la imagen se ve un busto y atrás otros tres, en una especie de trinidad iluminada por una esfera amarilla.
“En general pintar es mi palo, es por donde yo me muevo y me siento. Traté de probar escultura. Me gustó también. Pero la pintura en acrílico y en acuarela es por donde me va naciendo”, comenta la estudiante del Liceo Departamental de Maldonado.
“¿Qué hay en este lugar que nos hace querer volver una y otra vez?”, se pregunta la profesora Raquel Braz da Luz, del liceo 7 de Rivera. “No sólo los chicos se van tristes y nos dicen ‘no sé si podré volver acá alguna vez’. A los profes también nos queda eso de querer volver. Y creo que es porque aquí ellos encuentran su lugar, un lugar donde pueden sentirse libres para expresarse y compararse, no desde la competencia, sino sentir que están acompañados en un camino que es muy ancho”, expresa.
Leonardo Noguez, director del MACA, cuenta que los jóvenes “pudieron conocer de primera mano que hay un camino posible en el arte, que hay un lugar inspirador, motivador, que es este parque de esculturas, este museo (MACA)”.
La experiencia incluyó recorridos por los museos del departamento como el Rally, Casa Pueblo, MACA y el paseo Esculturas de las Américas; y talleres de creación en los que participaron destacados artistas del Río de la Plata de la talla de Octavio Podestá, Pablo Atchugarry, Ignacio Iturria, Janinne Wolfsohn, Wilfredo Díaz Valdez, Gustavo Vázquez, Diego Santurio, Leandro Erlich y Gustavo Casenave.
La inauguración de la exhibición culminó con un recital de Hugo Fattoruso y la percusionista Albana Barrocas. En la previa a la llegada de los músicos, varios de los jóvenes aprovecharon para cantar, en un repertorio que incluyó temas de Gustavo Pena (el Príncipe) y Julieta Venegas.