El año pasado el terreno donde se situaba el centro de la Sociedad para la Conservación de la Biodiversidad de Maldonado (Socobioma) se puso a la venta. Por esa razón, la organización comenzó a recaudar dinero para contar con una sede propia y así alcanzar la independencia. Este jueves la veterinaria y directora, Lourdes Casas, junto a los 20 voluntarios de Socobioma, abrieron por primera vez al público las puertas del centro de rescate y rehabilitación, ubicado en Solanas.
“No teníamos recursos económicos para alimentar a los animales, el [antiguo] predio era impensable. Tuvimos diferentes conversaciones y podíamos ir al parque Medina, en San Carlos, pero no queríamos perder la independencia que tenemos”, relató Camila Massa, una de las voluntarias, durante la inauguración.
La campaña de recaudación comenzó en mayo de 2021 y, gracias a las donaciones, cuatro meses después Socobioma obtuvo 65.000 dólares para comprar el terreno y hacer la estructura. “La gente entendió lo que estábamos pidiendo y transmitiendo sobre la causa”, expresó la directora, y valóró que fue el puntapié para fortalecer el vínculo con la comunidad.
El nuevo centro fue construido por los voluntarios y cuenta con una enfermería, una piscina para los pingüinos y dos espacios en los que se alojan los animales marinos y los animales de monte, como los caranchos, lechuzas, zorros y zarigüeyas. “Creo que este es un paso muy importante para seguir ayudando a los animales. Socobioma es mi pasión, es algo que ya no puedo dejar. La gente dijo: 'El proyecto vale la pena, apoyémoslo'”, dijo Casas a la diaria.
El trabajo es sostenido con base en un grupo de 20 voluntarios, que se distribuyen las actividades de logística y rehabilitación de los pingüinos. Cuando los animales llegan al centro se les hace un chequeo general en la enfermería para identificar si sufre de alguna enfermedad y si requiere otro tipo de análisis, por ejemplo, una radiografía. Luego ingresan en cuarentena para evitar poner en riesgo al resto de los animales.
Si bien Socobioma recibe animales todo el año, la rehabilitación y liberación está muy vinculada con los períodos migratorios de estos. En el caso de los pingüinos, son liberados en invierno para que puedan nadar al sur en primavera. Las zarigüeyas, en cambio, son liberadas durante el verano.
No todos los animales que son encontrados en la costa requieren ser rescatados y rehabilitados, señaló Massa. Por ejemplo, los lobos marinos “a veces salen del agua porque tienen que descansar o porque están lastimados. Lo que se hace es monitorearlos ya que la gente los molesta o porque hay perros en la vuelta”, indicó. Socobioma pretende instalar un lugar especial para los lobos marinos, pero no han podido concretarlo debido a los costos.
Casas defiende que lo que se necesita para continuar adelante con el trabajo de Socobioma “es solidaridad para las demás especies y que generemos trabajo con empatía para que menos animales tengan que ingresar al centro”. Resaltó, además, que la mejor manera de ayudar a la Socobioma es “viniendo directamente a trabajar después de una capacitación”.
En relación con el aspecto económico, la directora dijo que el costo diario “se centra en la alimentación”, ya que los pingüinos son la especie más costosa de mantener. “El ingreso de animales está limitado a nuestros ingresos, es triste pero no hay forma, si no los podemos solventar, no podemos ingresarlos”, explicó.
Giuseppe Radice es voluntario y fue uno de los que colaboraron con la construcción. Trabaja cuatro horas por día en Socobioma en el cuidado de los animales y participa en los rescates. “La parte que más me gusta es estar con ellos, ver cómo evoluciona el animal día a día, cómo se está sintiendo, ver su mejora”, manifestó. “Siempre quedo sorprendido [en la liberación] porque les abrís el corral y no miran atrás, sino que siguen su camino. Eso es lo más lindo de la naturaleza”, reflexionó.
Para Radice, Socobioma significa una “segunda oportunidad que los animales merecen”. “Creo que la fauna silvestre está muy abandonada y que está en nosotros darle otra oportunidad para que puedan seguir. Son muy pocos los animales que ingresan por causas naturales, siempre es por falta de alimento, por petróleo, por golpizas o porque un perro de alguien se soltó y los mordió. Las estadísticas que manejamos [en Socobioma] dicen que en la mayoría de los casos llegan por causas de los humanos”.
Massa, en tanto, recordó que su primer contacto con la ONG fue a los ocho años. “Hubo un derrame y aproximadamente 200 pingüinos empetrolados a la misma vez. De chiquita ya me movilizaba mucho el tema del medioambiente y el cuidado de los animales. Estuve vendiendo pins y calcomanías para recaudar dinero”, contó.