Desde 2021, los vecinos del barrio La Loma que viven junto a la cañada del Paseo de La Aguada reclaman a la Intendencia de Maldonado (IDM) que construya un muro de contención para evitar que el curso de agua erosione sus terrenos y afecte sus residencias.
Sin embargo, según denunció el edil frenteamplista Joaquín Garlo, la situación permanece incambiada y cada lluvia torrencial provoca “estragos estructurales en sus viviendas y arrasa con parte de sus terrenos”.
Al exponer el caso en la pasada sesión de la Junta Departamental, Garlo explicó que la histórica cañada atraviesa una manzana y que desde hace ya muchos meses los vecinos han denunciado que “el curso de agua socava los padrones linderos y pone en riesgo de derrumbe las construcciones” allí ubicadas.
El edil recordó que la Dirección General de Gestión Ambiental de la IDM realizó inspecciones y constató la veracidad de las denuncias de los vecinos, e incluso prometió una intervención concreta que implicaba una obra importante. “Sin embargo, hasta el día de hoy no se ha concretado ninguna intervención y persiste el deterioro”, advirtió.
Daños económicos para los afectados
En 2023 la directora de Ambiente de la IDM, Bethy Molina, firmó un informe donde señalaba la necesidad de “ingresar con maquinaria a la cañada, a efectos de reperfilar los taludes y colocar piedras para estabilizarlos”. Entonces dejó por escrito, en el expediente del caso, que “las obras pertinentes comenzarían en la primavera de ese año”, pero nada ocurrió.
Además de perder parte de sus terrenos, los vecinos enfatizan que también han perdido mucho dinero en arreglos provisorios y pagos de contribuciones inmobiliarias de metros de terreno que ya no tienen.
En diciembre de 2023, los vecinos Juan Panunzio y Jeovana Silva denunciaron el caso a la diaria, aportando sus testimonios y registros fotográficos sobre el estado de su vivienda a raíz de un problema que denuncian desde hace años.
Residentes en la calle Belice, entre Joaquín de Viana y Cuba, también aportaron a este medio documentos sobre los estudios que realizaron profesionales contratados para fortalecer sus denuncias ante la comuna.
El origen del problema, sostienen, viene desde 2014, cuando la IDM preveía construir un paseo peatonal en esa parte de la cañada. Silva relató que ese año la maquinaria municipal hizo movimientos en el cauce y sacaron arcilla para instalar tubos, como parte de una obra que nunca se concretó.
“Al mover esto, la cañada se agrandó. Vienen los pluviales de la parada 25, los de Roosevelt, y es una correntada impresionante que lleva todo lo que encuentra al paso”, enfatizó la mujer, quien además narró los desesperados intentos de otros vecinos por frenar el deterioro.
Ahora Garlo retomó el tema y reclamó a la IDM que, “de una vez, dé una solución definitiva a estos vecinos que se están viendo afectados por un curso de agua cuyo mantenimiento y conservación y, en definitiva, atención dependen de la administración departamental”.