Durante el [Plan Invierno 2025 y la alerta roja emitida por el gobierno, a través del Sistema Nacional de Emergencias, se abrieron dispositivos de contingencia, además de los refugios ya existentes. Según informó la directora departamental del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), Paula Caballero, en ese período asistieron “158 personas en situación de calle, aunque los datos del Ministerio del Interior [MI] arrojan que en total hubo 200 personas” a la intemperie en el departamento.

Esto da cuenta de que “hubo varias personas que, si bien fueron abordadas por el MI, no quisieron voluntariamente ir a un refugio”, explicó Caballero. Actualmente, funcionan el refugio ubicado en Bulevar Artigas, en la capital departamental, que permanece durante todo el año y es mixto, por el que “transitan 58 personas diariamente”. A este se suman el refugio en el Museo Jacinto Vera de Pan de Azúcar, con “un promedio de entre ocho y diez personas”, y otro ubicado en el centro de San Carlos, con capacidad para 15 personas. Los refugios de la Base Aeronaval y del Batallón de Ingenieros 4 de Laguna del Sauce cerrarán a fines de este mes.

Caballero informó que hasta el miércoles 8 “hubo 110 personas en los refugios del departamento”, lo cual significa “una disminución” en comparación con las que hubo durante la alerta roja y el Plan Invierno. Atribuyó el hecho a la migración hacia otros departamentos o a la búsqueda de “otras estrategias”, a veces por trabajos zafrales que encuentran en otras zonas“. Sin embargo, entiende que en verano “así como algunos se van, otros pueden venir, y eso sigue siendo un desafío”.

Falta otro refugio anual

Caballero dijo que “se proyecta la necesidad de que Maldonado cuente con otro dispositivo anual”, más allá del refugio ubicado en Bulevar Artigas, ya que cuando culmina el Plan Invierno se cierran progresivamente algunos, y “nos quedamos con poca capacidad de respuesta”. Igualmente, señaló que “sólo abriendo más dispositivos no solucionamos la problemática de fondo”, aunque sí permite “dar una cobertura parcial de estadía y alimentación”.

Si bien aclaró que “todavía no hay líneas de acción definidas, porque es un proceso dinámico y cambiante”, propuso que la política pública “trabaje la individualidad de la persona en situación de calle más allá de su condición de estar en calle”, y en la “interinstitucionalidad, mancomunidad y con la sociedad civil en general” para abordar también la salud mental, el trabajo, el consumo problemático de sustancias y las redes de contención.

La situación de calle “no sucede de un día para otro”, sino que es producto de “un daño individual y de la afectación de núcleos familiares o de la convivencia”, opinó. Contó que hay jóvenes y adultos, de entre 20 y 35 años, que “muchas veces van por las oficinas del Mides en busca de trabajo, no encuentran, y transitoriamente quedan en la calle”.

Por lo tanto, consideró que “falta reforzar los equipos técnicos del Mides que puedan trabajar en el acompañamiento de salida de la situación de calle”. De hecho, a nivel departamental “no hay Equipo Calle”, admitió. La jerarca espera saber “con qué fondos e insumos va a contar el ministerio para aportar a la política pública” y la colaboración de otros ministerios y la Intendencia de Maldonado [IDM]”, en el marco del presupuesto departamental que se votó días atrás.

Estrategia nacional para abordar la situación de calle

Este viernes, en el 5° piso del edificio de la IDM, se llevó a cabo en Maldonado el primer encuentro a nivel país de la Estrategia Nacional Integral para el Abordaje de la Situación de Calle, organizado por el Mides.

El ciclo apunta a generar acciones entre los diferentes centros de atención, niveles de gobierno, sectores educativos y académicos, empresas, sindicatos y cooperación internacional. Para eso, hubo mesas de trabajo y un plenario general al final de la jornada, que contó con autoridades departamentales.

Además, participaron de la jornada 20 personas en situación de calle de Maldonado para “aportar su propia mirada y decir lo que sienten y piensan”, informó Caballero. Si bien el foco fue la situación de calle, también se abordó la salud mental, el consumo problemático de sustancias y el mercado laboral.

La idea es “pensar la situación de calle como parte de una política pública” y su abordaje integral en conjunto con la Administración de los Servicios de Salud del Estado, la Junta Departamental de Drogas, la IDM, los municipios y los ministerios del Interior, Defensa Nacional y Salud Pública.

Preocupan asentamientos, trabajo e inseguridad alimentaria

Por otra parte, en agosto de este año se instaló la Mesa Interinstitucional de Políticas Sociales, coordinada por la dirección departamental del Mides. Caballero dijo que están en la etapa de generar un “diagnóstico, elaboración y ejecución”. En setiembre se trabajó en salud de calle, salud mental, ciclo de vida y descentralización, con la idea de elaborar una agenda conjunta que sea trasladada al Consejo Nacional de Políticas Sociales.

Además de la situación de calle, preocupa en Maldonado la necesidad de dar respuestas ante el aumento exponencial de la población y “la geografía olvidada en los costados de Maldonado, con el crecimiento de los asentamientos y el aumento de la población infantil”, dijo Caballero. El departamento tiene “un buen nivel de empleo con relación a otros”, pero se requieren “acceso a empleos de calidad, formales, a primeras experiencias laborales y al empleo en la juventud”, agregó.

Otro de los elementos es la inseguridad alimentaria, para lo cual se trabaja junto con el Instituto Nacional de Alimentación, el Ministerio de Defensa Nacional y los municipios en la elaboración de viandas para la población en situación de calle. Caballero informó que “se amplió un sistema de viandas para la educación media superior” y que se ampliarán los comedores estudiantiles a través del Programa de Alimentación en Educación Media.

Por último, insistió en la importancia de abordar la atención en salud mental, que “transversaliza todos los programas”, y que “no es sólo desde una mirada médica, sino entendida como la importancia de contar con espacios de participación comunitarios que amplíen la circulación social y que mejore también la salud en ese aspecto de quienes vivimos acá”.