En las elecciones del domingo, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, se postulará a un quinto mandato –el cuarto consecutivo– como mandatario del país, y el segundo con Rosario Murillo, su esposa, como vicepresidenta. Contra él competirán cinco aspirantes, mientras que otros siete dirigentes que planeaban ser candidatos quedaron fuera de competencia y actualmente cumplen prisión preventiva, acusados de “traición a la patria”. Es el caso de Cristiana Chamorro, que se perfilaba como la principal rival de Ortega en algunas encuestas, así como los de Arturo Cruz, Félix Maradiaga, Juan Sebastián Chamorro, Miguel Mora, Medardo Mairena y Noel Vidaurre.

A los cinco candidatos que fueron habilitados para competir algunos los llaman “zancudos”, un término despectivo que indica que son aliados de Ortega y se postulan para legitimar estas elecciones a cambio de recibir cargos públicos posteriormente. El diario nicaragüense Confidencial, acérrimo opositor del gobierno, utiliza con frecuencia este término para referirse a los candidatos opositores y señala que en sus listas incluyen decenas de candidatos “de relleno”, entre ellos familiares de otros postulantes, en lugar de políticos que hayan tenido actividad como tales.

Según ese medio, 53 de los nombres que figuran en las listas son de hermanos y hermanas de otros candidatos a diputados, y cuatro más pertenecen a su padre, madre o hijo. A estos se agregan otros cuatro que son padre, madre o hijo de los candidatos presidenciales. En total hay 61 personas en esa situación, muchas de ellas en puestos de poca relevancia o como suplentes.

“No me pueden llamar ni colaboracionista ni zancudo porque estoy limpio”, dice Marcelo Montiel, uno de los candidatos que se postulan a la presidencia en estas elecciones, en su caso por el partido Alianza Liberal Nicaragüense. Su antecedente en la política electoral fue la candidatura a diputado de 2011, aunque no consiguió la banca, según los datos de la agencia de noticias Efe. Otro postulante a la presidencia, Walter Espinoza, del Partido Liberal Constitucionalista, sí ocupa una banca de diputado, y también fue concejal de Managua.

Un tercero, Víctor Osorno, es legislador, líder religioso y exintegrante del Parlamento Centroamericano. Este último cargo lo obtuvo por una alianza que lideraba el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional. El domingo se postulará por el sector Camino Cristiano Nicaragüense.

Otro candidato es Mauricio Orué, un pastor evangélico, abogado, psicólogo y diputado, que en el Parlamento suele apoyar al oficialismo, quien se postula por Partido Liberal Independiente.

El más joven de los candidatos es Gerson Gutiérrez Gasparín, un abogado y escribano de 29 años, que compite por la Alianza por la República. Según citó Efe, el dirigente defiende la credibilidad de estas elecciones y afirma que “el gran problema con nuestros apreciados amigos de la comunidad internacional es que sólo escuchan a una parte de ciertos grupos denominados de oposición y, al escuchar sólo una parte, tienen un concepto o una versión sesgada”.

Una peculiaridad de las elecciones del domingo en Nicaragua es que no contarán con observadores internacionales. El gobierno anunció que no aceptará que la Organización de Estados Americanos observe el voto en su país “después de su participación en un golpe de Estado en Bolivia”, en 2019, dijo el canciller nicaragüense, Denis Moncada. Tampoco habrá observadores del Centro Carter, una organización estadounidense que participa en calidad de observadora en muchos procesos electorales en el mundo.

Por su parte, la Unión Europea (UE), que con frecuencia envía equipos de observación a la región, descartó su presencia en Nicaragua. “Allí no vamos a mandar ninguna misión de observación electoral porque el señor Ortega ya se encargó de encarcelar a todos los opositores políticos que se presentaban a las elecciones”, dijo el alto representante de la UE para la Política Exterior, el español Josep Borrell.

En lugar de observadores, las elecciones contarán con 170 “acompañantes electorales”, que están presentes como invitados y no para escrutar de manera rigurosa o independiente el proceso. En un foro virtual, una integrante del Consejo Supremo Electoral nicaragüense, Mayra Salinas, dijo que “el acompañante internacional es como el amigo que llega a tu casa, que vos invitas para que llegue a tu casa y pueda acompañar en un proceso de compartir, de ver, de disfrutar, de conocerlo y que pueda hacer recomendación”, mientras que “los observadores electorales quieren estar por encima de tu proceso nacional”.

De acuerdo con Efe, participan como acompañantes electorales representantes del Movimiento del Socialismo Allendista de Chile, del Partido Comunista de España y del Partido Comunista de Argentina.