“No podemos postergar el día en que la paz sea definitivamente un deber”, dijo el presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición sobre lo ocurrido en el conflicto armado de Colombia, el sacerdote jesuita Francisco de Roux.
El informe final de la comisión fue presentado este martes por De Roux en el teatro Jorge Eliécer Gaitán de Bogotá y entregado al presidente electo, Gustavo Petro, quien asumirá su mandato el 7 de agosto. El actual presidente, Iván Duque, no asistió a la ceremonia, a la que concurrieron representantes de las víctimas y decenas de invitados.
La Comisión de la Verdad comenzó a funcionar oficialmente el 29 de noviembre de 2018, en el marco del acuerdo de paz firmado entre el gobierno y la guerrilla de las FARC, y tiene plazo hasta el 29 de agosto para dar a conocer su trabajo. El martes hizo público uno de los capítulos, el de sus síntesis, hallazgos y recomendaciones.
Entre esas recomendaciones se encuentran las de reconocer y reparar a las más de nueve millones de víctimas del conflicto armado; implementar de manera integral el Acuerdo Final de Paz; y que el Estado tome la iniciativa para impulsar la paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y otros grupos armados, según informó el diario colombiano El Espectador. Para garantizar la reparación a las víctimas, la comisión llama a ajustar la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras de 2011 y dotarla de mayores recursos, que podrían provenir de un impuesto transitorio y de fondos presupuestales.
En cuanto a las organizaciones armadas como el ELN, las disidencias de las FARC y otros grupos, el informe las llama a “escuchar el clamor del pueblo que pide parar la guerra ya desde todos los lados y ponerse en la ruta del diálogo hasta llegar a la paz”. A su vez, convoca a la Justicia a “frenar la impunidad” y proteger a funcionarios judiciales y víctimas.
El documento asigna “al Estado, la sociedad y, particularmente, al empresariado de los grandes proyectos industriales y financieros” la responsabilidad de “dar prioridad a la garantía de las condiciones de bienestar y vida digna de las personas y las comunidades” para “superar las desigualdades estructurales que hacen de este país uno de los más inequitativos del mundo en la concentración de los ingresos, la riqueza y la tierra”.
Convoca también “a todos los colombianos” a reconocer el papel de los campesinos y “asegurarles la distribución equitativa de la tierra, la prevención y reversión del despojo” y las “condiciones que necesitan para el cuidado de los ecosistemas, del agua, de la tierra y de las especies nativas”. Los llama además a “superar el racismo estructural, el colonialismo y la exclusión injusta” que han sufrido indígenas y afrocolombianos, más afectados por el conflicto armado que otros sectores de la población.
Según el diario colombiano, otras recomendaciones del informe final son la creación de un Ministerio de la Paz, terminar con el prohibicionismo en la política contra el narcotráfico y establecer una política de memoria para que el conflicto armado no se repita. Recomienda, entre otras medidas, la creación del Museo de Memoria de Colombia, que asumiría parte de las tareas de la propia Comisión de la Verdad.
Esta comisión, que estudió más de 10.000 propuestas en sus tres años y medio de funcionamiento, presentó también como una de sus conclusiones la necesidad de un cambio en las instituciones militares y policiales para garantizar una transición a la paz. Propone separar a la Policía del Ministerio de Defensa, y pasar a control civil independiente del gobierno las actividades de inteligencia.
Al recibir el informe, Petro dijo que leerá las recomendaciones que se le hacen al Estado y afirmó que este documento “es la posibilidad de una paz grande y de una paz integral”. El presidente electo agregó: “Cortar los ciclos de la venganza es lo mismo que cortar los ciclos de la violencia. Entonces, la verdad tiene un sentido, que no es el de la venganza, sino el del diálogo, del acuerdo, de la convivencia, la reconciliación. Este gobierno podrá tener un éxito y estas recomendaciones podrán ser eficaces si convertimos los espacios de la verdad en espacio de reconciliación”.
Falsos positivos
En su discurso, De Roux se refirió a los asesinatos de más de 6.400 civiles que fueron presentados como guerrilleros muertos en combate por el Ejército, los llamados “falsos positivos”. Dijo que “si hubieran sido diez falsos positivos sería gravísimo, si hubieran sido cientos sería motivo para pedir un cambio de ejército. Fueron miles y es una monstruosidad [...] Se trataba de un comportamiento corporativo persistente”. “Más de mil familias acudieron a nosotros para contar sus relatos. Los destrozaron un grupo de personas que presentaron como triunfo lo que era intrínsecamente macabro”, afirmó.