Recorrer los 70 años de la monarca en el trono llevaría muchos tomos, pero se puede destacar algunos acontecimientos. De hecho, para muestra basta un botón: la reina de Inglaterra ha visto pasar a 15 primeros ministros de Reino Unido y trabajó junto a figuras como Winston Churchill y Margaret Thatcher.

Asumió el trono el 6 de febrero de 1952, a sus 25 años, algo que no estaba previsto en su familia cuando nació, ya que su padre, el rey Jorge VI, sólo llegó al trono porque en 1936 abdicó su hermano Eduardo VIII. La coronación, tal como lo dicta el protocolo, fue luego del período de luto y se celebró en la abadía de Westminster; fue la primera vez que se televisó y transmitió una coronación a escala internacional.

Winston Churchill y la  reina Isabel II en Londres. (archivo, abril de 1955)

Winston Churchill y la reina Isabel II en Londres. (archivo, abril de 1955)

Foto: AFP

Elizabeth, o Lilibet, como la llaman sus familiares, fue educada por docentes particulares, como se estilaba en la época, una de las tradiciones que rompería luego cuando decidiera mandar a sus hijos a estudiar a colegios. Además continuó la tradición de educación militar y se formó como conductora y mecánica.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Isabel II ingresó al Servicio Territorial Auxiliar de Mujeres como segunda teniente, y así se convirtió en la primera mujer de la familia real en trabajar con las fuerzas armadas a tiempo completo.

Paralelamente en ese período, durante el reinado de su padre, se disolvió el Imperio británico. En 1947, la India británica se convirtió en India y Pakistán y el rey dejó de ser su emperador. De esta forma surgió la Mancomunidad de Naciones que reúne actualmente a 54 países soberanos que comparten lazos históricos con Reino Unido.

Entre las labores que tuvo la monarca durante sus años activos fue ser la presidenta o patrona de más de 600 caridades que cubren diferentes áreas sociales como el arte y la cultura, la salud, la ciencia y la tecnología o la preservación del ambiente.

Entre guerras y conflictos

Una de las guerras en la que estuvo más involucrada fue la de Malvinas, ya que su hijo Andrés, su predilecto, sirvió en las fuerzas armadas británicas en el conflicto entre Argentina y Reino Unido desatado en 1982. Otras guerras en las que se vio involucrada fueron la de Sinaí en 1956 y la guerra del Golfo en 1990.

Dentro de su propio país estuvo involucrada en las negociaciones para mantener la unión entre los países de Reino Unido. También bajo su reinado sucedió el atentado en el metro de Londres en 2005, cuando murieron 56 personas y 700 fueron heridas, y los ataques en 2017 en el Puente de Londres, donde murieron ocho personas y 48 fueron heridas.

En 2016 también vivió el brexit, cuando se votó la salida de Reino Unido de la Unión Europea, algo que se concretó el 1º de febrero de 2020. La reina se involucró personalmente para intentar cerrar la brecha y llamando a la calma en sus apariciones públicas.

Una familia polémica

La monarca se casó con Felipe de Grecia y Dinamarca, duque de Edimburgo, el 20 de noviembre de 1947, a pesar de las protestas de su familia por la relación de las hermanas del duque con generales nazis. Con él tuvieron cuatro hijos: Carlos, príncipe de Gales y actual monarca, Ana, princesa real, el príncipe Andrés de York y el príncipe Eduardo, conde de Wessex. Es la abuela de los príncipes Guillermo y Harry, Peter y Zara Philips, Beatrice y Eugenie de York y Lady Louise y James Mountbatten-Windsor.

La familia real nunca estuvo lejos de las polémicas. Directamente el matrimonio de la reina con el duque de Edimburgo estuvo lleno de especulaciones de infidelidades, pero en los años el interés fue exponencial cuando Carlos se divorció, tras 15 años de matrimonio, de la princesa Diana, algo que la reina intentó evitar a toda costa. El divorcio marcó buena parte de las relaciones de los hijos de la reina: el príncipe Andrés y su esposa, Sarah Ferguson, se separaron en 1992, el mismo año en que lo hizo su hija Ana del capitán Mark Phillips.

La muerte de la princesa Diana de Gales marcó otro hecho de gran repercusión para la familia en 1997. La reina ordenó llevar a cabo un cortejo fúnebre discreto y sin grandes acciones, algo que le costó una gran baja en su popularidad.

El Duque de Edimburgo y la reina Isabel fuera del Palacio de Kensington, recorren las ofrendas en memoria de Diana, princesa de Gales. (archivo, setiembre de 1997)

El Duque de Edimburgo y la reina Isabel fuera del Palacio de Kensington, recorren las ofrendas en memoria de Diana, princesa de Gales. (archivo, setiembre de 1997)

Foto: AFP

Años más tarde la polémica siguió atravesando la familia. Por marcar dos acontecimientos, se vinculó a su hijo el príncipe Andrés con el pedófilo Jeffrey Epstein, y su nieto el príncipe Harry decidió junto a su esposa, la actriz Meghan Markle, separarse de la familia real, tras acusarlos de ser racistas.

Otra polémica que ha estado desde hace años y es lo que más ha hecho sacudir la monarquía es su financiación. La familia real es dueña de varias propiedades millonarias, como el castillo de Balmoral, donde falleció la reina este jueves, tasado en unos 140 millones de dólares, o Sandringham House, tasado en 65 millones de dólares, además de colecciones de artes valuadas entre 91 y 221 millones de dólares. También están las inversiones privadas que hagan los miembros de la realeza, que no son públicas, aunque en 2017 se supo que la reina tenía inversiones millonarias en paraísos fiscales.

La reina Isabel II de Gran Bretaña, el 17 de mayo de 2022, en Londres.
foto: andrew matthews, afp

La reina Isabel II de Gran Bretaña, el 17 de mayo de 2022, en Londres. foto: andrew matthews, afp

Foto: Andrew Matthews, AFP

Pero la principal fuente de financiación, y que sigue creciendo, son los impuestos. Las monarquías reciben dinero de los contribuyentes y cada país lo calcula diferente, pero ninguna recibe más que la británica, que se calcula en unos 107 millones de dólares anuales. Algunos pueden decir que vale el costo tenerlas, porque se generan tantos ingresos por turismo y transmisiones de eventos, como los casamientos, que se recupera el dinero, pero en los hechos, fue el pueblo británico el que sostuvo el costo de los 96 años de vida de la reina y seguirá manteniendo el de sus herederos.