Este martes culminó la cumbre entre la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que reunió a los 33 países que integran la Celac y los 27 de la UE en Bruselas, desde este lunes. En la declaración final, los países se comprometieron a “renovar y seguir reforzando” la asociación birregional y condenaron la guerra entre Rusia y Ucrania, aunque este último punto generó rispideces entre los países participantes.

En relación al acuerdo UE-Mercosur, la declaración reconoce la “importancia del comercio abierto y justo basado en normas acordadas a escala internacional de las cadenas de suministro productivas y del acceso a los mercados, así como su contribución al fomento del desarrollo sostenible en sus tres dimensiones económica, social”. “Seguiremos reforzando y desarrollando las relaciones comerciales y de inversión entre la UE y los países y regiones de la CELAC” continúa el texto y agrega: “Tomamos nota de los trabajos en curso entre la UE y el Mercosur”.

Sobre este tema hubo una reunión el lunes entre los cancilleres de los países del Mercosur, Santiago Cafiero, de Argentina; Mauro Vieira, de Brasil; Julio Arriola, de Paraguay, y el uruguayo Francisco Bustillo, con el comisario europeo de Comercio, Valdis Dombrovskis, para evaluar la negociación del acuerdo. Luego del encuentro, se difundió un comunicado en el que se establece que las partes “reafirmaron su determinación de trabajar en pro de la celebración del acuerdo entre la UE y el Mercosur para finales de 2023, y de resolver todas las cuestiones pendientes de conformidad con las prioridades y preocupaciones de cada parte”.

Uno de los puntos de la declaración que generó mayor discusión fue el pronunciamiento sobre el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. La declaración expresa una “profunda preocupación” por la guerra “contra Ucrania”, “que sigue causando un inmenso sufrimiento humano y está agravando debilidades ya existentes en la economía mundial, limitando el crecimiento, aumentando la inflación, perturbando las cadenas de suministro, incrementando la inseguridad energética y alimentaria e intensificando los riesgos para la estabilidad financiera”.

Los países con vínculos políticos y económicos con Rusia plantearon sus diferencias. Mientras Nicaragua se manifestó en contra y negó su voto, Venezuela y Cuba exigieron cambios al texto y finalmente lo acompañaron, según informó France 24.

De acuerdo al medio, se eliminaron los pronunciamientos que se referían a “deplorar en los términos más enérgicos la agresión de la Federación Rusa”. En ese sentido, la declaración se limita a recordar las “posiciones nacionales específicas manifestadas” en otros foros como el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Entre otros aspectos sociopolíticos, la declaración reafirma “la promoción, protección y respeto de todos los derechos humanos y libertades fundamentales; el Estado de Derecho; la democracia, incluidas las elecciones libres y limpias, integradoras, transparentes”. Este aspecto fue abordado en una reunión el lunes entre representantes del gobierno y la oposición venezolana en la que dialogaron sobre el proceso electoral del año que viene en ese país. El objetivo del encuentro fue “aproximar posiciones entre gobierno y oposición para ver de qué manera se podrían hacer unas elecciones presidenciales que fueran inclusivas, democráticas, aceptables para la comunidad internacional y para los venezolanos”, explicó a la prensa el alto comisionado de la UE, el español Josep Borrell.

Varios puntos de la declaración refieren al desarrollo sostenible y la cooperación para mitigar los efectos adversos del cambio climático y la degradación medioambiental. En esa línea, la declaración recalca la importancia de que los “países desarrollados” cumplan con el compromiso adquirido de “movilizar con celeridad 100.000 millones al año para financiar la lucha contra el cambio climático en apoyo de los países en desarrollo, y de duplicar la financiación para la adaptación al cambio climático de aquí a 2025”. Las economías más poderosas asumieron este compromiso en 2009 y sigue sin cumplirse.

En otro de los puntos de la declaración, se destaca “la contribución potencial de la agenda de inversiones de la Global Gateway”, en el marco de la cual Uruguay firmó un convenio con la UE para la alcanzar la neutralidad climática en 2050. De acuerdo al texto, este programa “abordará las deficiencias de inversión en consonancia con las prioridades comunes de la UE y América Latina y el Caribe, con el objetivo de movilizar tanto la financiación pública como el capital privado a favor del desarrollo sostenible, lo que incluye la transformación digital, la educación, las infraestructuras sanitarias, la producción de energía, las perspectivas medioambientales, las materias primas y las cadenas de valor locales”.