El cese bilateral del fuego acordado en junio entre el gobierno de Gustavo Petro y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) entró en vigencia en la madrugada del jueves. Este cese de hostilidades se estableció por un período de 180 días, hasta el 29 de enero, y su cumplimiento será verificado por la Organización de las Naciones Unidas.
La guerrilla manifestó en un comunicado que aceptó este acuerdo “con el propósito de rebajar la intensidad del conflicto, contribuir a los alivios humanitarios y facilitar la participación de la sociedad en el proceso de paz”. Por su parte, la Defensoría del Pueblo, liderada por Carlos Camargo, insistió en que será fundamental en esta etapa que el ELN deje de reclutar menores de edad.
El inicio del alto el fuego coincidió este jueves con la instalación del Comité Nacional de Participación, una instancia que tendrá a su cargo instrumentar el involucramiento de distintos sectores de la sociedad en la construcción de un acuerdo de paz. El comité se instaló en un acto oficial en el que participaron unos 2.000 representantes de regiones y sectores sociales colombianos, además del presidente, Gustavo Petro, y los jefes de las delegaciones del ELN y del gobierno.
Petro dijo allí que “jamás en la historia contemporánea el ELN había llegado a esta posición, a hablar de frente en el corazón de Colombia” y “ante el Estado de Colombia, con el cual ha llevado una guerra que se remonta al año 1964”.
Para participar en este acto se hizo presente en la capital colombiana el jefe negociador del ELN, después de estar 31 años en la clandestinidad. “Es una confianza que yo esté aquí, ponerme en manos del gobierno. Yo llevo 31 años sin venir acá a Bogotá. Quiere decir que el ELN cree en este proceso y a esto hemos venido”, dijo Beltrán, cuyo verdadero nombre es Israel Ramírez Pineda.
En su discurso, el presidente colombiano recordó que “esta guerra ya lleva generaciones”, y que la mayoría de quienes iniciaron el conflicto ya murieron. “La juventud está viviendo la guerra de los abuelos y de los bisabuelos. Guerras y violencia heredadas. Una historia que tiene que resolverse”, dijo, y llamó a abrir paso a “un futuro que tiene que ser pacífico”.
“Cuando yo nací, en 1960, en América Latina, en Colombia, empezaban a circular una serie de consignas”, que “decían siempre más o menos 'vencer o morir', 'patria libre o muerte', 'libertad o muerte'”, recordó Petro. El mandatario –quien en su juventud formó parte de la organización guerrillera Movimiento 19 de abril, más conocida como M-19– dijo que esas consignas mostraban “una sensibilidad de aquellos tiempos: la revolución o la muerte. Estábamos dispuestos a morir, dispuestos a sacrificarnos”. Pero hoy “hay una sensibilidad diferente”, y “es la vida el concepto central revolucionario”, agregó el presidente, que relacionó esa noción con la necesidad de preservar el planeta y sus recursos naturales.
En representación del ELN dio un discurso Beltrán, que celebró la presencia de distintos sectores de la sociedad colombiana en el acto, e insistió en la necesidad de que todos participen en el proceso de paz para llegar a un acuerdo que trascienda los gobiernos.
“El momento que vive el país es de cambios. Aquí hubo un estallido social. La población, y en especial la juventud, se botó a las calles a pedir cambios. Se instauró un mandato de cambios a costa de muchos esfuerzos, sacrificios”, dijo. Agregó que “ese mandato de cambios lo recogió el gobierno de Gustavo Petro” y compromete también al ELN.
Señaló, por otra parte, que Colombia “tiene un nuevo gobierno, pero el viejo régimen está vivo, y su esencia es perseguir y exterminar”. Destacó que “en muchas regiones persisten grupos y bandas y carteles; es que los carteles dan mucho dinero, ellos no se van a salir de allí a las buenas”. Llamó a que esos grupos se sometan a la Justicia y que esto se complemente con “una política de drogas alternativa a la que fracasó en el país”. Beltrán insistió en la necesidad de resolver las causas del conflicto armado y llamó a “pagar primero la deuda social que la deuda externa”. Afirmó que “si esa deuda social no se paga, otro estallido social va a venir”.