El presidente estadounidense Joe Biden se reunió este miércoles en la Oficina Oval de la Casa Blanca, en Washington, con el mandatario electo Donald Trump, que lo sucederá en el cargo el 20 de enero

Los dos veteranos políticos, acérrimos adversarios durante los últimos ocho años, mantuvieron un encuentro del que no se revelaron mayores detalles, pero que tuvo un tono cordial, dejando atrás los duros insultos que se destinaron recíprocamente en muchas oportunidades. 

“Esperamos tener, como dijimos, una transición sin problemas, hacer todo lo posible para asegurarnos de que se les acomode lo que necesitan (...) Bienvenidos, bienvenidos de nuevo”, expresó Biden al recibir a Trump y a sus colaboradores. 

El republicano, por su parte, dijo: “La política es difícil, y en muchos casos no es un mundo muy agradable, pero hoy es un mundo agradable, y aprecio mucho una transición que sea tan fácil como sea posible, y lo aprecio mucho, Joe”. 

La transición entre las administraciones está comenzando, pero la inesperada contundencia del resultado enterró por completo cualquier polémica o especulación, poniéndole una barra de hielo a la tensión política que marcó los últimos años de Estados Unidos. 

Trump, en este momento en la cúspide de su carrera política, recibirá pacíficamente el mando de Biden, quien la está finalizando. 

Lo que vendrá es incierto, porque queda por ver si Trump en los hechos confirmará muchas aseveraciones que hizo durante la campaña electoral, que no sólo lo devolvió a la Casa Blanca, sino que marcó una gigantesca victoria para los republicanos, que, además del control del gobierno, también tendrán, al menos durante los dos próximos años, el del Congreso, ya que cuentan con mayoría en ambas cámaras. 

Satisfecho con su triunfo, que además implicará la extinción de todas las causas judiciales que pesan en su contra, Trump, después de las elecciones, bajó por completo su tono agresivo y, por ahora, los que están hablando por él son las figuras políticas que nombró para ocupar cargos relevantes en el próximo gobierno. 

En ese sentido, este miércoles, luego de algunos días de especulaciones, el magnate neoyorquino confirmó que Marco Rubio, representante por el estado de Florida, será el secretario de Estado, puesto que actualmente ocupa Antony Blinken. 

En un comunicado consignado por el portal político estadounidense The Hill, Trump dijo que Rubio es un “líder muy respetado y una voz muy poderosa por la libertad”. El líder republicano dijo sobre Rubio que era un “fuerte defensor de nuestra nación, un verdadero amigo de nuestros aliados y un guerrero intrépido”. 

Rubio, de 53 años, hijo de inmigrantes cubanos, es un miembro de alto rango del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, que en 2016 rivalizó con el mandatario electo en la interna republicana. Pero una vez que Trump asumió el cargo, se convirtió en un aliado clave de la Casa Blanca en la política hacia América Latina. 

Además, Rubio, considerado un conservador dentro de filas republicanas y que será el primer ciudadano estadounidense de ascendencia latina en comandar la diplomacia de la Casa Blanca, tiene una postura similar a la de Trump en varias cuestiones esenciales: es un ferviente pro israelí, está en contra de seguir apoyando a Ucrania en su guerra con Rusia y es sumamente crítico con China. 

En el contexto de nombramientos, Trump anunció el martes la creación del Departamento de Eficiencia Gubernamental, entidad que será liderada por Elon Musk, quien jugó un papel muy activo durante la campaña. 

El dueño de Tesla y Starlink, quien en la actualidad es además la persona más rica del mundo, estará al frente de un grupo de asesoramiento externo que tendrá como finalidad generar ahorros en el Estado, que se estima que pueden llegar a ser de dos billones de dólares.

Vale aclarar que, a pesar de su nombre, la entidad que presidirá Musk no es gubernamental, y su objetivo es, según palabras de Trump, “desmantelar la burocracia, los gastos innecesarios y reestructurar las agencias federales”. 

Eso puede implicar el despido de funcionarios, a quienes en alguna ocasión el futuro mandatario calificó de ser “burócratas deshonestos”.