En un contexto de crecientes tensiones entre los dos países, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China anunció la suspensión de las negociaciones con Estados Unidos sobre no proliferación nuclear y control de armas.

El vocero del ministerio, Lin Jian, manifestó que “la responsabilidad por esta situación recae totalmente sobre Estados Unidos” por venderle armas a Taiwán, territorio considerado una provincia china por Pekín y también por Washington, al menos formalmente.

El funcionario señaló que el gobierno estadounidense “ignora la firme oposición y las repetidas quejas de China” respecto de esa venta. Dijo que se trata de “acciones negativas” que dañan los intereses de Pekín, al mismo tiempo que deterioran el clima político entre los dos países y “socavan la confianza mutua”.

Agregó que el gobierno del presidente Xi Jinping está dispuesto a “mantener la comunicación” con Estados Unidos “a partir de un respeto mutuo, la coexistencia pacífica y una cooperación mutuamente beneficiosa”. Pero señaló que para que esto sea posible, Washington “debe respetar los intereses esenciales de China”, citaron las agencias Efe y Europa Press.

Días antes de hacer este anuncio, el gobierno de Xi había aprobado un paquete de sanciones contra empresas militares estadounidenses que venden armas a Taiwán.

A pesar de que Estados Unidos mantiene el reconocimiento a la política de “una sola China”, que considera a Taiwán parte de ese país, también emitió fuertes manifestaciones de respaldo al gobierno de la isla.

Una de esas señales, que generó una gran tensión con Pekín, tuvo lugar en agosto de 2022, cuando la entonces presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, la demócrata Nancy Pelosi, visitó la isla, se reunió con las autoridades locales y manifestó el “compromiso inquebrantable de Estados Unidos de apoyar la vibrante democracia de Taiwán”.

Si bien desde entonces hubo varios contactos e instancias de diálogo entre Washington y Pekín, también continuaron las señales de Estados Unidos de respaldo a Taiwán.

En mayo una delegación de legisladores demócratas y republicanos visitaron la isla y se comprometieron a fortalecer la capacidad de disuasión bélica de Taiwán frente a China, que días antes había desplegado maniobras militares masivas en torno a ese territorio.

Las maniobras tuvieron lugar después de que el 20 de mayo asumiera un nuevo gobierno en Taiwán, encabezado por Lai Ching-te, también llamado William Lai, que es considerado por China un dirigente “independentista peligroso”.

Según informó en ese momento la cadena CNN, durante la visita a la isla, el legislador estadounidense Michael McCaul, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, dijo que ese reciente despliegue militar chino era una “táctica intimidatoria para castigar la democracia”.

El legislador afirmó también que “el presidente Xi tiene ambiciones audaces y agresivas, y tenemos que hacer todo lo posible para que vea que el riesgo es mayor que la recompensa, que el riesgo es demasiado alto. Creo que la disuasión que proporcionaremos, y que estamos proporcionando con nuestra presencia hoy aquí, ayudará a evitarlo”.

Durante el encuentro, el presidente taiwanés, que en su discurso de asunción pidió que China dejara de “intimidar” a Taiwán, llegó a mostrarse con un sombrero de cowboy que le regaló McCaul, un político republicano de Texas.

El gobierno de Xi había manifestado su rechazo a esta visita, y uno de sus voceros, Mao Ning, había llamado a Washington a “dejar de interferir en los asuntos internos de China, dejar de apoyar y condonar a las fuerzas separatistas independentistas de Taiwán, y dejar de socavar las relaciones sino-estadounidenses y la paz y la estabilidad a través del estrecho de Taiwán”.

Cuando se acercan las elecciones de noviembre en Estados Unidos, la revista Bloomberg Businessweek publicó este miércoles una entrevista a Donald Trump, en la que el candidato republicano a la presidencia acusó a Taiwán de “haber tomado alrededor del 100%” de la industria de semiconductores de Estados Unidos. Según citó Efe, Trump reclamó: “Creo que Taiwán debería pagarnos por [su] defensa. No somos diferentes a una compañía de seguros. Taiwán no nos da nada. Taiwán está a 9.500 millas de distancia. Está a 68 millas de China. Una ligera ventaja, y China es una masa de tierra enorme, podrían simplemente bombardearla [...]. Ahora no quieren hacer eso porque no quieren perder todas esas plantas de chips”.