Meses atrás, unos 70 medios informativos llamaron a Israel a permitir que periodistas extranjeros ingresaran a la Franja de Gaza. “La prohibición efectiva de medios extranjeros ha impuesto a los periodistas locales una carga imposible y no razonable a la hora de documentar la guerra que están viviendo. Más de 100 periodistas han muerto [en Gaza] desde el inicio de la guerra y los que permanecen allí están trabajando en condiciones de extrema privación”, señalaba una carta firmada en julio por medios como The Associated Press, BBC, CNN, The Guardian, The New York Times y The Washington Post, citada por Democracy Now.

Aunque pasaron los meses, la prohibición sigue vigente y a estas medidas se sumaron otras, al tiempo que el número de periodistas asesinados en Gaza superó los 140.

Una de las decisiones del gobierno israelí fue la de cerrar la cadena Al Jazeera, uno de los pocos medios extranjeros con corresponsales en Gaza. Sus oficinas fueron cerradas y allanadas.

Esta semana, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) también dispuso el cierre de Al Jazeera en Cisjordania, una decisión que fue rechazada por la Asociación de la Prensa Extranjera en Israel y los territorios palestinos ocupados.

Según informó la agencia de noticias Efe, el martes el Sindicato de Periodistas Palestinos, con sede en Ramala, había acusado a Al Jazeera de publicar “discursos del odio” y “desinformación”. En particular, el sindicato afirmó que la cadena había utilizado “una imagen generada por IA que representaba un rifle no utilizado por las fuerzas de seguridad”, y cuestionó que recreara con actores una conversación entre un periodista y un policía. Pidió que terminara con estas prácticas, pero no solicitó su cierre, que la ANP dispuso el miércoles.

De acuerdo con Efe, la decisión responde al malestar de la ANP con la manera en que la cadena cubrió los enfrentamientos, que comenzaron hace casi un mes, entre sus fuerzas de seguridad y milicias que operan en el campamento de refugiados de Jenín.

“Cómo puedo alzar mi voz contra Israel, que cerró Al Jazeera y Al Mayadeen [un canal libanés cercano a Hezbolá], si ahora los palestinos están haciendo lo mismo”, dijo a la agencia una periodista palestina que integra el sindicato, Shuruq Asad.

En Israel, las medidas contra el derecho a la información van más lejos. Además de impedir el ingreso de periodistas extranjeros a Gaza y prohibir a Al Jazeera, el gabinete del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aprobó por unanimidad una iniciativa del ministro de Comunicaciones, Shlomo Karhi, para sancionar al periódico Haaretz, considerado uno de los más progresistas y críticos con el gobierno.

De acuerdo con la Deutsche Welle, la medida fue adoptada después de que el editor general de Haaretz, Amos Schocken, diera un discurso en una actividad organizada por el periódico en Londres. Allí defendió la solución de dos estados en Medio Oriente, y dijo que para alcanzarla habría que imponer sanciones a altos funcionarios del gobierno israelí por violar el derecho internacional y también a los colonos que ocupan tierras palestinas.

“No permitiremos una realidad en la que un editor de un periódico en Israel pida sanciones contra el país y apoye a los enemigos del Estado en medio de una guerra, y siga recibiendo apoyo financiero del Estado”, dijo Karhi.

Las medidas contra Haaretz implican utilizar el poder del Estado para asfixiarlo económicamente y dificultar su trabajo. Incluyen retirarle la publicidad oficial, cancelar suscripciones que mantenían varias dependencias estatales y que las autoridades se nieguen a hacer declaraciones. En un comunicado, Haaretz manifestó que la decisión “es un paso más en el viaje de Netanyahu para desmantelar la democracia israelí”, y agregó que “al igual que sus amigos Putin, Erdogan y Orbán, Netanyahu intenta silenciar a un periódico crítico e independiente”.

La medida fue rechazada por medios, periodistas y políticos. El dirigente opositor israelí Yair Lapid acusó a Netanyahu de haber lanzado un “ataque planificado y orquestado contra la prensa”, y recordó también el intento de privatizar la radiotelevisión pública Kan.

“¿En qué país, en qué tipo de país, el primer ministro habla en el Parlamento en contra de la idea básica de una prensa libre? ¿En qué tipo de país se califica de traición la crítica al gobierno, el papel más básico de los medios de comunicación?”, se preguntó Lapid.